La realidad siempre supera a la ficción. La frase puede aplicarse claramente tras el violento ingreso de cuatro policías al Museo de la Memoria de Rosario, cuando se representaba el crimen de Jonatan Herrera, un joven ultimado a tiros por la policía cuando lavaba su auto. La excusa para saltar hacia la terraza que da al frente de la entidad de Córdoba y Moreno, fue la supuesta denuncia de un vecina que vio a un joven armado en el lugar. La escena era parte de la teatralización con armas de juguete. "Al edificio lo tomaron por asalto. Saltaron la tapia y empezaron a requisar a chicos que estaban jugando a la pelota y tomando mate", detalló la directora del Museo, Viviana Nardoni, quien aclaró que la recreación ya había terminado y no había ninguna situación "confusa" en el lugar.
Todo ocurrió en el marco de una jornada sobre concientización sobre violencia institucional, y tuvo como víctimas a un grupo de jóvenes, entre los que se encontraban los hermanos y primos de Jonatan, asesinado en 2015 por agentes policiales.
La abogada Jesica Pellegrini recordó que "los agentes argumentaron que su tarea es 'combatir el delito' ya que así lo 'clama la sociedad', más allá de que en este caso la mentira policial llegó a límites absurdos no sólo porque los pibes estaban jugando a la pelota sino porque el mismo marco en el que se desarrollaron los hechos desbarata cualquier versión policial". Para la letrada "irrumpieron en una institución pública, que además es un Sitio de Memoria, con todo lo que ello representa, sin ningún tipo de orden de allanamiento ni delito en flagrancia que habilite tamaño accionar".
Nardoni confirmó que "la denuncia (de una vecina), existió y así nos lo confirmaron, pero esto no justifica el modo en que accionó la policía". "Esto no es algo que desde el Museo se vaya a dejar pasar, nos estaremos reuniendo con nuestros abogados y se presentará el reclamo ante quien corresponda, pero no se va a tolerar una irrupción semejante", sentenció.
"Una vecina preocupada al ver una persona con un arma llamó al 911. Lo cierto es que se trataba de un actor con un arma de juguete, porque se estaba representando, justamente, la represión policial en el caso de Jonatan Herrera", explicó la directora del Museo en sintonía con lo expuesto por otros testigos del hecho. Y agregó que "cuando llegaron los efectivos, la actuación ya había terminado y se estaba debatiendo al respecto en una ronda, sentados en el patio, mate de por medio".
Los jóvenes fueron requisados por efectivos policiales que poco explicaron sobre lo que estaba pasando. "Al edificio lo tomaron por asalto. Saltaron la tapia y empezaron a requisar a chicos que estaban jugando a la pelota y tomando mate", detalló. "Lo correcto hubiese sido que constaten si efectivamente había alguna situación de riesgo", razonó.
También planteó sus dudas acerca de la efectividad de ese procedimiento llegado el caso de que hubiese existido una situación que era necesario neutralizar. "Parece como mínimo poco cauto", aseveró.