Lo irregular del actual torneo de la Liga Profesional de Fútbol, certamen del que nadie termina de adueñarse, tiene como consecuencia partidos vibrantes y chispas de confianza. En Banfield, este sábado sucedió algo de eso, cuando Platense se reencontró con la victoria tras vencer al equipo local por 4-2, en un emotivo cotejo en el que no se escatimaron intentos de ambos conjuntos por hacerse de tres puntos que los dos necesitaban para cerrar su paso por la novena fecha.

Las necesidades de ambos equipos por encontrarse con la victoria debido a sus campañas irregulares desde el comienzo del torneo hicieron que el juego en el estadio Florencio Sola resultara generoso por parte de ambos. No hubo especulaciones por ningún lado, con punzantes cargas de los ataques, favorecidos en ciertas llegadas por flaquezas de las defensas, en especial las del local.

En la primera parte, el equipo marrón fue el que se fue al vestuario en ventaja, por 2-1, luego de haber sido el más contundente en esos iniciales 45 minutos. Tras un penal convertido por Brian Mansilla, el Taladro empató con un golazo de tiro libre de Jesús Dátolo, que con 17 temporadas como profesional sigue exhibiendo intactas sus dotes en la pelota parada. El segundo gol de Platense llegó con una maniobra colectiva, modalidad bajo la que los del Sur llegarían otra vez al empate, a los nueve minutos de la segunda parte.

El Florencio Sola parecía decidido a bajar el telón de su tarde de fútbol con la acción igualada, lo que habría sido fruto escaso para los esfuerzos de ambos. El que torció el marcador a favor de su equipo, sobre el final, fue Facundo Curuchet, a quien le bastaron sus 24 minutos, desde que saltó al terreno de juego, para despacharse con dos goles que hicieron vibrar a cada hincha del elenco de Vicente López. 

A los 38 minutos del complemento, puso el 3-2, con control, giro y derechazo al ángulo en una veloz acción de cara al arco. El último grito, el del marcador definitivo, fue un contragolpe que encontró a Banfield desconcertado en defensa y que Curuchet manejó con la confianza en alza -y sin marcas- para recorrer medio campo de juego y todavía animarse a definir con un potente derechazo, que cerró una tarde generosa de gol.