Fernando Maximiliano Tobares fue asesinado de un disparo el 23 de junio de 2020, en la vereda de la casa de su tía, en el humilde barrio 26 de Marzo de la ciudad de Salta. Tenía entonces 13 años y su muerte fue la culminación de un enfrentamiento entre patotas en cuyo marco un grupo de cinco jóvenes y un adolescente entraron a la casa donde estaba el niño insultando y amenazando.
Fernando recibió el disparo cuando se encontraba apoyado en una pared al lado de la puerta de la casa de su tía. Uno de los hombres estaba amenazando con un arma a su sobrina, aparentemente el chico intentó correr para evitar la agresión y en esas circunstancias se produjo el ataque mortal. Fernando fue inmediatamente auxiliado por otro familiar, que lo llevó al Hospital Papa Francisco, pero falleció en el trayecto.
Ahora esos hombres están siendo juzgados por el juez de la Sala VI del Tribunal de Juicio, José Luis Riera. El debate oral comenzó el pasado martes, seguirá hoy con más testimonios y se prevé concluirá mañana, día en que se producirán los alegatos del fiscal penal Leandro Flores y las defensas, y se dará a conocer la sentencia.
En la causa Facundo Daniel Morales es el principal acusado, está imputado en calidad de autor del delito de "homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, el uso de arma de fuego y la participación de un menor de edad, amenazas con arma y portación ilegítima de arma de fuego de uso civil".
Los otros cuatro, Gabriel Ángel Tejerina, César Demetrio Morales, Nahuel Alejandro Morales y Gonzalo Emanuel Meriles, están acusados como autores del homicidio agravado.
El ataque, a tiros y pedradas, que terminó con la vida de Fernando fue la noche del 23 de junio del año pasado y fue el segundo de ese día. Estos hombres y un adolescente que entonces tenía 15 años andaban muy molestos, buscando al supuesto autor del robo de un par de zapatillas.
Según contaron los familiares de la víctima, antes el grupo, conocido como Los Antonianos, golpearon a otro pariente. Luego se retiraron pero poco después regresaron buscando a una prima de Fernando.
En su momento los vecinos señalaron que vivían situaciones de mucha violencia, con grupos enfrentados, y que no recibían respuestas de la Policía, a pesar de las denuncias realizadas.
Incluso, según publicó el diario El Tribuno, la madre de Fernando, Noemí Romero, se encontraba en el momento del ataque en la comisaría, denunciando la primera agresión. "Le había dicho a la Policía que iban a matar a alguien", dijo entonces su tía.