En una conexión casual y a la vez asombrosa, el Día del detenido-desaparecido es el mismo en el que el Equipo Argentino de Antropología Forense comenzará a exhumar nueve tumbas sin identificar del cementerio de Villa Paranacito para determinar si los restos allí enterrados corresponden a víctimas de vuelos de la muerte que sobrevolaron el delta entrerriano. Las tareas en el terreno continuarán este martes y luego se trasladaran a la sede del equipo, donde se compararán con la muestras que resguarda su base de datos.
Las exhumaciones son “importantes” ya que “podrían significar un gran avance en la investigación si se logra identificar a las víctimas de los vuelos”, confirmó la fiscal de Concepción del Uruguay, Josefina Minatta, quien lleva adelante el expediente. La medida de prueba es, quizá, la más esperada en la causa desde que retomó su envión a mediados del año pasado, cuando comenzaron a dar frutos los pasos dados desde 2018 por Minatta, acompañada de la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
“Nosotros tenemos probados los vuelos de la muerte a través de innumerables testimonios y documentos, pero no hemos hallado restos de sus víctimas”, sostuvo, por lo cual las exhumaciones “permiten averiguar si algunas de las víctimas de los vuelos fueron sepultadas y dar con su identificación”.
Además de esa posibilidad, que llevaría algo de justicia a las personas que fueron secuestradas durante el terrorismod e Estado, torturadas, asesinadas y de las que hasta hoy se desconoce su destino final, y sus familias, de arrojar resultados, la medida también “permitiría pensar en posibles imputaciones, porque saber la identidad de las víctimas nos da la posibilidad de rearmar su recorrido: en qué centro clandestino de detención estuvo y bajo el mando de quién”, completó la fiscal.
La medida más importante
El EAAF llegará este lunes a Villa Paranacito, una de las ciudades que conforman el Delta del sur entrerriano --junto a Ibicuy y Ceibas--, para exhumar nueve tumbas NN que guarda su cementerio por pedido de Minatta y orden del juez federal Pablo Seró. Para fortalecer la argumentación sobre la necesidad de tomar esta medida, un testimonio fue fundamental: el de Román Venencio, quien fue encargado del cementerio durante aquellos años.
“Si bien se sabía de la existencia de los restos inhumados como NN en el cementerio, dar con el testimonio del sepulturero fue parte de la tarea de investigación que desde el inicio se encaró colectivamente, con la fiscal, las querellas y también con otros compañeros no querellantes en donde todes pensamos la estrategias de abordaje de en la causa”, apuntó Lucía Tejera, abogada de la querella de la Secretaría nacional de Derechos Humanos. Hace algunos días, Seró aceptó a la regional paranaense de Hijos como nueva querella. Para Tejera, la exhumación y análisis de los restos que guarden esas tumbas “quizá pueda darnos algunas respuestas” a las hipótesis que “como el Delta, han abierto en esta investigación bifurcaciones constantes”.
Además, la abogada indicó que la medida tendrá “una implicancia no solo jurídica sino también social y política” para les vecines de la zona, donde será la primera vez que se realice con fines de identificación de víctimas de la última dictadura militar eclesiástica. Algunas de las tumbas que volverá a desenterrar el EAAF ya fueron analizadas para intentar dar con el paradero del empresario Rodolfo Clutterbuck, secuestrado en 1988 por la denominada “Banda de los Comisarios”.
Una investigación reflotada
La investigación sobre la posibilidad de que el Delta entrerriano haya sido uno de los lugares donde los genocidas de la última dictadura militar desaparecieron personas arrojándolas a las aguas de los ríos nació en 2003 con la denuncia de una persona que reflotó una historia que le había contado su entonces pareja décadas atrás: la aparición en la orilla de uno de los ríos del delta de un tambor de 200 litros --de esos que se usan para guardar y transportar gas oil-- con un cuerpo dentro.
La Justicia quedó inmóvil en aquellos años. Pero el dato llegó a oídos del periodista Fabián Magnotta, quien lo usó de puntapié. Durante los años siguientes se dedicó a recolectar más testimonios y la cosecha fue amplia: pobladores que vieron aviones y helicópteros arrojar bultos a los ríos, cuerpos que aparecían horas después flotando en la orilla de las casa, o trabados en los árboles de los montes.
La investigación de Magnotta, editada en el libro “El lugar perfecto”, sirvió de mapa de ruta para la fiscal, cuyos primeras medidas en el marco de la investigación --2018, pedidos de informes a autoridades-- arrojaron resultados a principios de 2020, cuando aparecieron partidas de defunción, fechadas entre 1976 y 1983, de cuerpos nn a los que les atribuyeron muerte violenta, que aparecieron en la zona del Delta y que fueron inhumados en cementerios de la zona. Lo próximo que hicieron fue recorrer la zona para recoger testimonios, tal cual el periodista había hecho años atrás.
Las otras líneas
En paralelo a la que desemboca en las tumbas nn de Villa Paranacito, Minatta navegó y navega otras líneas de investigación. Como la que lleva a enterramientos no identificados en el cementerio de Ibicuy, que fueron abordados por estudios de geo radarización antes de definir qué y cuándo será exhumado. Los resultados de esos estudios están disponibles las próximas semanas.
En tanto, están analizando libros de novedades, de detenidos, de cifrado y de patrullajes de los buques registrados tanto por la Prefectura como por el Ejército, mientras completan un relevamiento documental de las zonas de Zárate-Campana y San Nicolás-Rosario, conectadas con el delta por el río Paraná. “Hay algo que nos debíamos en nuestra investigación, y era ampliar el espectro de estudio. Estuvimos viendo solo nuestra porcioncita, pero en realidad todo está conectado”, aclaró Minatta.