Desde Lima
El primer gabinete ministerial del presidente de izquierda Pedro Castillo, que asumió hace un mes, se juega su futuro en el Congreso. En la noche de este jueves, después de un maratónico debate para otorgarle o negarle el voto de confianza al gabinete, se suspendió la sesión en el Parlamento para continuar este viernes. Si el Congreso unicameral de 130 miembros le niega la confianza, Castillo sufriría una dura derrota y tendría que nombrar otro gabinete. El oficialismo tiene solo 42 votos, necesita el apoyo de al menos un sector de la oposición de derecha. Los discursos de los representantes del fujimorismo y de otros dos partidos de extrema derecha, que suman 43 votos, estuvieron en línea con su conducta desestabilizadora y anunciaban un voto en contra del gabinete. Cuatro bancadas que van del centro a la derecha tendrán los votos que inclinen la balanza a uno u otro lado. En sus discursos, muchos legisladores de estos grupos criticaron al gabinete, pero no fueron claros sobre cuál será su voto, otros anunciaron que le darían la confianza y otros que la negarían. Si se le niega el voto de confianza al gabinete, sería la primera vez que eso ocurre en el inicio de un gobierno.
Se llegó al voto de confianza al gabinete en medio de una fuerte campaña de la de derecha y la prensa hegemónica exigiendo cambios de ministros, presionando por la salida del presidente del Consejo de Ministros, el congresista oficialista Guido Bellido, considerado como parte del ala más izquierdista del gobierno. Hace unos días, cediendo a las presiones de la derecha, el gobierno cambió al canciller, el exguerrillero y sociólogo Héctor Béjar, pero la oposición exige más cambios de ministros. Desde la derecha que perdió las elecciones se pretende imponerle los ministros al gobierno. Hay una extrema derecha, con el fujimorismo a la cabeza, que va más allá y conspira para destituir al presidente.
Un comienzo en quechua
Mientras se desarrollaba la sesión parlamentaria, en los alrededores del Congreso hubo movilizaciones a favor y en contra del gobierno. Antes de ir al Congreso, los ministros se reunieron en Palacio de Gobierno con el presidente Castillo. De origen andino, Bellido comenzó hablando ante la representación parlamentaria en quechua. Desde las curules de la oposición se escucharon gritos de protesta. Con ese gesto, Bellido comenzó hablándole en su lengua originaria a las bases electorales andinas del presidente Castillo, y puso en evidencia la desconexión de la clase política, que protestaba porque el jefe del gabinete hablaba en quechua, con esas poblaciones originarias. Después de varios minutos de desconcierto entre la mayoría de los congresistas, la presidenta del Legislativo, María del Carmen Alva, del partido de centro derecha Acción Popular, le pidió a Bellido que hable en español porque los legisladores no lo entendían. El jefe del gabinete lo hizo y habló de la marginación de los millones de peruanos de los Andes que hablan quechua y de todos los pueblos indígenas.
Bellido expuso durante casi tres horas. Anunció una serie de proyectos y metas por cada sector. Conciliador, dijo que el gobierno quería tender puentes con el Congreso controlado por la oposición y pidió el voto de confianza como “un voto por la reconciliación”. “Hoy no solo he venido al hemiciclo para solicitar el voto de confianza, sino que me encuentro ante ustedes para invitarlos a que depongamos nuestras diferencias y juntos contribuyamos a solucionar una de las más graves crisis políticas, sociales, ambientales y sanitarias de las últimas décadas”, señaló, ante una representación parlamentaria mayoritariamente opositora y en buena parte hostil al gobierno. Su mensaje estuvo enfocado en la necesidad de cambios y de políticas públicas a favor de los sectores más excluidos.
Educación y salud en el centro
Como ya lo ha hecho Castillo, el jefe del gabinete puso énfasis en ofrecer priorizar temas como educación y salud, y anunció el aumento del presupuesto para esos dos sectores, desfinanciados y abandonados durante distintos gobiernos. Recordó que 30 por ciento de peruanos, es decir más de nueve millones de personas, sobreviven en la pobreza, y un 74 por ciento de la población económicamente activa trabaja de manera informal con ingresos bajos y sin derechos laborales. Resaltó la voluntad del gobierno de cerrar las grandes brechas económicas y sociales, que calificó como “una tragedia causada por la clase política por defender sus intereses”. Ofreció recoger las demandas de los sectores laborales y ratificó que se incrementarán los impuestos a las empresas extractivas, que ahora tienen importantes sobreganancias por el aumento de los precios internacionales de los minerales.
Acusado por la derecha de tener simpatías con herederos del grupo armado maoísta Sendero Luminoso, derrotado hace más de dos décadas, Bellido aseguró que el gobierno iniciará “una lucha frontal contra el terrorismo y el narcotráfico”. De Sendero solamente queda una columna armada en una agreste zona montañosa, la que hace años rompió con el derrotado senderismo original y ahora actúa en alianza con el narcotráfico que opera en esa región, pero la derecha sigue usando ese fantasma para meter miedo, promover políticas autoritarias y buscar desacreditar a la izquierda en su conjunto vinculándola con el senderismo. Eso es lo que viene haciendo para intentar debilitar al gobierno de Castillo. Varios legisladores repitieron las acusaciones de la campaña contra Bellido y otros ministros de tener supuesta cercanía con esos rezagos senderistas.
Silencio sobre la Asamblea Constituyente
Bellido no mencionó el tema de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución neoliberal que viene de la dictadura fujimorista, principal bandera de campaña del presidente Castillo. Fue la gran ausencia de su mensaje, lo que ha sido interpretado como un intento de bajar las tensiones con una mayoría opositora que se opone al cambio de la Constitución
En el sistema político peruano, en crisis desde hace años, el Congreso tiene el derecho de censurar ministros y todo gabinete ministerial al ser nombrado está obligado a pedirle al Legislativo el voto de confianza para ser ratificado. Como contrapeso, el presidente queda habilitado para disolver el Congreso y llamar a nuevas elecciones legislativas si se niega la confianza a dos gabinetes, posibilidad que motivaría a varios críticos del gobierno a darle el voto de confianza al gabinete para no quedar tan pronto al borde de su disolución. En ese complicado balance de poderes, el Legislativo puede destituir al jefe de Estado, incluso apelando a una ambigua causal de “incapacidad moral” que se puede aplicar en proceso sumario con dos tercios de los votos. Las bancadas de extrema derecha buscan la destitución del presidente Castillo por esa vía y conspiran para sumar apoyo y conseguir los votos que necesitan. El rechazo del voto de confianza al gabinete reforzaría a esos sectores golpistas.