“El protagonismo del movimiento estudiantil universitario ha sido central en la vida política de todos los países latinoamericanos”, dijo a este diario Pablo Buchbinder, coordinador del programa Historia y memoria de la UBA, que ayer presentó el coloquio “Juventudes universitarias en América latina”, organizado por la UBA para comenzar a discutir el centenario de la Reforma Universitaria que se cumplirá en 2018. En el encuentro que finaliza hoy, investigadores de Uruguay, Chile y México, así como de las universidades nacionales de Buenos Aires, Córdoba, La Plata y el Litoral, entre otras, reflexionan sobre los procesos de formación y organización de los jóvenes en centros y federaciones estudiantiles, su peso en la vida política de los Estados, su rol como cantera de cuadros para los partidos, sus formas de sociabilidad y modos de organización, y otros aspectos.
“En 1914 empieza la construcción del estudiantado como un actor más de la política argentina”, señaló Natalia Bustelo, doctora en Historia e investigadora del Conicet, una de las expositoras de la primera sesión del encuentro, en el auditorio que tiene la UBA en Uriburu 950. La investigadora contó que entonces los estudiantes reclamaban ser tomados en cuenta como parte de las universidades; a través de sus revistas (mencionó, por ejemplo, a Claridad, Ariel, Insurrexit, Ideas, Verbo libre y Germinal), los centros de estudiantes debatían cuestiones científicas y culturales para luego, a partir de 1917, cambiar su enfoque: “La Revolución Rusa abrió un horizonte emancipatorio. Había una expectativa muy grande de que el partido bolchevique se expandiera por toda Europa”, contó Bustelo, y agregó que desde allí las revistas empezaron a tener un contenido más netamente político: “Hay que tomar partido entre los oprimidos”, definían.
Sobre las relación entre los partidos políticos tradicionales y los estudiantes, las expositoras –entre quienes también se encontraban Luciana Carreño, Ana Clarisa Aguero y Eliana Bertero– coincidieron en que en un primer momento, cercano a 1910, existía una “apatía hacía los partidos políticos”, pero que tras la Reforma Universitaria, sobre todo a partir de 1919, empezó un proceso de “acercamiento a la política formal”.
“La importancia del movimiento estudiantil como actor político y social en América Latina, por lo menos en el siglo XX, es indudable. En el caso uruguayo podemos marcar la creación en 1929 de la Federación de Estudiantes Uruguayos (FEU), que en aquel momento abarcaba también a los secundarios. Fue en ese momento un lugar de aprendizaje de los políticos del más variado arco ideológico; con posterioridad más cerca de la izquierda, sobre todo desde los años 60’”, dijo a este diario Vania Markarian, de la Universidad de la República, quien participará hoy de los debates. Sobre el rol de movimiento estudiantil uruguayo, explicó que “cambió posdictadura (el 1 de marzo de 1985 asumió el primer gobierno democrático), aunque en ese momento tuvo un papel muy importante, fue su último momento de impacto a nivel nacional. En el actual elenco de gobierno hay muchos estudiantes de la famosa camada del 83’”. “Si bien en muchas ocasiones posteriores se ha plantado en defensa de la educación pública –afirmó–; hoy las movilizaciones más grandes no tienen como actor principal a los estudiantes. Una explicación de esto podría ser que el sistema de educación superior público no sufrió ataques como los que se quisieron aplicar en Chile y Argentina, por ejemplo”.
“En el contexto nacional chileno la lucha del movimiento estudiantil es muy radical, notoriamente los estudiantes tiran la agenda de discusión hacia la izquierda. El contrapunto que hay que tener en cuenta es que Chile es uno de los países más neoliberales de la región y del mundo. Entonces, si bien el movimiento estudiantil corre la discusión a izquierda, eso no lo ubica como uno de los movimientos más radicales que se pueden ver en América latina o el mundo”, puntualizó Andrés Donoso Romo, investigador del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Playa Ancha de Chile.
Donoso Romo explicó que en Chile hay un movimiento cultural de sectores emergentes de las clases medias, “a veces sus discursos suenan más radicales de lo que realmente son. Son movimientos de una izquierda liberal”. “La dictadura chilena derechizó al país, logró instalar el discurso neoliberal, algo que en Argentina no pasó”, cerró el investigador de la Universidad de Playa Ancha, para quien “la Reforma Universitaria en Argentina fue un hito”.
El coloquio seguirá hoy, desde las 10, con entrada libre. En www.uba.ar/historia, los interesados puede consultar el programa de actividades.
Informe: Gastón Godoy.