En este último año y medio de pandemia hemos escuchado y repetido hasta el cansancio la palabra presencialidad. Y lo hemos hecho sin reparar en su significado múltiple, diverso y a veces hasta contradictorio; y solamente se ha conservado el que alude a que les niñes vayan a la escuela y digan allí: “presente, señorita”.

Pero la presencia es mucho más que eso y con ese último sentido que hemos adoptado creo que dejamos de tener “presente” a aquellos que supuestamente queríamos visibilizar.

Porque la presencia de les niñes no va de suyo cuando hablamos de “presencialidad”, mantra de marketing electoral, intentando con este término “abrir” las escuelas.

Les niñes están sufriendo la pandemia a la par de todos nosotros. Los vemos con sus barbijos de colores, de la mano de sus padres, corriendo en los parques cuando está permitido y saludando a sus familiares a través de un vidrio. Los vimos prendiendo sus pantallas para tener sus clases, abriendo el classroom para las tareas y haciendo videollamadas con amigos. Los vimos con miedo a contagiarse y contagiar dibujando el virus una y mil veces y hasta jugando al hospital y la ambulancia. Los vimos internados en terapia intensiva. Los vimos impactados por el duelo respecto a padres, tíos, abuelos o el vecino tan querido. Los vemos por la calle queriendo vendernos pañuelitos o medias o fibrones. Los vemos acompañando a sus padres en los contenedores de basura. Los vemos…pero… ¿los hemos escuchado?

Investigaciones

Dos investigaciones actuales nos traen las voces de les niñes. Sólo dos, en medio de tantas alusiones periodísticas, de tantos profesionales que se autorizaron a hablar por ellos, de proclamas de Padres Organizados y de reclamos para que se los vacune.

Unicef y Word Vision, publicaron sus investigaciones en las que les dieron voz y hasta participación activa como investigadores a niñes y adolescentes.

¿Qué nos dicen les niñes en ellas?

Los resultados de la Encuesta Rápida realizada por Unicef en Argentina[1], mostraron que 36% de los adolescentes entrevistados presenta algún sentimiento negativo, siendo que se siente asustado/a (22,5%), angustiado/a (15,7%) o deprimido/a (6,3%). Más de la mitad habla de estos temas con sus madres. El 47% de los adolescentes encuestados manifestó creer que ellos o alguien de su familia puede contagiarse. 98% del total de los adolescentes encuestados afirmó estar cumpliendo con las medidas de aislamiento. Sobre el uso del tiempo, las tareas escolares son la actividad que se realiza con mayor frecuencia (87%), seguido por hablar con los amigos y amigas (57%), ayudar con tareas domésticas (49%), jugar a la play, pc o consolas (48%) y otras. Cabe resaltar que 76% considera que está más tiempo ante las pantallas.

Concluye su estudio Unicef afirmando que: “El momento de crisis global y que la Argentina atraviesa puede convertirse en una oportunidad para innovar y avanzar estrategias capaces de atender no sólo la coyuntura de la pandemia ocasionada del COVID-19 sino también los factores estructurales que limitan el ejercicio de esos derechos humanos fundamentales. Distintas estrategias pueden apoyar a la comunidad, fomentar la salud mental en este contexto, proteger el acceso a bienes y servicios esenciales y aliviar el impacto económico de las medidas de permanencia en el hogar, especialmente en los hogares en mayor situación de vulnerabilidad con niñas y niños. Hacerlo es fundamental para asegurar para cada niña, niño y adolescente, el pleno ejercicio de sus derechos, incluso en situaciones de emergencia.”

Las voces de los niños y niñas en tiempos de la covid-19

“Cuando los niños y jóvenes se involucran en actividades participativas con sus pares, están más capacitados para hacer frente a las dificultades y mejorar su confianza en sí mismos y su sentido de eficacia personal. En alineación con esta postura, World Vision[2] conversó con aproximadamente 100 niños y jóvenes de 13 países en marzo y abril de 2020 para explorar su comprensión y experiencias durante la crisis de COVID-19 y cómo les gustaría contribuir para detener la propagación de COVID-19. En este informe se ofrece un resumen de sus respuestas con ejemplos inspiradores de participantes jóvenes que ya están tomando acciones con sus amigos y comunidades, así como de las áreas que ellos han identificado como las que necesitan más apoyo”.

Emiliano Galende (1993) y Vicente Galli (1985) sitúan a la participación comunitaria como un indicador privilegiado respecto a la Salud Mental. Por ello, al leer las respuestas de niñes y adolescentes de esta investigación, podemos concluir que, si bien les niñes están sufriendo los temores, la angustia que la incertidumbre produce y la nostalgia por las actividades prepandémicas, imaginan y realizan muchas acciones para participar de los cuidados colectivos. Esta manera de transitar por la pandemia da cuenta de un recurso muy poderoso para hacer con lo que la catástrofe produce.

“Estamos en cuarentena, y no podemos salir. La situación está bien mal. La gente está experimentando angustia y desesperación en sus casas. Al inicio de la cuarentena, la gente estaba comportándose bien, pero a medida que el tiempo pasa, muchas personas no están respetando el confinamiento, y estas personas están poniendo en riesgo a otras. (Natalia, 16 años, Perú)”

“Yo soy voluntario en mi comunidad para luchar contra la pandemia del coronavirus y crear consciencia sobre los riesgos que el virus trae para la población. Queremos garantizar que la gente está siguiendo las instrucciones y estamos usando mascarillas y guantes cuando son necesarios. Siento que esta es una oportunidad para ayudar a otros. (Jomarie, 17 años, Filipinas)”

“Yo creo que podemos enseñar a los niños sobre la pandemia –por qué es tan peligrosa y por qué la gente se está asustando tanto. Muchos niños todavía no están tomando el asunto en serio ya que están siendo testigos de una pandemia por primera vez. Lo mismo pasa con sus padres, no están tan preocupados. De modo que, si educamos a los niños, ellos pueden, a su vez, difundir la información con sus familias. (Ahona, 16 años, Bangladesh)”

“Nosotros estamos haciendo videos y creando pancartas con información sobre qué cosas no podemos hacer. Estamos contando cuentos para niños para mantenerlos entretenidos y ocupados. Esto ayuda a que los niños se queden en casa y no salgan a las calles. (Lara, 17 años, Brasil)”

Niñes y adolescentes de Rosario

Para escuchar lo que podían decir de su “estar pandémico” se pidió audios breves a niñes y adolescentes de la ciudad. Se les informó que estábamos tratando de saber qué les pasaba y cómo se sentían en la pandemia. De los 134 audios recibidos seleccionamos algunos para que tuvieran presencia en este artículo.

“Con mi hermana nos ponemos en el balcón a mirar si la gente que pasa tiene bien puesto el barbijo. Mi papá nos dice que es una buena manera de no contagiarnos y no contagiar a los otros. En todo este año no me resfrié ni una sola vez. (Renata, 10 años, Rosario, Argentina)”

“Puedo hacer las clases virtuales desde mi cama. Lo que no me gusta es que el profe de Educación Física quiere que prendamos la cámara y hagamos los ejercicios. Me da mucha vergüenza que me miren los compañeros. Por eso no la prendo. Pero me va a poner baja nota. (Antonela, 13 años, Rosario, Argentina)”

“Mi hermano se contagió pero no tuvieron que internarlo. Nos tuvimos que aislar todos. Por suerte a mi abuela la vemos sólo por videollamada o a veces la vamos a visitar y la saludamos desde la vereda. Ella está un poco viejita y si se contagia se puede morir. Ahora ya la vacunaron pero igual la tenemos que cuidar. (Renzo, 10 años, Rosario, Argentina)”

“Volvimos a la escuela. A mi hermana la puso contenta. A mi no. Las profes están contentas o dicen eso. Mis amigas están en otra burbuja y por eso me aburro en los recreos. Podemos ir al patio grande al aire libre. No nos dan mucha tarea para la semana que no vamos. Por suerte. (Camila, 13 años, Rosario, Argentina)”

“Tuve fiebre y me llevaron al centro de salud para que me hisoparan. Es horrible pero dio negativo. Igual nos aislamos todos y mi papá no fue a trabajar. Mi mamá ya no trabaja desde el año pasado porque la señora adónde iba a trabajar no la llamó más. Ahora ayuda en el Comedor del barrio. ( Jonathan, 15 años, Rosario, Argentina)

Les niñes y adolescentes de Rosario comparten el sentir de los de Latinoamérica y el mundo. Están informados, se cuidan y han entendido que el cuidado es colectivo. Tienen miedo de contagiarse y contagiar y quieren cuidar a sus familiares. Sufren la distancia y las restricciones, pero las acatan en la medida en que sus familias lo hacen. Algunos quieren poder volver al mundo de “antes” pero esperan y se adaptan a la modalidad de vida en pandemia.

Quizás esta crisis pueda promover algunos cambios en la escolaridad si se advierte que la “escuela estaba vieja y no lo sabía”, o, como nos dice Francesco Tonucci, quien siempre ha pensado en estrategias de escucha y participación para las infancias; podamos reinventar las prácticas y políticas públicas respecto a las infancias invitando a esa reinvención a los protagonistas y centro de ellas: les niñes.

Una iniciativa rosarina

En este mes de las infancias, Ojo al piojo, el Festival Internacional de Cine Infantil, incluye en el Jurado de premiación a niñes y adolescentes. El festival, que ya cumple una década, siempre situó a las infancias en el centro de la escena, tanto como espectadores y realizadores y este año inaugura su presencia en los Jurados. “Sobre los niños participantes, algunos forman parte de talleres de cine pero otros no. Hay adolescentes que han presentado sus producciones y están en la misma categoría en términos de calidad, expresividad estética y artística”, señala a La Capital, Mariana Sena, subdirectora del Centro Audiovisual Rosario (CAR) y productora de Ojo al Piojo.[3]

La presencia que queremos

Para cualquier práctica que involucre a niñes necesitamos la participación de elles porque en sus sentires y en sus decires encontraremos las pistas que nos permitan sostener estas prácticas en aquello que nos demandan y no dejarlos de lado cuando de elles se trata. Podemos tratar de situar a les niñes como verdaderos sujetos de derecho si les permitimos tomar la palabra y escuchar su voz.

¿Cómo producir salud cuando se trata de niñes y adolescentes? Obviamente debemos atender su cuerpo biológico, su crecimiento, su desarrollo…pero también y simultáneamente, tenemos que promover la participación de esos niñes y adolescentes en las políticas de cuidado.

Nos sorprenderíamos mucho si los dejamos hablar y los escuchamos, ya que ellos pueden acercarnos sus ideas, sus propuestas y como ha dicho Francesco Tonucci, se trata de mirar las infancias poniéndonos en el mismo plano de su mirada, se trata de no mirarlos desde arriba, de situarnos a su altura y poder producir acciones de salud CON ellos y no sobre ellos.

* Doctorado en Psicología de la UNR.

 

[1] Estudio sobre los efectos en la salud mental de niñas, niños y adolescentes por COVID-19, Fondo de las Naciones Unida para la Infancia, UNICEF, Mayo 2021, Buenos Aires, Argentina. https://www.unicef.org/argentina/media/11051/file/Estudio%20sobre%20los%20efectos%20en%20la%20salud%20mental%20de%20ni%C3%B1as,%20ni%C3%B1os%20y%20adolescentes%20por%20COVID-19.pdf

 

 

[2] Las voces de los niños y niñas en tiempos de Covid-19. https://www.wvi.org/sites/default/files/2020-08/WV-Las%20voces%20de%20los%20ni%C3%B1os%20y%20ni%C3%B1as%20en%20tiempos%20de%20COVID-19.pdf

 

 

 

 

 

[3] La capital, 14 de agosto de 2021. Educación: Un festival de cine donde las infancias son protagonistas. Paula Busnadiego. https://titulos.com.ar/general/La%20Capital/un-festival-de-cine-donde-las-infancias-son-protagonistas/53417683