Cuenta un bicicletero que atiende un local en Palermo que un día de invierno de 2020 hubo fila para comprar bicicletas: una imagen que él no había visto nunca. Históricamente el clima impacta en la venta de bicicletas; el frío la frena. Pero la pandemia había cambiado el mundo, y había cambiado también los modos de andar. “La gente salió como loca pensando que nunca más iba a poder subir a un transporte público y que se venía el apocalipsis”, recuerda Matías Baltian, de Lucky Bikes, negocio especializado en bicis plegables, la última moda en territorio porteño. La situación actual es más normal para el sector, aunque todavía hay una demanda mayor que en la era pre-Covid. Quizás la tendencia se haya instalado para quedarse.

Para el periodista "contracultural" Juan Carlos Kreimer, el fenómeno va más allá de los modos de andar. “La pandemia permitió a muchos comprobar personalmente lo que un grupo venía percibiendo: que usar la bici es algo más que tomarla como un medio de transporte. El andar en bici es una actividad en sí misma”, analiza el autor de Bici Zen. Ciclismo urbano como meditación (Planeta, traducido a varios idiomas). En el libro plasma beneficios de ser ciclista por fuera de los sabidos y obvios. Una pequeña síntesis: “Te pone en otro modo físico (pedaleando te sentís diferente que caminando), otro ritmo mental (nada y alerta), otro estado perceptivo (lo que ves afuera y adentro aparece con otra transitoriedad)”.

Foto: Enrique García Medina.

En medio de la pandemia de Covid-19, el auge de la bici es mundial. En la Argentina fue el medio de transporte cuyo uso más creció durante la cuarentena. Aumentó 156 por ciento en el país y 177 en la ciudad de Buenos Aires, según datos oficiales. De acuerdo a información de la plataforma Google Maps, en base a consultas sobre rutas, el país se ubica en el puesto 15 en el mundo en número de ciclistas, muy lejos de Holanda y Dinamarca, que lideran el listado global. En América latina ocupa el tercer lugar detrás de Brasil y México. En el último año, la búsqueda de trayectos para bicicletear aumentó 83 por ciento a nivel nacional y 98 en CABA, décimo segunda ciudad del planeta en el pedido de esas indicaciones. El requerimiento de trayectos para transporte público, en cambio, cayó a la mitad.

El boom y sus efectos

“Los ciclistas fuimos de los primeros en poder salir a la calle en medio de las restricciones, porque andar al aire libre implicaba mucho menos riesgo que viajar en transporte público, que además no se podía, salvo los esenciales. Eso generó que mucha más gente saliera a andar en bici”, recuerda el periodista y editor de este diario Fernando D'Addario, para quien la bici es una “filosofía de vida” cuyos pilares son la autonomía y el pragmatismo

Foto: Enrique García Medina.


Foto: Enrique García Medina.


Foto: Enrique García Medina.

Otro efecto no deseado parece ser el aumento de robos. Giamba cuenta que hoy más que nunca las personas aseguran sus bicicletas. Que, de hecho, lo hacen ni bien compran el producto, antes de salir andando del local, enviando la foto y algunos datos a las aseguradoras a través del celular. Y Baltian dice que en Capital una modalidad muy común de esta época son los robos de grupos de chicos que atraviesan los portones de los edificios.

Al interior del sector es una época de bonanza en la cual el aumento en las ventas es sólo una expresión. Tigani, defensor, claro, de la industria nacional --a la cual se dirige, según él, el 90 por ciento de la demanda del mercado--, celebra que haya fábricas que "desempolvaron" sus máquinas para ponerse a trabajar. "Otro fenómeno interesante es la venta de accesorios, porque la gente está usando la bici para trabajar, y necesita bolsitos, riñoneras, todo lo que tiene que ver con eso, y aquí se fabrica de muy buena calidad", agrega. Giamba también dice que están abriendo bicicleterías. Considera que esta es la mejor época para el rubro en diez años. Tal vez, uno de los rubros que mejor está atravesando la pandemia.

Modos de ser ciclista


"Hay muchas formas de ser ciclista", afirma D'addario. Están los deportistas, "que compiten pero tienen un espíritu gregario y salen a andar en manada"; los que salen de paseo, "con un espíritu más de vida saludable y esparcimiento"; los que la usan exclusivamente para trabajar, "muchas veces combinada con el tren". También, los que como él y Kreimer hacen del andar en bici un modo de estar en el mundo

Kreimer anda desde los cinco años --"tengo fotos", dice, por si alguien duda-- y en toda ciudad que vivió (Nueva York, Londres, París, Buzios, Buenos Aires) tuvo una. "En total van 14, porque en los últimos años me robaron tres. Ahora ando en una plegable y me la llevo en jeep cuando me voy a visitar amigos que viven en el conurbano y ando por sus barrios", precisa.

Foto: Enrique García Medina.

Entre los flamantes ciclistas también hay diversos tipos. Para Baltian, aparte de las personas que salieron a buscar alternativas al transporte público, están los que compraron bicis "porque todo el mundo compra" y también los que, "aburridos en sus casas", las adquirieron para encarar una actividad que despejara la mente y darles un uso recreativo. "Pensar que el auge vino porque no había transporte público es aplicar una lógica binaria", sentencia Kreimer. "Lo que la bici originó fue otro fenómeno: cuando empezás a integrarla a tu vida se integra a tu esquema corporal y eso te permite hacer integraciones de muchos otros tipos, vincularte con otros fenómenos desde cierto estado de unidad".

"Lo que me impulsó a comprarla fue la sensación de encierro de principios de la cuarentena", dice Facundo Rodríguez Saura, quien tiene 30 años y vive en un departamento de dos ambientes al sur del conurbano bonaerense. En mayo de 2020 las restricciones eran estrictas, así que obtuvo su mountain bike sin poder usarla de inmediato. Celebra que haya sido en esa fecha, antes de que los precios se fueran por las nubes. Lo atravesaban las ganas de sentir "la libertad que produce el estar pedaleando sin rumbo fijo". Para eso la usa, sobre todo. Y para distenderse, conocer lugares desde "otra perspectiva" y hacer ejercicio. Tanto se fascinó que se la llevó en verano a sus vacaciones en Chapadmalal. "Encontré un modo de manejarme por la Ciudad cuando no se podía hacer nada, de hacer ejercicio y compartir paseos con mi pareja. La compré a los dos, tres meses de empezada la cuarentena y la uso bastante para ir a todos lados, salvo que tenga que ir muy lejos y usar el auto", dice Mariana Zarnicki, de 51 años, de Almagro. 

Una diferencia entre los testimonios de estos dos nuevos ciclistas es que mientras Mariana transita por bicisendas --como las nuevas de las avenidas Córdoba y Corrientes-- Facundo no: no las hay en el conurbano. "Todo el tema de las bicisendas generó una especie de 'empoderamiento' en los ciclistas. Me incluyo, aunque a instancias de mi novia, también ciclista, trato de copiar un poco más la actitud respetuosa de los japoneses frente al tránsito", dice D'addario, quien confiesa sus "deslices", como la fuerte tentación de pasar semáforos en rojo cuando no viene nadie del otro lado, difícil de concretar porque "te pasan por arriba los mismos ciclistas". 

"Muchos chicos que hacen delivery, por la presión que tienen de entregar rápido, pasan los semáforos en rojo o cruzan por cualquier lado. Notamos incluso que tanto los automovilistas como los colectiveros y los taxistas nos odian cada vez más: nos ven como privilegiados en la calle, un poco por las bicisendas, otro poco por la autonomía con la que nos manejamos, que nos permite sortear los embotellamientos, los piquetes, etc., mientras todos los demás se quedan varados y rumiando. Esta bronca que nos tienen no deja de ser una paradoja porque, objetivamente, somos junto a los peatones los eslabones más frágiles en la caótica vida urbana. Los ciclistas hacemos de nuestra supuesta debilidad una fortaleza”, concluye el periodista.

Con el avance del coronavirus varias ciudades del mundo han ampliado sus carriles para bicicletas, como París y Montreal, y en otras hay planes en esa dirección, como Bogotá y Ciudad de México. En el informe "¿Hacia una movilidad sustentable y segura?", presentado en febrero, el Ministerio de Transporte de la Nación profundizó sobre los ejes para conocer y fomentar el uso de la bici en la Argentina a partir de los cambios que trajo la pandemia. El texto aborda las políticas aplicadas por distintas ciudades del país, entre las que destacan Buenos Aires, Rosario y Mendoza, por sus programas de fomento al uso de bicicletas y de transportes sustentables. Como ideas a futuro, se plantean la construcción de infraestructura para mayor seguridad, la formalización e integración a los ciclistas como actores en el tránsito, el fomento al aumento del uso de elementos de seguridad y el otorgamiento de facilidades económicas para adquirir bicis.

En octubre de 1982, la tapa del número 1 de Uno mismo era la foto de un muchacho vestido con corbata con la bici en medio del tránsito porteño. Kreimer escribió una nota "sobre el fenómeno que se venía"... hace cuarenta años. El periodista concluye: "Seguirá creciendo. Una vez que empezás o volvés a usarla se te vuelve indispensable. Como la alimentación natural, comprar en cooperativas, reciclar. Es cultura, moda, comodidad, ahorro, sensatez, conciencia ecológica y, fundamentalmente, parte del cambio de los paradigmas que se van instalando y no tienen retorno".