El término en francés hainenamoration (odioenamoración u odioenamoramiento) es de difícil traducción al español. Fonéticamente hainenamoration y enamoration suenan muy parecido. En español es más difícil crear una palabra compuesta o un neologismo que los comprenda.

Haine significa odio y enamoration equivale a nuestro enamoramiento. Y de por sí es bastante chocante relacionar dos palabras con significados tan imaginariamente contrapuestos. Tampoco se puede decir que sean contrarios. Más bien que lo que se opone al amor es la indiferencia, no el odio. Esto justificaría en todo caso que se los amalgame en una palabra porque no serían opuestos entonces. Para traducir hainemoration se dice con más o menos acierto odioenamoramiento. Se acoplan las dos palabras pero no suenan como en francés como la palabra enamoration. Es un asunto que en castellano esta palabra termine en “miento”. Sería mejor decir enamoración. Nosotros no decimos odiación. Tampoco agregamos el miento al odio porque cuando se odia no se miente, lo cual muestra que no es tan simple que uno es el opuesto del otro.

Hubo un psicoanalista, Reich, que sostenía que la transferencia positiva, o sea el amor, se prestaba a la desconfianza, el amor podía ser un disfraz del odio. Por eso aconsejaba en su técnica no dejarse engañar por la transferencia positiva, por el amor, y “buscar el odio que estaba debajo”. Era una tesis “rebuscada” pero que no se podía negar fácilmente porque siempre detrás del amor, sobre todo exagerado, podría esconderse el odio, es decir ser el amor algo así como una formación reactiva.

Lacan con la expresión “odioamoramiento” afirma lo contrario. Dice “que no hay que dejarse engañar por la transferencia negativa", por el odio, porque hay siempre allí un amor disfrazado de odio, y esa es la fuerza de la palabra transferencia, dice Miller en La transferencia negativa .

¿Cómo se explica esto? La transferencia, el amor, surge del hecho de suponer que el otro tiene algo que nos interesa o nos gusta o lo queremos. Esto puede provocar toda clase de sentimientos, envidia, goce, envidia de goce, odio, deseos de robar lo que el otro tiene, incluso querer matarlo. Es decir que el odio sería una especie de odio-amante de lo que el otro tiene. Incluso a veces el odio puede ser una forma de declaración de amor. “Te odio” y estar diciéndole te quiero. El significante puede decir algo muy distinto de lo que parece, podés decirle a tu amor, mi ratoncito y no es que la estés odiando, como puede ocurrirte con el animalito detestable. O como cuando Pensée, la bella joven de la obra El padre humillado de Paul Claudel le confiesa a Orión a su joven enamorado, que no lo sabía: “Soy ciega”. Y parece que le dijese “Te amo”.

*Psicoanalista.