Sería injusto comenzar a escribir unas palabras sobre Juan Carlos Tedesco destacando su enorme papel como uno de los más lúcidos y comprometidos intelectuales de la educación argentina y latinoamericana. Porque Juan Carlos es principalmente, esencialmente, un gran tipo, un gran amigo, un gran compañero, un gran maestro.
Pocos seres humanos pueden combinar como él una capacidad de interpretación de la realidad y de creación de conocimiento, con una maravillosa generosidad para compartirla entre sus familiares, amigos, compañeros y alumnos. Juan Carlos siempre estuvo apasionado por la democratización de la educación, por el objetivo de que la escuela aportara a construir una sociedad más justa. A esta utopía dedicó su vida.
Militante de la política y la educación en los 60 y los 70, fue obligado a exiliarse en la última dictadura. Tras alcanzar los más altos cargos en la UNESCO, Juan Carlos decidió abandonarlos y volver a la Argentina para potenciar su contribución política y académica a una sociedad más democrática e igualitaria. También para estar más cerca de algunos de sus amores de siempre, su familia, sus amigos y Racing.
Aquí desarrolló un intenso trabajo académico que logró aportar gran originalidad para la comprensión de la relación entre educación y sociedad. No dudó cuando se le ofreció poder llevar a la gestión pública sus ideas de transformación educativa. No se escudó en la “neutralidad” académica para no asumir el desafío político. Fue Secretario y luego Ministro de Educación de la Nación. Su impronta en la construcción de la nueva legislación educativa y en el comienzo de su implementación, fue insustituible. En todos los lugares que le tocó transitar mostró la misma virtud: la coherencia entre su pensamiento y la manera de actuar.
La vida me dio la oportunidad de ser al mismo tiempo su discípulo y amigo. Compartir trabajos, gestión pública, conocimientos, amigos, viajes, fútbol, trucos. Por suerte, aunque lo extrañaremos enormemente, su amistad, su generosidad, su calidez y el aporte de su obra nos acompañarán siempre.