“Este es un espacio más que ganó nuestra escuela pública”, dijo Silvia Hara, la directora del Jardín de infantes integral 14 Carlos Fuentealba del distrito 5, en el acto de inauguración de la escuela que ayer abrió sus puertas a 100 chicos y chicas de 3 y 4 años en el barrio porteño de Parque Patricios. El edificio en el que funciona el jardín fue recuperado en 2014 por agrupaciones sociales, vecinos y docentes del barrio, cuando la primera inscripción en línea implementada por el Gobierno de la Ciudad dejó sin vacantes a 17 mil alumnos. Ese mismo año, la Legislatura porteña aprobó por unanimidad la ley de expropiación del espacio, y se estimaba que la escuela podría empezar a funcionar en marzo de 2015. Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad tardó más de tres años en poner en marcha la obra de refacción del edificio. “A fines de 2015 tuvimos una reunión en la Subsecretaría de Gestión Económico Financiera y de Administración de Recursos del Ministerio de Educación de la Ciudad, y ahí nos confesaron que la plata para la escuela se había ido en la campaña de Macri para las elecciones de ese año”, recordó en diálogo con PáginaI12 Joaquín Malamud, miembro de la Agrupación Docente Simón Rodríguez.
En el edificio ubicado en la calle Manuel García 370, hasta 2001 funcionó un club de barrio. Por decisión de los vecinos, el espacio fue cedido ese año al Estado por la necesidad que había en el barrio de que hubiera una escuela. A partir de entonces, y hasta 2009, distintas instituciones educativas del distrito 5 de la Ciudad lo usaron de forma temporal, mientras en sus edificios se hacían obras de refacción. La última escuela que funcionó allí fue la 27, entre 2008 y 2009, y cuando volvió a su lugar original, el edificio de Manuel García 370 quedó abandonado.
“Con distintas organizaciones, docentes del barrio y vecinos, encontramos este edificio en 2014 de causalidad. Un compañero pasó por la puerta y vio que era una escuela abandonada”, contó a este diario Malamud. Ese año, el Gobierno de la Ciudad puso en práctica el sistema de inscripción en línea para las escuelas públicas, y los chicos y chicas que quedaron sin vacantes en toda la ciudad fueron alrededor de 17 mil. “La inscripción visualizó una problemática que venía desde hacía muchos años, que era la falta de escuelas y de jardines en la Ciudad, sobre todo en la zona sur”, recordó el docente.
Frente a la falta de vacantes, los vecinos organizaron el 25 de febrero de 2014 una asamblea en la puerta de la escuela. “En esa primera asamblea se armó la comunidad educativa Carlos Fuentealba –señaló Malamud–. Fue una vecina la que propuso el nombre; dijo que si había una nueva escuela en el barrio se tenía que llamar Carlos Fuentealba, estuvimos todos inmediatamente de acuerdo”. Al día siguiente, ante la falta de respuestas del gobierno, se votó en asamblea la ocupación del edificio hasta lograr que el gobierno se hiciera cargo de la escuela. “La ocupación duró nueve meses. Hicimos actividades, festivales, ollas populares, consultas a los vecinos, de todo para que el gobierno atendiera nuestra situación”, recordó Malamud.
Tuvieron que esperar hasta abril para que el proyecto de expropiación del edificio llegara a la Legislatura porteña. El día 3 de ese mes los diputados aprobaron por unanimidad le lay que destinaba el terreno y el inmueble al funcionamiento de una escuela, luego de un proceso de remodelación del edificio que se estimaba iba a tomar unos cinco meses. “En ese momento el Gobierno de la Ciudad nos ofreció a las organizaciones políticas que nos quedáramos con el edificio, para hacer un local o un centro cultural. Rechazamos esa propuesta porque desde el principio la idea era que el Estado se hiciera cargo del espacio para una escuela pública”, contó el maestro.
Recién en octubre de 2014, los vecinos y docentes que ocupaban la escuela entregaron la llave a los obreros que fueron a iniciar la refacción. Pero la obra empezó a un ritmo lento y discontinuo. En junio de 2015, sin aviso, la remodelación fue abandonada. Mulamud recordó que “dejaron la puerta abierta sin nadie adentro. Los pocos materiales que habían fueron robados. Tuvimos que venir los vecinos a hacer guardia y poner cadenas propias para que no se metiera nadie”. A fines de ese año, la asamblea consiguió que los recibieran en el Ministerio de Educación de la Ciudad. En esa reunión, voceros de la Subsecretaría de Gestión Económico Financiera y de Administración de Recursos del Ministerio de Educación de la Ciudad aseguraron que habían usado la plata de la escuela para la campaña.
Durante 2016, las excusas por las demoras en la obra fueron otras, principalmente relacionadas con temas burocráticos con la empresa constructora. A lo largo de todo el año, la asamblea presentó nuevos reclamos, organizó una conferencia de prensa en la Legislatura y en el Ministerio de Educación. Finalmente la obra se retomó en noviembre, y luego de trabajar todo el verano, ayer la escuela pudo ser inaugurada. En el acto hubo que dejar varios espacios libres: pese a que se trata de una obra recién terminada, hubo numerosas goteras y filtraciones por la lluvia.
Informe: Juan Funes.