La justicia condenó a dos años de prisión en suspenso a dos imputados en la causa que investiga la fabricación de barbijos truchos con el logo ATOM-Protect y otros. fueron declarados culpables de estafa, fraude a la administración pública y violación a las medidas adoptadas por la pandemia de coronavirus.
La causa se originó a partir de una investigación de la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental, a cargo de Carlos Rolero Santurián, y fue llevada adelante por el Cuerpo de Investigaciones Judiciales y por la División Delitos Informáticos Complejos de la Policía de la Ciudad.
La condena se logró tras un juicio abreviado en el Juzgado PCyF 19, a cargo del juez Carlos Aostri.
Los acusados reconocieron los hechos y además de los dos años de prisión en suspenso deberán cumplir normas de conducta y responder a los requerimientos judiciales. Ambos eran los principales cabecillas de la organización y estaban a cargo de la primera etapa de la estructura delictiva desarticulada en uno de los talleres clandestinos allanados, que funcionaba sin autorización y sin cumplir ningún tipo de medida de seguridad.
Allí se fabricaba los barbijos falsos, y también se los almacenaba y ponían en circulación para ser comercializados.
La causa se había iniciado de oficio cuando Santurián tomó conocimiento de la venta de barbijos truchos ATOM-Protect y citó a la gerenta de la empresa fabricante de los barbijos del Conicet, quien se constituyó en denunciante en la causa y aportó información respecto de los procedimientos de elaboración y distribución de los originales.
La investigación llevada a cabo pudo determinar la existencia de una red dedicada a la fabricación, almacenamiento, distribución y venta de barbijos apócrifos de características visuales similares a los del Conicet, con la leyenda trucha en el envoltorio "desarrollo conjunto Conicet NanoDak", pero que no contaban con las propiedades protectoras del barbijo original ni las medidas de seguridad exigidas por la Anmat.
En este contexto se realizaron once allanamientos simultáneos en Ciudad y Provincia de Buenos Aires en los que se logró secuestrar más de 50 mil barbijos apócrifos, así como la maquinaria y la materia prima para su producción. Tras aquellos allanamientos tres personas fueron condenadas, a pedido de la fiscalía.
De los operativos participaron el Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) junto con personal de la División Delitos Informáticos Complejos de la Policía de la Ciudad, inspectores de la Agencia Gubernamental de Control, de la Dirección General de Protección del Trabajo del GCBA y de la Dirección General de Migraciones del Ministerio del Interior de la Nación.
Los barbijos ATOM-Protect fueron desarrollados junto al Conicet y son uno de los más vendidos en el país, ya que además de las tres capas con las cuales están confeccionados, las telas tienen propiedades antibacteriales, antivirales y antihongos, algo que no ocurría con los falsificados.