Los hermanos Carlos y José Muia son los responsables del crecimiento de una empresa que es orgullo para Catamarca, y que desde hace 39 años emplea mano de obra catamarqueña en la fabricación de marcas líderes como Grafa y Ombú.

Confecciones Catamarca S.A, nace en 1982. El primer intento de sus creadores fue la PyME Ropa Sur, que funcionaba en Lanús, provincia de Buenos Aires.

Ya instalados en Catamarca en busca de nuevos horizontes, y con la intención de achicar las distancias con el interior profundo: “La elección de Catamarca se debió a que gozaba de beneficios impositivos al amparo de la ley de Promoción Industrial. Esto marcó fuertemente el destino de la empresa, ya que los beneficios caducaban a los 15 años y la permanencia a 1200 km del puerto y de la zona núcleo de consumo, solo era posible si dotábamos a la empresa de una tecnología de avanzada para poder competir”, registra la empresa en su presentación corporativa.

Los inicios fueron con la confección de Grafa, línea de indumentaria, y recién en el 89 comienzan con la confección de calzado. Comenzaron con 30 trabajadores, y hoy cuentan con más de 700 trabajadoras y trabajadores en relación de dependencia entre Catamarca y La Rioja (en donde funciona ConfeLar).

“Esto además de los talleres que proveen para la empresa, que también generan fuentes de empleo”, cuenta a Catamarca/12 en un recorrido por la planta, Roxana Díaz, responsable del área de Recursos Humanos.

“La unidad de Catamarca tiene 512 personas trabajando. La parte de confección es la que mayor personal tiene; en calzados hay más tecnología y menos personal, aunque altamente capacitado”, explica Díaz.

El recorrido por la planta deja ver lo que Díaz ha relatado al inicio de la charla: la amplia tecnología de punta, se amalgama con una ordenada división del trabajo; la higiene y la seguridad en cada espacio de las líneas de producción muestran un ambiente de trabajo amigable. La música acompaña la producción en todo momento.

Hace 10 años los hermanos Muia empezaron a expandirse a La Rioja. En Famatina comenzaron a hacer capelladas de zapatos y este año empezaron a producir ropa. En esa provincia actualmente cuentan con tres naves de producción, una en la capital y dos en Famatina; en la vecina provincia emplean a 120 personas aproximadamente, para la copnfección de camisas y pantalones.

La apuesta fuerte de este año fue la compra del 45% de Grafa, a cuya producción accedían por licitación.

“Confecat se lleva en la sangre"

“En la empresa se puede crecer. Acá vos proyectás tu futuro”; emocionada Roxana Díaz cuenta su historia personal en CONFECAT: “Yo ingresé como operativa hace 17 años, me fueron capacitando acerca del proceso de calidad, luego para estar al frente del personal y líneas de producción, fui supervisora; ahí fue cuando comencé a estudiar una carrera de Recursos Humanos, y la empresa me dio la posibilidad de hacer lo que estudio”.

“Yo vengo de una familia de bajos recursos y no pude estudiar siendo más joven, fui madre y tuve que trabajar, mi agradecimiento a la empresa es eterno, porque me permitió volcar todo lo que yo estudiaba y siempre estuvieron abiertos a las propuestas. Hay mucha apertura a las nuevas propuestas”, asegura.

La historia de crecimiento que acompaña a la empresa, se extiende también a su personal: “La mayoría de nuestros mandos medios y líderes comenzaron como operativos, y fueron armando su plan de carrera. Confecat se lleva en la sangre: es amor a la camiseta”, resalta.

La planta de Catamarca centraliza su producción a pedido. La compra de materia prima se hace principalmente en Argentina, aunque también cuentan con proveedores chinos, de Alemania y Brasil.

Alto rendimiento

Para optimizar el nivel de producción, la empresa adquirió recientemente un programa de avanzada que a través de una tablet que maneja cada operario, registra en tiempo real la eficiencia minuto a minuto.

Un equipo de trabajo de una línea de producción de pantalones, produce alrededor de 1300 prendas por día. “Cuánto más automatizada está la línea, se produce más en menos tiempo”, explica Díaz. Esto sucede con la línea de camisas de la empresa, que produce alrededor de 1600 prendas por día. Cada equipo tiene entre 30 y 40 personas aproximadamente. Cada colaborador/operario, tiene en su Tablet cuanto debe producir. En calzados, la producción es de 3500 pares por día. En junio se fabricaron 85.000 pares de calzado.

El 45% de las personas que trabajan en la fábrica son mujeres.

Pandemia y producción

“El protocolo es muy riguroso, si existe un infectado es imposible contagiar a otro”, asegura la responsable de Recursos Humanos. Hay incluso sanciones para quienes no usan máscaras y barbijos. En el recorrido por la empresa, el alcohol y los módulos de higiene son habituales en cada espacio.

Cada línea de trabajo tiene sus baños, y aparte módulos de lavados de manos para poder hacerlo sin tener que ingresar al baño. Cada persona cuenta con un kit de higiene que le entrega la empresa y que deben llevar a diario de manera obligatoria. Además, cada dos horas las y los operarios deben levantarse y lavarse las manos.

La firma asienta su liderazgo: “Hoy podemos decir sin temor a equivocarnos que somos el principal dador de trabajo privado en nuestra provincia, y que sostenemos el liderazgo en indumentaria y en calzado de seguridad, básicamente por contar con la tecnología más avanzada de Sudamérica y en niveles de igualdad con el mundo desarrollado, además del acompañamiento de nuestros recursos humanos, quienes se capacitan permanentemente”.