Durante siete horas, el barrio El Martillo, en el sudoeste marplatense, fue escenario de un enfrentamiento entre el jefe de una banda de narcos que domina la zona, y un grupo de amigos y familiares de un adolescente baleado por error por el mismo narco, cuando intentaba matar a un joven en venganza por la muerte de un amigo. La cadena de venganzas y odio que creció como bola de nieve derivó en otras dos muertes, una de ellas la de un amigo del adolescente baleado, y la otra, la del propio jefe de la banda, localizado en la vivienda de su pareja, que fue prendida fuego. El sitiado murió quemado. Como en la guerra de Troya, su cuerpo fue arrastrado y abandonado en la calle. La Bonaerense se mantuvo convenientemente fuera del alcance de las balas. Intervino recién después de que todo se hubo calmado. El comentario, en el barrio, es que los polis le soltaron la mano al jefe y que ya tenían quien lo reemplace.

El origen visible del enfrentamiento, fue la muerte a tiros de Matías Moyano, de 31 años, el domingo 30 de abril pasado, cuando viajaba en moto junto a su pareja por la ruta 88. Moyano estaba alojado en el penal de Batán, le faltaban cinco meses para cumplir condena, y ya estaba en condiciones de tener salidas transitorias, que cumplía los domingos de 9 a 19. Durante la salida del domingo, un motociclista no identificado se puso a un lado de la moto de Moyano y lo fusiló. El fallecido era muy amigo de Nelson Alderete, de 25 años, quien según los vecinos controlaba una zona del barrio para la venta de drogas. 

El motociclista que disparó no fue identificado pero Alderete construyó su culpable tejiendo los bordes de una telaraña de dimes y diretes de barrio. Supuso que se trataba de un joven de 18 años, vecino de El Martillo. Una semana después, el domingo pasado, Alderete se ubicó en las calles Vidal y Sicilia, en una zona del barrio donde sabía que lo podría ubicar y esperó hasta que el joven pasó en su camioneta. Lo acompañaba Francisco Chaves, un adolescente de 15 años. Cuando vio la camioneta, Alderete comenzó a disparar contra el conductor. Una bala dio en la cabeza de Chaves. El conductor logró eludir al atacante y trasladó al chico hasta el Hospital Zonal de Agudos, donde fue internado. Finalmente falleció.

Dispuestos a vengarse, varios amigos del conductor y del chico fallecido, salieron dispuestos a matar a Alderete. Lo encontraron en la casa, en el mismo barrio, donde el señalado como jefe narco se defendió a los tiros y mató a uno de los amigos, Brian Falcato, de 17 años, de un tiro en el pecho e hirió gravemente a otro, con dos disparos, uno en el torso y otro en el pecho a Lautaro Olivero, un año mayor. 

Los que lograron escapar fueron en busca de refuerzos. Y regresaron el lunes de madrugada. Encontraron a Alderete en la casa de su pareja, de 35 años, situada en Sicilia al 7200. El grupo dispuesto a vengarse rodearon la vivienda y la empezaron a apedrear y disparar hacia las ventanas. 

La mujer logró escapar, mientras que Alderete respondía a los tiros. El enfrentamiento se extendió por casi siete horas. “Nos cansamos de llamar a la policía y a los bomberos. Recién llegaron a las cuatro y media. Hay incidentes todos los días en el barrio pero no de esta magnitud”, aseguró  una vecina.

Mientras, el grupo que rodeaba la vivienda de Alderete le prendía fuego a la casa. Horas después, a las cuatro y media de la madrugada del lunes, cuando la policía se decidió a entrar al lugar, se encontró con el cuerpo quemado de Alderete, abandonado en el medio de la calle, cubierto con unas chapas que habían colocado los vecinos para evitar que los perros lo desgarraran.  

Dentro del garaje de la casa había un auto Renault 12 break, también incendiado. Y a unos 100 metros de la casa, cerca de donde hallaron el cuerpo, fue hallado un Fiat Regatta, también incendiado en medio del enfrentamiento.

Algunos de los vecinos que presenciaron la secuencia de los hechos contaron que mientras que ellos apagaban el incendio, un grupo de muchachos entró a la casa, robó las pocas cosas que había adentro y sacó el cuerpo quemado de Alderete, a quien llevaron hasta la mitad de la calle y se ensañaron con sus restos.

“Los perros se comían el cuerpo del hombre quemado, la gente lo tapaba con unas chapas”, contó una vecina que presenció la batalla campal.

La investigación está a cargo de la fiscal que se encuentra de turno, María Isabel Sánchez, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 8, del departamento judicial Mar del Plata. La investigación por la muerte de Chaves y Falcato, y las heridas sufridas por Olivera, quedó supuestamente extinguida ya que su autor, Alderete, falleció. Queda abierta la causa por la muerte de Alderete y el incendio de la casa y los vehículos.

La que investiga, claro, es la Bonaerense.