Stripkill ofrece una redimensión constante, habida cuenta de su estreno en 2014. ¿Por qué ciertas obras permanecen? Evidentemente algo persiste, seguramente impertérrito pero también maleable con las épocas. La obra que interpretan Ludmila Bauk y Mayra Sánchez, bajo la dirección de Felipe Haidar, ofrece hoy un nuevo capítulo dentro de su cada vez más dilatada trayectoria, a las 21 en Teatro La Comedia (Mitre 958).

“También nos preguntamos por qué seguimos haciendo esta obra. Ya desde su origen nos dio mucha satisfacción. En principio, era un fragmento de un texto de Copi, de algo que se llamó Experiencia Copi en el CEC, coordinado por Miguel Bosco. Nos dirigió Felipe (Haidar) y nos dimos cuenta que teníamos un material muy efectivo humorísticamente, y que en escena nosotras nos llevábamos muy bien. Fue un hallazgo encontrarnos y con un director con el que nos divertíamos. Ése fue el germen. Y la sostuvimos porque tengo la teoría de que se actualiza, la obra tiene que ver con el problema de los artistas independientes y con los teatreros en particular, que es siempre el mismo. Podemos renovar algunos chistes, pero la escénica de lo que trama la obra es la misma: formamos parte de un colectivo en esta ciudad, con coyunturas políticas particulares, con una cultura endiosada y al mismo tiempo vapuleada. Hablamos desde nosotras, siendo teatro independiente en Rosario, y esto hace que siempre podamos volver a hacerlo. No hablamos de algo que no conocemos”, explica Mayra Sánchez a Rosario/12.

Stripkill ofrece noticiero intergaláctico, actrices en crisis, ideas salvadoras y más. Como refiere Ludmila Bauk, “la obra trata de dos artistas, una directora y una actriz, que sueñan con armar una especie de obra súper comercial, con la que les va a ir bárbaro y se podrán catapultar al reconocimiento y la fama. Pero también es la idea de la obra dentro de la obra. En realidad es una obra que ensayan dos actrices, es decir, dos actrices ensayan que ensayan una obra. Una estructura de mamushka. En cada una de esas capas siempre se trata de lo mismo, de una reflexión sobre la actuación, sobre el lugar de los actores y actrices, sobre la necesidad de la mirada del otro y del reconocimiento del público. Y siempre con este borde, que me parece que también hace que sea muy divertido para nosotras, porque juega con el ridículo, con plantarse en el escenario sin miedo para hacer todo tipo de cosas. Hay un componente de exposición ante el público, en donde hay cosas con las que uno sabe que va a contar y otras con las que no; es como tirarse al vacío”.

-Hay una estructura, pero siempre con momentos por resolver.

Mayra Sánchez: -Cuando fuimos a La Comedia nos preguntamos: ¿a esta parte la organizamos un poquito? ¡No! Porque si la organizamos la matamos. Confiamos en que hay algo que tiene que pasar con el público y entre nosotras. Si eso no sucede, sentimos que fracasamos rotundamente, pero cuando sucede es lo más glorioso que te puede pasar en la vida. Eso es lo que queremos, hacemos funciones para que nos pase eso.

Ludmila Bauk: -Hay partes que quizás son un poco más guionadas, y otras que tienen mucho juego con el público y con cómo responden. Todo eso se mete dentro de la obra y la va permeando, llevándola hacia diferentes lugares. A la vez, hay cosas impredecibles. Hay un momento donde uno de los personajes de Mayra mata a Tifanny. Nunca sabemos si efectivamente el tiro saldrá en el primer disparo. Tenemos una serie de caminos que suceden en función de cómo salga el tiro (risas).

-Luego de tantos años, ¿cómo es el entendimiento con Felipe Haidar?

Bauk: -Lo amo a Felipe. Es un director totalmente divino para trabajar, porque te propone mucho juego y libertad, y a la vez no le teme a nada. No es acartonado ni rígido. Es una persona creativa, que disfruta mucho del momento de estar dirigiendo. Tenemos espectadores que vieron la obra muchas veces, y les preguntamos por qué. Porque siempre cambian algo, nos dicen. Cada vez que nos juntamos con Felipe es así, nunca se queda en algo ya hecho sino que se presta a la búsqueda, aceptando y proponiendo. Confía mucho en sus trabajos, es una persona que ama lo que hace, te transmite seguridad, y lo hace muy disfrutable.

-En un tiempo habían recurrido a la interacción del público desde las redes, ¿no?

Sánchez: -Nos adelantamos a nuestro tiempo (risas). Tuvimos esa intención cuando estrenamos, alrededor de 2014, para que la gente pudiera participar por Twitter y que esa participación de alguna manera se incorporara por streaming. Queríamos que a través de las redes surgiera otro espacio donde la obra sucediera, pero hoy abandonamos esa idea y nos quedamos con la interacción en vivo.

Bauk: -Pedíamos fotos, que participaban del noticiero intergaláctico, entre noticias del espacio exterior, el pronóstico meteorológico, cómo está Venus, etc. Allí las incorporábamos, y el público las mandaba por las redes. Pero en ese momento la gente no tenía tan a mano el celu, y además nuestra interfaz tecnológica era muy artesanal y atada con alambre. Lo sostuvimos muchos años, pero ahora sacamos todo eso.

Sánchez: -En ese sentido, creo que hay algo que siempre nos gustó del teatro independiente, yo amo esa época más paracultural. Cada tanto miro unos videos de aquellos años y veo que hay algo de ese espíritu que hace que uno tenga ganas de actuar. Tiene que estar el hambre de querer hacer estallar al público con lo que hacés. Era una buena idea, pero finalmente lo que funciona es cuando estamos ahí, en el encuentro entre nosotros. También paveamos y bailamos mucho antes de actuar, porque es la única forma de provocarnos a nosotras, para suscitar ese estado de querer estar ahí y de salir a jugar.

Stripkill cuenta con la Asistencia técnica de Celeste Bardach, Visuales y Mapping a cargo de Flavia Sicera, Vestuario de Ramiro Sorrequieta, Música original por Agustín Alzari, Diseño gráfico de Alejandra Segovia, y Escenografía de Victoria Madariaga.