El ingreso de 4355 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional a las reservas internacionales coincidió con la presentación del Informe de Política Monetaria del Banco Central. En ese documento la entidad aseguró que “cuenta con una posición robusta para enfrentar eventuales episodios de mayor volatilidad financiera, que en Argentina han coincidido típicamente con los períodos electorales”. Esto se debe a que en los últimos siete meses la entidad monetaria avanzó en la recomposición del stock de reservas y “perfeccionó la regulación cambiaria, incrementando el poder de fuego para preservar la estabilidad cambiaria”.
El informe precisa que desde comienzos de diciembre de 2020, cuando las reservas internacionales marcaron un mínimo de 38.600 millones de dólares, se acumularon divisas por 3400 millones. “Esta dinámica de recomposición de saldos, junto con el ingreso de la asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG) por parte del FMI para mitigar los efectos de la pandemia permitió que el stock de reservas internacionales se ubique en la actualidad en torno a los 46 mil millones”, precisó el Central.
El documento del BC detalla la visión del organismo sobre la coyuntura local e internacional de los próximos meses. En materia interna destaca el rebote de la producción: “La actividad económica retomó el sendero de recuperación en junio, tras el freno observado durante abril y mayo por la llegada de la segunda ola de contagios del coronavirus”.
¿Qué pasó con la inflación?
Indica, además, que “para contener los efectos económicos y sociales de esta segunda ola, el Banco Central y el Gobierno focalizaron sus medidas de estímulo en los estratos sociales más vulnerables y en la asistencia a empresas de las jurisdicciones afectadas”. Por el lado de los precios menciona que “la tasa de inflación mensual comenzó a desacelerarse gradualmente una vez que perdieron influencia los factores transitorios que aceleraron el ritmo de incremento de los precios”.
Entre los principales elementos que generaron tensión de precios en meses previos apunta “la suba del precio internacional de los alimentos y de los insumos clave de la producción, el dinamismo del precio de la carne y de ciertos bienes estacionales, y la recomposición de los márgenes durante la reactivación económica”. En julio se registró el nivel más bajo de inflación mensual desde septiembre de 2020.
El documento del Central también resalta que hubo un déficit fiscal más acotado y financiado en una mayor proporción por el mercado (es decir, colocaciones de deuda en moneda local del Tesoro). La expansión de base monetaria vinculada al sector público se ubicó en niveles similares a los de años previos, excluido el 2020. El principal factor de expansión durante el primer semestre del año fue la compra de divisas del Banco Central en el mercado de cambios.
Más créditos
Subraya, además, que “luego de varios meses de contracción hacia finales del segundo trimestre del año los medios de pago volvieron a expandirse en términos reales a partir de la recomposición de los salarios reales y las transferencias sociales”.
Las políticas de crédito fueron otro foco relevante de análisis asociado a las líneas de financiamiento productivas subsidiadas. Entre las principales fuentes crediticias se destacan los desembolsos de la Línea de Financiamiento a la Inversión Productiva. Desde su implementación y con datos al 31 de julio, los desembolsos acumulados de esos préstamos totalizaron 801.000 millones de pesos.
“El saldo de préstamos a Mipymes a precios constantes se mantiene por sobre el registro prepandemia, aunque con una caída en los últimos meses debido a la concentración de vencimientos de las líneas otorgadas al inicio de la pandemia”, detalló el Central.
La crisis global
Por el lado internacional, el documento de la autoridad monetaria indica como factor determinante la incertidumbre global. “Hacia delante, la recuperación global sigue enfrentando un conjunto de riesgos sanitarios, económicos y financieros".
Refiere también a que la desigualdad en la vacunación se traduciría en recuperaciones de ritmo también disímiles. "El espacio de política más reducido -sobre todo en países en desarrollo- dificulta la contención económica ante nuevas olas de la pandemia”, precisa.
Para agregar que el fuerte ritmo de aumento de los precios de activos bursátiles sigue presentando cierta desconexión de la economía real, y con ella el riesgo de una corrección.
"La misma podría materializarse, por caso, si la inflación en países avanzados llevara a una suba de tasas de interés mayor o más pronta que la esperada, con la consiguiente volatilidad sobre las condiciones financieras que enfrentan los países emergentes”, concluye.