En estos días el Ministerio de Cultura de la Nación ha organizado un homenaje al grupo Nueva Figuración en la Casa del Bicentenario, al cumplirse 60 años de la primera muestra de sus obras. La ocasión es propicia para recordar que este año también se cumplen 50 años desde que Ernesto Deira, nuestro padre e integrante de aquel grupo, presentó siete pinturas que integran la serie denominada “Identificaciones” en una exposición organizada por el Instituto de Arte Latinoamericano de la Universidad de Chile.
Ernesto Deira falleció en la convicción de que sus obras habían sido destruidas durante la dictadura de Augusto Pinochet, que tomó el poder a poco de inaugurada la muestra. En el año 2003 Luis Felipe Noé tomó conocimiento de que aquéllas se encontraban en buen estado en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) también dependiente de la Universidad de Chile.
A partir de entonces efectuamos numerosas gestiones y reclamos para lograr su recuperación, pese a lo cual las obras permanecen retenidas sin justificación alguna en el MAC.
En enero de 2019 la Universidad admitió la documentación requerida que acredita nuestro carácter de titulares de dominio de las obras. Su director jurídico nos comunicó expresamente esa conformidad y agregó que estaban redactando la resolución del Rector como para que se efectivizara la restitución.
No obstante, seis meses después y sin mediar ningún otro intercambio, se nos hizo saber que la restitución quedaba sujeta al cumplimiento de una serie de condiciones inaceptables, por lo que fueron inmediatamente rechazadas.
Se trataba de planteo cuasi extorsivo por el cual los herederos debíamos desprendernos de los atributos que hacen a nuestro legítimo derecho de dominio a favor de la Universidad. Y que sólo así podríamos aspirar a la debida restitución.
Esta exigencia -infundada, intempestiva, contraria a derecho y auto contradictoria- significó la ruptura del marco de buena fe en el que se habían desarrollado las conversaciones. Y produjo el quebrantamiento del valor de la palabra dada, menoscabando el prestigio de una entidad reconocida en el mundo de la educación y la cultura.
Frente a este panorama, ante el silencio de la Universidad y del MAC, y manteniendo aún nuestra probada predisposición al diálogo, hemos efectuado una denuncia ante el International Council of Museums (ICOM) entendiendo que, además de principios elementales éticos y de derecho, la actitud denunciada contraviene las disposiciones del Código de Deontología de dicha institución.