Este turno electoral quedará en la historia como el desembarco masivo de candidatos y candidatas a la arena política desde otro palo ajeno a estas lides. La publicidad de campaña en las carteleras de calle parece un contrapunto de promociones entre los canales de TV rosarinos. Pero no. Es la proliferación de caras conocidas por la tele, ahora impresas en la boleta única para elegir candidaturas hacia el Concejo Municipal. Un especialista le llamará "el atajo cognitivo" a este recurso de los frentes políticos para captar la decisión del soberano con una cara conocida en el primer lugar de sus listas. Seis de las siete opciones con más intención de voto para el Concejo están encabezadas por periodistas, o ex periodistas. El fenómeno es consecuencia propia de la naturaleza de las PASO, que abre las internas partidarias hacia la consideración pública. Encima, la pandemia hizo mella y potencia esta receta. Solo que, ya no es el corpus de afiliados quien consagra estos candidatos "conocidos" sino los líderes de cada espacio político.

Una sábana de 56 listas distintas erige a esta elección primaria en la más concurrida de la historia local. Entonces, hay que pugnar por acaparar el interés de un electorado cuya atención parece más enfocada en asuntos urgentes como la pandemia y la economía que en este comicio de medio término para promover candidatos a otro posterior, el de noviembre. Los recursos van desde repetir la rutina televisiva de un periodista que recorre las calles, ahora como candidato, hasta confeccionar y regalar chalecos antibala caseros como souvenir de campaña. 

El Frente de Todos con Lisandro Cavatorta, y el Frente Progresista con Ciro Seisas confirman este recurso en dos de las opciones con mayor intención de voto. Lo intentará también el periodista de deportes Miguel Ángel Tessandori con un armado ajeno a las coaliciones de mayoría, y también el ex futbolista de Central Hernán Encina. Silvia Cantarella no viene de la tele ni del show pero días atrás tuvo sus 15 minutos de fama al promocionar su postulación a concejala repartiendo chalecos antibala confeccionados por ella misma. 

Claro que el recurso no es nuevo. Ya hay periodistas también que van en busca de revalidar su banca como Norma López, Anita Martínez y Charly Cardozo, y en el Palacio Vassallo aguarda otra colega, Susana Rueda. Pero también ex futbolistas como Aldo Poy (reincidente) y Ariel Cozzoni, más el cocinero Marcelo Megna. En otro nivel, vale contarla, talla más gente de la tele y el espectáculo como los senadores Marcelo Lewandowski y Marcos Castelló, la diputada Amalia Granata, la presentadora de noticias Carolina Losada. Y abundan ejemplos en otros distritos: la boxeadora Alejandra "Locomotora" Olivera para diputada desde Santa Fe, la panelista Cinthia Fernández, el bailarín Hernán Piquín, el marido de Pampita Ardohain, el Conejo Tarantini, el ex Gran Hermano Brian Lanzellota, El Dipy... la lista sigue.

"Desde Nixon, Reagan, la videopolítica de los '70 y el imperio de los massmedia, el fenómeno no es nuevo. Y en los '90 explotó acá: Reutemann, Palito Ortega. Es que para el marketing electoral es mucho más fácil transformar imagen negativa en positiva, antes que el desconocimiento del candidato", señala a Rosario/12 Juan Lucca, politólogo e investigador del Conicet y del Centro de Estudios Comparados de la Facultad de Ciencia Política, de la UNR.

"Las PASO desagregan la vida interna de los partidos y la expulsan hacia la arena pública, entonces todos necesitan apelar a personalidades que sean convocantes. Las primarias fueron un modelo ortopédico para organizar los fragmentos del sistema político que se rompió después de 2001. Si no lo tuviéramos, la selección de candidatos la harían los partidos y entonces sería cada partido el que marque los candidatos. Y la boleta única potencia un problema: la personalización de la política. Uno vota al candidato, a la persona", reflexionó.

Martín Ostolaza, director de Innova Opinión Pública, consideró que "es un recurso abusivo, e inevitable a la vez: gran parte de la sociedad quedó cautiva del atajo cognitivo, mecanismo que consiste en reducir soluciones de problemas complejos en operaciones de juicio más sencillas, y decidir en quién voy a depositar mi confianza para que me represente implica una serie de tareas sesudas. Eso, en buena parte, es reemplazado por el voto por conocimiento. Parte de la opinión pública está alejada de la política, hay desinterés y desinformación. El atajo cognitivo lo soluciona con caras conocidas ya medianamente instaladas".

Lucca reparó en el efecto de la pandemia. "Quedarse en casa hizo consumir medios a mansalva. Así aparecieron periodistas, ministros de Salud y de Seguridad, porque esos eran los problemas. La otra opción es la de quien se hastió del coronavirus y fue al entretenimiento sin importarle nada. Esto explica la candidatura de Cinthia Fernández y otros ejemplos de opción mediática no política. En pandemia fue exponencial el crecimiento de selección de candidatos con ese criterio", observó. 

"Lo interesante es que esas selecciones de candidatos en realidad –y ahí está la trampa– responden a una estrategia de los propios partidos políticos, es su maquinaria electoral que decide poner en su primer peldaño a contendientes que no tienen trayectoria política interna", agregó Lucca. 

En estas primarias la tendencia se ha naturalizado y consolidado con más casos que antes. "Es que los resultados de las últimas elecciones acompañaron esta receta: pensemos en Rueda, Megna, Poy, Cozzoni, Jatón, Lewandowski, Castelló, Granata... todos lograron sus objetivos electorales. ¿Por qué no repetir el criterio?", planteó Ostolaza. "La política ahorra esfuerzo y dinero así, y está más cerca del éxito, aunque se puede comprar un problema cuando haya que legislar o gobernar", agregó.

El analista confirma la tendencia en el hecho de que 6 de cada 7 precandidatos al Concejo con mayores chances son periodistas o ex periodistas. "Vamos a tener nuevos outsiders en las bancas. La sociedad es responsable de la fisonomía que va tomando la política y los viene premiando. Pareciera que el fenómeno llegó para quedarse. La preponderancia de la comunicación, la mediatización y la sensación de que la política es dañina o sucia –criterio muchas veces estimulado desde la propia política– no hacen más que confirmar este fenómeno".

Otro rasgo que Lucca observa es que estos candidatos mediáticos son elegidos por los líderes a título personal casi, y no por la estructura partidaria convencional. El caso de Pablo Javkin con Seisas, de Omar Perotti con Cavatorta. "Cambia el sistema de selección de candidatos, ya no dentro del partido".  

El sistema vigente lo permite, a diferencia de otros países donde –en Paraguay por ejemplo– los candidatos requieren de algunos años de afiliación partidaria para ser tales. "El debate –concluye Lucca– es si estos outsiders abonarán a la antipolítica o no. El miedo es que se presente un Berlusconi, un Fujimori y que se lleve puesto el sistema. A priori, con los ejemplos de aquí eso estaría contenido, pero no deja de ser incierto saber a quién responden luego cuando no tienen la vestimenta habitual del partido. El caso claro es el de Grandinetti: ingresó pero después le costó continuar dentro del partido. Caso contrario es Anita Martínez: entró, se puso la ropa del PRO y siguió ya no más como figura mediática sino partidaria".