Los cartoneros y cartoneras de la Ciudad de Buenos Aires perciben un ingreso mensual promedio equivalente a 1,85 salarios mínimos, según un informe de la Fundación Friedrich Ebert que analiza todo el circuito de recuperación de los residuos sólidos urbanos que llevan adelante. Para alcanzar esa cifra deben recolectar 65 kilos de materiales por día.
El ingreso de los cartoneros y cartoneras se compone de dos partes, una fija y una variable. La parte fija representa el 54 por ciento del ingreso laboral total y la abona el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en base a lo acordado con las cooperativas. Así, el incentivo que perciben las cartoneras y los cartoneros funciona como un complemento a sus ingresos y opera como un sostén ante situaciones como la pandemia de la Covid-19. La parte variable representa el 46 por ciento restante y depende de la cantidad de material recolectado.
El informe, elaborado por los investigadores Ariel Bertellotti y Andrés Cappa, destaca que el componente variable incorpora un criterio distributivo: a partir de un promedio ponderado de los precios del total de los materiales recolectados por la cooperativa se descuenta un porcentaje menor para cubrir parte de los ingresos de clasificadores y operarios de planta.
Ahora bien, no todos los recolectores tienen estas condiciones laborales. La actividad se encuentra parcialmente regulada y reconocida por algunos gobiernos locales, entre los que se encuentra la Ciudad de Buenos Aires. ¿Por qué está parcialmente regulada? Porque en esta actividad hay dos circuitos: el de las cooperativas y el no formal. El de las cooperativas funciona en convenio con la Ciudad de Buenos Aires, por ende se encuentra regulada. El circuito, denominado “no formal”, integra a todas las personas que juntan material por fuera de la dinámica anteriormente mencionada.
Por otra parte, una encuesta realizada por la Faccyr en 2018, mostró que el 97 por ciento de los casos la recolección es la principal fuente de ingresos y, a su vez, la totalidad de los entrevistados manifestó trabajar los 12 meses del año.
Regularización del trabajo cartonero
Entre 2006 y 2007 se crearon los primeros Centros Verdes, entregados por el gobierno local en comodato a cinco cooperativas: Cerbaf y El Álamo en el Bajo Flores, Reciclando Sueños y Del Oeste en Villa Soldati y El Ceibo en Retiro. Estas primeras cinco cooperativas empleaban aproximadamente a 250 trabajadores del sector. En este período también se sancionaron otras leyes que apuntaban a consolidar un nuevo modelo de recolección de residuos bajo el paradigma de la Gestión Integral de Residuos Urbanos (Girsu). Las ordenanzas de Girsu establecieron el reconocimiento de los cartoneros como trabajadores y es una herramienta de defensa contra la discriminación y persecución. "Sin embargo, no necesariamente implican avances concretos en su inclusión al sistema municipal de recolección ni el cumplimiento de derechos laborales", detalla el informe. Ya que lo que perciben los cartoneros y cartoneras de aquella parte del salario variable es siempre por debajo del precio de importación.
El convenio que tienen los recolectores con la Ciudad implica importantes ventajas: menos horas de trabajo, el ingreso mensual fijo y un mayor precio obtenido por kilogramo a través de la comercialización colectiva de las cooperativas. “Estas ventajas, junto con el trabajo de concientización callejero de las organizaciones de base, hizo que la cantidad de cartoneras y cartoneros que trabajan bajo convenio haya ido aumentando, hasta alcanzar un máximo en 2015-2016, momento a partir del cual el sistema alcanzó un punto de saturación y la cantidad de trabajadores reconocidos en el Convenio se mantuvo constante” explica el informe.
Materiales e industria papelera
Se registra un total de 37 materiales diferentes, aunque la recolección se encuentra concentrada, tanto en cantidad como en valor en un conjunto de materiales específicos. “El cartón se destaca por ser el principal material recolectado, representando casi la mitad del valor total comercializado y el 46 por ciento del peso total. Luego se ubica el papel, en sus dos variantes: papel blanco (11 por ciento del valor, 7 por ciento de la cantidad) y papel de diario (11 por ciento y 12 por ciento, respectivamente). Le siguen en importancia el PET −tereftalato de polietileno− (19 por ciento del valor y 9 por ciento de la cantidad) y el vidrio de color (2 por ciento y 15 por ciento, respectivamente)”, según el informe.
El papel y el cartón representan el 70 por ciento de lo reciclado. El material reciclable de papel y cartón, conocidos como recortes, son un insumo fundamental en la industria papelera. La industria elabora sus productos cada vez más con productos reciclables, por una cuestión de costos, ya que el material reciclable es más barato. Por ende, hay un incentivo económico para las empresas de aumentar su proporción de producción en base a material reciclado.
“Aproximadamente, se consumen 1 millón de toneladas anuales de material reciclado, eso representa: el 60 por ciento de la cantidad producida final de papel y cartón y el 46 por ciento del CNA, es decir, el consumo en el país. Ese 46 por ciento representa la tasa de reciclados, del total que se consume de papel y cartón que luego se consume de nuevo en la industria, de ese porcentaje” explicó Andrés Cappa, investigador de la Ocepp.
Ahora bien, según datos del informe, el 92 por ciento que utiliza la industria papelera proviene de la recolección local. “En la organización de la cadena de valor hay una concentración muy grande en la etapa industrial y una atomización en la recolección. Esto implica que la recolección está dispersa, son actores pequeños, en cambio en la industria son pocos actores (Arcor y Smurfit Kappa) y comandan la cadena de valor o sea fijan las condiciones: cuánto, cómo y a qué precio”, afirmó Cappa.
El problema con el que se enfrentan hoy en día los cartoneros es que el precio interno del material reciclable (el precio a los que se comercia el cartón en las cooperativas) siempre es más barato que el precio de importación de esos materiales. Y esto es, sin dudas, conflictivo, ya que condiciona de manera directa a esa parte del salario que depende de la cantidad de material recolectado. Desde diferentes agrupaciones de la rama cartonera de la economía popular se promueve la comercialización colectiva de las cooperativas, para frenar los precios que ponen las industrias papeleras.