Un golpe en la panza. Seco, en la boca del estómago. Me dejó inmóvil, sin capacidad de reacción por unos segundos. Lo recuerdo perfecto, caminando en los pasillos del Recoleta. Era marzo de 2008, recién había cumplido 21 años, hacía un año hacía fotos y no entendía mucho, pero no había que entender demasiado.
Dos imágenes enormes, una al lado de la otra. La de la izquierda: un terraplén fotografiado desde abajo, una diagonal a media altura de la imagen como horizonte, interrumpido por el pasto crecido; un alambrado de fondo; dos tipos congelados en posición de bajar la pendiente, con los brazos abiertos y las piernas flexionadas, haciendo fuerza con los cuádriceps para disminuir la velocidad. Las apariencias te llevan a los setentas: uno peinado raya al costado, el otro con bigote, medio turco. Es una imagen llena de vida, el cielo bien azul de fondo, los rostros iluminados por el sol de mediodía, las sombras duras. La imagen de la derecha: otro terraplén con el pasto crecido, más desprolijo. El plano es muy similar al de la otra imagen: la línea que divide al terraplén y el cielo es un poco más recta, pero no importa. En esta imagen ya no hay más dos tipos bajando, hay uno solo, que baja el terraplén con la misma intensidad que en la otra imagen. El vacío adquiere un peso brutal. Es un zumbido fuertísimo que de repente empiezo a sentir en mi oído izquierdo. La foto está descompensada y yo me descompongo con ella.
Hoy, trece años después, diría que esta obra fue una gran maestra para mi trabajo y me marcó como fotógrafo a varios niveles. No es que mis fotos en estos años se hayan parecido a esta o a otras de Gustavo Germano, pero este proyecto me dejó de forma silenciosa en mi inconsciente muchas enseñanzas, y las quiero enumerar.
1.- Bien impresas, enormes, exhibidas: así es la forma en la que las fotografías puede conmover en su máxima expresión a un espectador. A diferencia de un libro, una exposición es efímera, pero el efecto que puede tener en un espectador puede perdurar indefinidamente.
2.- En las imágenes, muchas veces lo que no está dice mucho más que lo que se ve.
3.- Para qué buscar historias y temas para fotografiar en el otro lado del mundo. Nada mejor para un autor que explorar lo que lo rodea. Y nadie mejor que quien esté atravesado por un conflicto para contarlo.
4.- La fotografía no es simplemente ir, disparar y encontrar la imagen o la historia: si hay una idea anterior, si se piensa y se conceptualiza antes el resultado puede ser más potente.
5.- Lo estético, a veces, es involuntario o accidental: el tono de los setentas que tienen las imágenes de la izquierda en cada díptico de esa serie son un reflejo directo de una época, sin intervenciones.
6.- El tiempo en fotografía a veces es metafórico y otras veces literal, pero siempre es un elemento narrativo fundamental.
7.- La fotografía trabaja muchísimo más en un plano emocional que intelectual. Si necesita textos para ser comprendida, tal vez sea mejor elegir otro soporte para contar esa historia.
Me cuesta mucho responder la pregunta “¿por qué sos fotógrafo?”. Durante años busqué la respuesta a mi elección y solo encontré pistas muy vagas. Es una pregunta trascendental, y me sobrevuela en forma permanente. Siento que no tener una respuesta convincente me deslegitima, como si fuese un impostor con una cámara. Hasta que por momentos, solo por momentos, siento una paradójica correntada de alivio. Cuando fotografío el dolor, el de otros, pero sobre todo el mío, y cargo de sentido situaciones que estoy viviendo, les ofrezco una narrativa y logro encontrar algo de poesía en ellas, es como si por un instante todo se aclarase. En medio del sufrimiento tengo un breve suspiro de alivio, y eso es para mí la fotografía, y por eso fotografío.
Alejandro Kirchuk es fotógrafo y documentalista. Con su proyecto La noche que me quieras sobre la enfermedad de Alzheimer recibe el Primer Premio en la categoría Vida Cotidiana en el World Press Photo. Fue becario del Fondo Nacional de las Artes con su proyecto sobre fútbol como fenómeno social en Argentina y recibió la Beca Fulbright FNA, completando una formación en transmedia y realidad virtual en NYFA. También fue seleccionado para participar del Joop Swart Masterclass de World Press Photo. Hoy, divide su trabajo entre sus proyectos personales y encargos para clientes, entre los que se encuentran The New York Times y The Guardian, entre otros.