Ya se sabe que Boca y River nacieron en el mismo barrio. Tal vez por eso, en el pabellón Ocre de la Feria del Libro los stands de los dos clubes más populares de la Argentina están separados por un puñadito de metros. Si se pregunta que va a pasar el próximo domingo a las cinco de la tarde, a la hora del superclásico, los responsables de cada lugar coincidirán en que ese día es probable que no pase mucha gente. En el stand de River, lo primero que pusieron –ya desde las Jornadas Profesionales, antes de que se abriera la Feria para el público– fue una replica de la Copa Libertadores para que los visitantes se saquen una foto. Tres días después, los de Boca hicieron lo mismo, con un cartel que decía “no tocar” y que algún fana con vocación de poeta de tablón leyó como “La Copa, la Copa se mira y no se toca”. Y además pusieron a la venta copas y copitas libertadores e intercontinentales a modo de souvenirs. El creativo stand de Boca está coronado con una estructura de madera liviana con la forma de la Bombonera; los visitantes que pasan por ahí encuentran muchas ofertas de los libro más variados, sobre la historia, entre ellos Serás Rojitas de Héctor Sánchez que se presentará pasado mañana, a las 18.30.

Cerca de los stands de los primos está el de Newell’s (Rosario siempre estuvo cerca) y un poco más alejado el de Huracán, un club que tiene su lugarcito en la Feria desde hace muchos años. Hoy se presentará el libro Fútbol, la conquista de los sueños, del ex entrenador del club Néstor Apuzzo. Será en la Sala Jorge Luis Borges, a las 20.30.

Una curiosidad es que en el pabellón Azul el visitante se puede cruzar en los días de semana, cuando la afluencia es menor, a un joven vestido de futbolista haciendo “jueguito” e invitando a los que pasan por ahí a que hagan lo mismo. Se trata de uno de los once jóvenes (no es casual que sean justamente once) mendocinos, autores del libro de cuentos Mariandina, once muchachos apasionados por el fútbol y la literatura. También lo son los futbolistas Sebastián Saja, Pablol Aimar, Gustavo Lombardi, Nicolás Burdisso, Javier Mascherano y varios más que le dieron vida a Pelota de Papel, un libro en el que también participaron, escribiendo los prólogos periodistas y escritores. Uno de los coordinadores de esta idea fue Ariel Scher, autor este año de Deportivo Saer en el que también se entrecruzan el fútbol y la literatura. En el Diario de la Feria, una publicación gratuita que se reparte en la entrada, Ariel Scher relata que uno de los cuentos es Deportivo Saer, que habla de delanteros que se llaman Nadie, Nada y Nunca (emblemáticas referencias de Saer) “y toda la historia gira remitiendo a los libros de Saer”. 

“Lo que quiero mostrar es que el deporte y la literatura juegan seguido en el mismo equipo. Todos los cuentos están atravesados por esa búsqueda”, dice Scher. Siguiendo las huellas de su padre, Julián Scher produjo un libro en el que unió su amor por la Acadé y su compromiso con la historia social y política de nuestro país. Los desaparecidos de Racing. Se presentará junto con otros libros de la editorial Lamás Medulal, el próximo sábado a las 18.

“Son 11 o 30.000. O las dos cosas. O todo junto. O da igual porque, al fin y al cabo, 11 y 30.000 son símbolos de lo mismo. Son las ganas de gritar un gol o la tenacidad para caminar barrios en las mañanas de lluvia y de frío. Son los abrazos con la gente querida ante la gloria de ver a Racing campeón y son las asambleas para defender a rajatabla los derechos de los laburantes. Son actos de vida.(…)” dice Julián Scher en la introducción de un libro en el que cuenta la historia de once hinchas de Racing desaparecidos, entre ellos Roberto Santoro, escritor, poeta y periodista, y Alejandro Almeida, el hijo de Taty Almeida. 

“Es Racing. Y son pequeñas biografías. ¿Por qué la Academia? Por los mismos latidos fuertes que otros sienten por la camiseta que sea. Ojalá vengan los que indaguen más así horizontes y con fórmulas más cautivantes”, invita Julián Scher y remata con la potencia de su pluma: “Si la memoria incomoda, y está bien que así sea, la única certeza es que las historias, sin ocultar el dolor, van desde la alegría. Ser hincha y ser militante, ser militante y ser hincha, se trata en última instancia de arrimarse lo más seguido que se pueda a la felicidad. A la felicidad, que siempre es con otros”.