Norberto Oyarbide, quien falleció este miércoles tras estar internado varias semanas con coronavirus, fue uno de los jueces más mediáticos de la política argentina. Durante veintiún años ocupó uno de los despachos calientes de los tribunales de Comodoro Py y estuvo a cargo en algunas de las causas más resonantes del país, que involucraron a expresidentes como Carlos Menem, Néstor y Cristina Kirchner y Mauricio Macri. En enero de 2016, tras cuatro décadas de carrera judicial, presentó su renuncia: al principio dijo que necesitaba “otras cosas” para su vida, aunque declaró que su salida tuvo lugar tras ser presionado por la gestión de Cambiemos.
Oriundo de Villa Elisa, Entre Ríos, ingresó a la Justicia en 1976 como empleado auxiliar ad honorem en el Juzgado Correccional Nº 6 de la Ciudad de Buenos Aires. Ya en 1980, recibido de abogado en la Universidad de Buenos Aires, fue nombrado auxiliar de la Fiscalía Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nº 20 de la Capital Federal.
En su ascenso en la carrera judicial fue secretario de un juzgado y luego fiscal, hasta que en 1994, fue nombrado juez nacional en el fuero penal y correccional federal durante el primer mandato de Carlos Menem.
En la década de 1990 tuvo a su cargo las causas por la supuesta cuenta en Suiza de Carlos Menem y por el enriquecimiento ilícito del exdirector de la Casa de Moneda de Argentina, Armando Gostanian.
El exministro de Economía, Domingo Cavallo, lo acusó de estar apadrinado por la Policía Federal, luego de que el magistrado lo procesara en una causa vinculada a la empresa OCASA, del fallecido empresario Alfredo Yabrán. Este suceso se desató luego de que Cavallo revelara que Carlos Corach le había anotado en una servilleta el nombre de los jueces federales y al lado a quiénes respondía cada uno de ellos.
Triple A, medicamentos truchos y Jorge Videla
En diciembre de 2006 catalogó el accionar de la Triple A como delitos de lesa humanidad, y en 2007 le solicitó al Gobierno español la extradición de la expresidenta Isabel Martínez de Perón. Otra causa a su cargo fue la que investigó el asesinato en manos de la Triple A del militante peronista y sobreviviente de la masacre de José León Suárez, Julio Troxler.
Desde 2009, junto con otros jueces, investigó la causa denominada de los “Medicamentos truchos” en el que estuvieron involucrados sindicatos, empresas farmacéuticas y traficantes de drogas. Otro de los expedientes de alto voltaje que tuvo en sus manos fue el de las escuchas ilegales en la Ciudad de Buenos Aires, en la que procesó a Mauricio Macri por espionaje y lo embargó por 250 mil pesos.
En 2012, su nombre volvió a aparecer con fuerza en los medios cuando le revocó la prisión domiciliaria al genocida Jorge Rafael Videla. En marzo de este año, Oyarbide había recordado el momento en el que le tocó estar cara a cara con el dictador fallecido, durante una charla en el programa radial en el que participaba como columnista.
“No es fácil ser juez y tener sentado a menos de un metro a Jorge Rafael Videla, sabiendo todos los hechos que le endilgaban y representaban para la historia del país esos hechos. Me dijo que ‘era fácil presumir que se acababa la prisión domiciliaria’ y le respondí ‘en efecto’”, recordó.
Kirchner y Macri
También pasó por sus manos la causa del supuesto enriquecimiento ilícito de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner, a quienes sobreseyó en 2009. La misma medida dictó al ex vicepresidente Amado Boudou en la causa por las refacciones en su despacho del Senado, y fue acusado de “cajonear” causas contra ese funcionario, entre ellas una denuncia por presuntas anomalías en el manejo de fondos de la Anses y otra por sospecha de fraude en el canje de bonos de la deuda.
El magistrado de la Cámara Federal había renunciado a su cargo en abril de 2016, tras 21 años al frente del juzgado en lo Criminal y Correccional Federal 5, luego de una reunión con el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano, y el secretario del área, Santiago Otamendi. "Jamás tuve ningún tipo de presión, me voy porque todo en la vida tiene un principio y un final, necesito otras cosas para mi vida", había explicado.
En febrero pasado, cuando inició una nueva etapa como columnista radial, dio otra versión de los hechos más acorde a la presión ejercido desde el Poder Ejecutivo, y el nuevo pedido de juicio político que avanzaba en el Consejo de la Magistratura. "Macri no me compró porque yo no cotizo en Bolsa, pero tuvo intención directa de hacerlo", aseguró Oyarbide a principio de año.
"Me pidió que me inhiba en sus casos; yo tuve la causa de las escuchas ilegales donde él, siendo jefe de Gobierno (de la Ciudad de Buenos Aires) utilizó la Inteligencia del Estado con (Jaime) Stiuso a la cabeza. Ya siendo Presidente no había nadie que se le interpusiera, tenía todo el aparato del Estado para llevar adelante su obra extraordinaria", denunció el exmagistrado.
Juicio político
Oyarbide siempre pudo evitar la destitución. Sin embargo, estuvo tres años fuera del cargo durante el enjuiciamiento al que fue sometido por parte del Senado, y del que resultó absuelto en septiembre de 2001 con el voto del justicialismo. Tres jueces habían pedido su destitución por falta de ética, tras haber concurrido a un prostíbulo, haber omitido denunciar el delito de promoción y facilitación de la prostitución y tráfico de influencias por parte de su amigo Luciano Garbellano, haber incurrido en inconductas en su vida privada, enriquecimiento ilícito y amenazas contra empleados del restaurante Mirasol.
Pero los senadores decidieron que “no había pruebas suficientes en su contra para condenarlo, salvo su homosexualidad (sic)”. En cualquier caso la acusación más grave ya había quedado en el camino: cobrar a cambio de dar protección policial a prostíbulos en Buenos Aires. El 12 de septiembre de 2001 Oyarbide volvió a su histórico despacho.