"En la serie original no sólo hay algunas bromas y capítulos divertidos, sino que hay personajes graciosos, en La nueva generacion también: Worf es trágico e interesante, pero también divertido como punto de partida, yo sólo le ‘subo el volumen’ a eso para que podamos disfrutarlo”, asegura Mike McMahan, guionista y showrunner de Star Trek: Lower Decks, la serie animada ambientada en el universo trekkie que estrena este miércoles en la plataforma Paramount+.
En mesa redonda con periodistas de distintos medios latinoamericanos, McMahan reconoció que el enfoque explícitamente humorístico era “el único modo de escabullirme” dentro del universo trekkie. Además de algún Premio Emmy en su haber, McMahan tiene un currículum que incluye participación en éxitos del género como Rick&Morty, aunque reconoce las principales inspiraciones para esta serie en Futurama y Galaxy Quest.
Star Trek: Lower Decks sigue las desventuras de un grupo de “camisas rojas”, es decir, de los operarios del escalafón más bajo de la Flota Estelar, esos que tendían a morir en la serie original y a los que el guión no daba mayor relevancia. La Alférez Marnier, Boimler, Rutherford y Tendi desarrollan sus tareas diarias y tratan de sobrevivir a los diarios imprevistos cósmicos y al tedio de la rutina en una nave de segunda línea. No están en la Enterprise, sino en la U.S.S. Cerritos, una nave diplomática que se encarga de los “segundos contactos” con especies alienígenas.
“Lo que el espectador puede esperar aquí de series como Rick & Morty es el ritmo: Lower Decks marcha como una comedia animada para adultos, es como Star Trek pero cayéndose por las escaleras, rebotando en cada escalón y dándosela contra el piso”, define. “Para mí lo divertido de estas series animadas, o de otras como Bojack Horseman, es que dan una sensación de no saber qué es lo que va a pasar después, pueden ir de lo graicoso a lo emotivo, pero al mismo tiempo Lower Decks en su raíz es un programa optimista, no es cínico como los otros, incluso puede ser aterradoramente optimista, positivo e inclusivo. Amo R&M y South Park, pero es una sátira basada en seres oscuros. Lower Decks dice ‘ey, acá están tus amigos, van a pasar cosas, pero no te preocupes, se apoyarán entre sí, de un modo muy startrekky’”, explica.
En cierto punto, muchas veces el humor de Lower decks funciona como una comedia de enredos de oficina, donde las ansias de descontrol de Mariner chocan con las aspiraciones de ascenso de Boimler y las ganas de agradar al otro de Tendi y Rutherford los mete en más problemas de lo que cualquier oficial de la Flota querría pasar. “Algo que aprendí escribiendo Rick&Morty es que en el fondo tenían la misma estructura narrativa que un capítulo típico de Star Trek: pasaba algo extraño desde la ciencia, sucedían cosas y al final del día alguien había aprendido o avanzado en algo”, considera el autor.
Para McMahan, el objetivo es que al terminar el capítulo, más allá de divertirse, los espectadores puedan reconocer el espíritu trekkie en él. “La clave es que siga siendo una buena serie de Star Trek”, plantea. Y aunque Lower decks está lleno de guiños para los amantes del universo de Spock, Picard y compañía, se puede entender y disfrutar sin haber visto las quinientas temporadas de la decena de series que existen ni las películas. “Si aparece un klingon cualquiera puede entender que es un alienígena enojado con una espada, ya es un arquetipo”, señala el showrunner. Así, cuando los protagonistas de esta serie se dedican a soltar nombres “famosos” del universo trekkie, no hace falta conocer las aventuras de cada iteración de la Enterprise. La noción de “un tipo famoso” alcanza para comprender el chiste en su nivel más básico.
“Star Trek siempre tuvo la capacidad de hacerte sentir que era grande”, analiza McMahan. “La Enterprise nunca se siente una nave chica, los protagonistas eran parte de un mundo más grande y mi parte favorita eran esos momentos fuera del puente e mando y la aventura”, cuenta.
“Tuve un montón de trabajos, le llevé café a muchísima gente, pero siempre en ambientes que de algún modo te inspiraban, con gente junto a la cual quería estar, y pagaba derecho de piso, sí, pero aprendía dónde, cómo y con quienes quería trabajar y con quién no, o cómo no hacerlo al llegar a ser yo el jefe”, rememora. “Lower decks tiene mucho de esa etapa, de esos trabajos menores pero importantes, que te diría que hasta fueron más divertidos que el de hoy, cuando llevo la batuta”.
Para McMahan, todo se reduce al formato con el que dio Gene Rodenberry hace décadas. “Su comprensión de lo que querrías ver en un grupo de gente a la que admirar en una nave espacial, qué historias contar, cómo interactúan... ¡es tan buen material televisivo! Por eso podés tener tantas series. Es básicamente gente trabajando junta y comprometida con la ciencia. No hay duda ahí. Todos son éticos, morales y se apoyan mutuamente, y en el fondo, es una serie sobre la amistad. Por suerte para mí, la comedia también funciona con la amistad. Star Trek es explorar la galaxia, pero también es sobre conocer a la humanidad. Lower Decks también es aprender sobre uno mismo. Los personajes no pertenecen al puente, no son oficiales perfectos. Por ejemlo, Jordi en The Next Generation es perfecto de corazón y talento. Los personajes de Lower Decks quieren ser como Jordi, pero no saben cómo”.