La libertad según Nina Simone, la magia según Paul McCartney, los mensajes que Luis Alberto Spinetta le dejaba al bajista (y amigo del alma) Machi Rufino en el contestador, o la anécdota del día en que Fito Páez y Fabiana Cantilo se enamoraron: ella, en vez de besarlo, se tiró a una pileta por la felicidad. Estos, entre varios grandes audios y entrevistas de la historia del rock, son el caldo de cultivo de El baile de los salvajes, un experimento audiovisual nacido en cuarentena que devino en pequeño fenómeno de redes sociales y que mezcla animaciones caseras, momentos icónicos de la cultura pop y audios reveladores del rock nacional.
Salva, un silencioso hombre con máscara de zorro, es el maestro de ceremonias de esta serie de animaciones, y también el alter ego de Martín Ameconi, un músico bonaerense –nació en Marcos Paz pero hace tiempo que está instalado en Capital– que se pasó la cuarentena aprendiendo a animar sus dibujos minimalistas para divertir a sus amigos. La mezcla entre audios reales desprendidos de viejas entrevistas a íconos del rock –algunas clásicas y otras muy poco conocidas– con sus dibujos lisérgicos animados en un programa casero y dibujado simplemente con los dedos en su celular, se convirtió rápidamente en un exitoso experimento. Y muy pronto dejó de ser apenas un mensaje de whatsapp compartido entre amigos para convertirse en un instagram cada vez más popular.
La cuenta con los dibujos está activa hace menos de un año, pero al recorrerla es posible entretenerse un buen rato con algunas declaraciones antiguas e increíblemente curadas de grandes nombres del rock y, también, con ocurrencias más complejas del autor: algunos encuentros bastante insólitos, como Gustavo Cerati haciendo un stand up al estilo Seinfeld, Charly García cayendo a la pileta a la manera de la intro de Mad Men, todas las lumbreras del rock argentino tomando café en el set de Friends, o una aventura a lo Volver al futuro para rescatar la historia del rock local.
“En la pandemia me puse a componer música y hasta preparé un disco doble que por suerte no publiqué”, se ríe Ameconi, que por estos días –además de haberse convertido en un lúdico archivista del rock nacional– va volviendo también a sus demás ocupaciones, que incluyen enseñar música, grabar sus propios temas y producir los de otros artistas. “Pero me sentía desmotivado por el encierro, por no poder ver a nadie. Sentí que necesitaba escuchar algo, escuchar voces. Hay momentos para hacer y momentos para sentarse a mirar. Creo que el dibujo para mí apareció así. El personaje, que es mi alter ego, está ahí pero solo escucha lo que los músicos tienen para decir, está expectante, en la cuarentena yo necesitaba un poco eso”, cuenta.
Como suele suceder con los fenómenos de redes sociales, un proyecto que era para compartir exclusivamente con sus amigos durante los días más brutales del aislamiento empezó a crecer mucho más rápido de lo esperado y también a atraer toda clase de colaboraciones. En el último capítulo, por ejemplo, las fotógrafas Nora Lezano e Inés Ulanovsky lo ayudaron a reconstruir la habitación de Charly García de la forma más minuciosa posible, y hace unos meses el comediante Martín Garabal aceptó co-protagonizar un desopilante episodio donde viajan en el tiempo y por poco destruyen la historia del rock argentino al subirle el ánimo a Tanguito cuando –deprimido en el bar La Perla– está a punto de componer “La balsa”. Pero, quizás, los días más sorprendentes para Ameconi han sido en los que aparecen improbables mensajes en la pantalla de su celular. Por ejemplo: “Fito Páez te ha enviado un mensaje” o “Liliana Herrero ha compartido tu publicación”. “Es medio increíble, jamás pensé que esto lo podrían llegar a ver los artistas que dibujo”, se entusiasma Ameconi. “Fue como una pelota que empezó a crecer. Subí un video de Fito, se rieron mis amigos por esa mezcla entre gracioso y sensible del video, pero se empezó a compartir y empezó a crecer hasta llegar a Fito. Quizás fue el primer músico al que fui a ver en vivo a los trece años. Que alguien que es tu ídolo máximo te ponga en vidriera es algo muy raro”. Además de Páez y Herrero, artistas como Juliana Gattas, Santiago Motorizado o Jorge Drexler comparten entusiasmados en sus propias redes esos videos donde aparecen sus versiones animadas con declaraciones propias que creían olvidadas.
Muchos oficios nacieron, murieron o se reinventaron en las largas cuarentenas. Para Ameconi, que es músico full time, el aislamiento pandémico significó reecontrarse con un pasatiempo olvidado de la infancia. Cuando era niño soñaba con ser dibujante, una pasión que abandonó, pero que volvió como actividad paliativa en esos primeros días feroces. Si hay que decirlo todo, también era un niño un poco freak: hijo de la TV de aire, se había hecho adicto a los programas de entrevistas, y se pasó la infancia viendo las clásicas repeticiones de programas que inundaban los años ’90. Un poco, justamente, del cruce de estas dos pasiones olvidadas nació esta serie de animaciones. Porque además de los dibujos, para Ameconi empezó un trabajo de investigación y recopilación de audios que recordaba, que pensaba que alguna vez había escuchado, o que le parecía podrían existir en alguna cinta olvidada. Es un archivo que va creciendo.
“Creo que al primer músico que dibujé fue a Andrés Calamaro, lo animé volando y lo uní con su célebre frase: ‘estupefacientes, rock, fútbol, sala de ensayo’. Le encantó a mis amigos, pero después yo sentí que tenía un tono demasiado burlón. Empecé a descubrir que quería que las animaciones fueran graciosas, como las que hago ahora, pero que prefería que carecieran totalmente de cinismo. Nunca me iba a reir del artista, obviamente, por más que uno se ría con mucha admiración, pero también era necesario para mí cuidarme de no pegar con el otro extremo que es el de la solemnidad”, dice Martín Ameconi, cuyo proyecto crece con gran rapidez, y que por estos días está planeando una temporada de episodios más largos y más complejos, esta vez con colaboraciones de artistas de la historieta local.
El baile de los salvajes se puede ver todas las semanas a través de su página en Instragram y su canal de YouTube