De Público, para Página/12

"En el hotel te dejo lo que te mereces". Ese fue el último mensaje que mandó el padre, Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, a la madre del pequeño asesinado, según una exclusiva de La Vanguardia. La pareja, que residía en Barcelona, se había separado hacía apenas unos días y el padre se fue a dar un paseo con el niño de dos años por la tarde. Horas después llegaron los mensajes amenazantes que desembocaron en unas últimas palabras que pronosticaban lo peor. La madre, alarmada, se dirigió al hotel donde avisó a la policía. Allí, en la habitación, debajo de la cama, yacía el cuerpo sin vida del menor.

Los Mossos d'Esquadra pidieron la colaboración ciudadana para localizar y detener al padre que continúa con paradero desconocido. Para ello han difundido una imagen y una breve descripción del individuo. Las cámaras de seguridad grabaron el momento en el que el hombre abandona el lugar del homicidio y salta una valla, momento en el que se lo pierde la pista. El dispositivo policial formado por los Mossos, la Polícia Municipal y la Guardia Urbana se movilizó por toda Cataluña de forma terrestre y área.

¿Qué es la violencia vicaria?

El terrible suceso podría considerarse un caso más de violencia vicaria con pruebas como los mensajes amenazadores "te arrepentirás" o el ya mencionado "te dejo lo que te mereces". Este tipo de violencia es el punto extremo más cruel de la violencia de género, donde los hijos se transforman en un instrumento de tortura para la madre, un arma para continuar maltratando a la mujer, una herramienta de control. Marisol Rojas Fernández, psicóloga especializada en violencia machista, explicó a Público: "Se trata de deshumanizar a los hijos, quitarles la categoría de personas y ponerles la categoría de objeto".

La violencia vicaria está mucho más expandida de lo que se cree, invisibilizada y martirizando a muchas mujeres. Normalmente esta respuesta machista se incrementa ante la separación de la pareja, cuando el hombre pierde el control sobre la mujer. En este caso, no se habían presentado denuncias por maltrato previamente ni se había dado ningún episodio violento, según el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.