En general, por protocolo o mera costumbre, se supone que la poesía es patrimonio de la palabra escrita, más que de la pronunciada. Se la coloca más cerca del libro que de la oralidad. Pero más allá de la tinta y de las páginas, en la poesía dicha la palabra se ensancha y cargada de sonido hace retumbar la epifanía de lo imprevisible. Hay cierta tradición discográfica que, con más sentido de la aventura que cálculo, ha puesto a la poesía en la voz de sus poetas. En esa línea se inserta Con esta boca en este mundo, el disco recientemente editado por Melopea, con Olga Orozco leyendo sus poesías sobre músicas de Litto Nebbia y César Franov.

Al surrealismo terrestre de la poesía de Orozco se suma el peso de ella diciéndola, con la voz opaca y cierto gesto de lejanía, de pasado irremediable. Detrás, Nebbia y Franov la escuchan y proponen formas de diálogo con músicas sutiles. “Lo principal para este tipo de experiencia es tocar sin pretensiones, digamos de una manera casi planchada. O sea, la música no tiene que molestar, pero tampoco quedar como un relleno”, dice Nebbia al comenzar la charla con Página/12. “En este caso, las ideas musicales fueron apareciendo motivadas por lo que iba escuchando de esa voz tan particular y profunda. En algunos casos tenía ya una melodía esbozada... pero luego al grabar me movía acompasado por el ritmo que ella le va dando al poema”, agrega. “Olga Orozco”, “Esa es tu pena”, “Para Emilio en su cielo”, “Cantos a Berenice III” y “En este mundo”, son algunas de las piezas seleccionadas por la poeta misma.

Orozco, que había nacido en Toay, en La Pampa, en 1920, murió en Buenos Aires en 1999. Poco antes había grabado la lectura de estos poemas, que quedaron en los archivos hasta que la Secretaría de Cultura de la Pampa y el Museo Olga Orozco -que funciona en su casa natal de Toay- impulsaron la edición. “A comienzos de 1998 grabamos en Melopea un álbum de poesía argentina musicalizada por la cantante María Cristina Turró –Nada más que poesía...–, producido por César Franov. Un día César me avisó que esa tarde pasaría a escuchar algo del trabajo en curso la poeta Olga Orozco, que es amiga de María Cristina. Fue una gran noticia, yo ya era un lector de su obra, la admiraba, pero no la conocía personalmente. Cuando llegó, nos encontramos frente a una mujer con gran personalidad, mucha humildad, y muy afable”, recuerda Nebbia.

“Por entonces, yo estaba muy sensible porque veníamos de grabar los poemas del gran Tito Reyes, último vocalista de Aníbal Troilo. Él improvisaba, con su manera única de decir, tan canyengue, tan sentimental, tan barrio, y yo lo acompañaba con el piano o la guitarra. Me gustó mucho hacer eso, tanto que se me ocurrió: ¿por qué no repetir la misma aventura con Olga Orozco? Cuando se lo propuse, al comienzo dudó. Creo que porque no terminaba de imaginar cómo podía quedar. Finalmente aceptó y a la semana siguiente hicimos el primer intento. Ella recitó el poema ‘Con esta boca en este mundo’ mientras yo iba tocando un plan de armonías y modulaciones que me habían inspirado la lectura del poema. Su manera de decir y su especial tonalidad vocal daban un aire muy sentido. Nos gustó mucho como quedó”, relata Nebbia, y se entusiasma con la evocación de la aventura.

A la semana siguiente, según lo prometido, Orozco volvió al estudio de grabación con todo un material seleccionado por ella misma, que grabó en una sola tarde. “Inclusive vino con el orden de los poemas para el disco”, destaca Nebbia. “Grabó todo y se fue dejándonos el tiempo y la libertad necesaria para completar la idea. Yo tomé para musicalizar seis de los poemas y convoqué a César (Franov) para que se hiciera cargo de los tres restantes. Fue realmente un sueño hacer música a partir de lo que había recitado”, sostiene Nebbia. “Olga murió al año siguiente sin que hubiéramos podido editar el álbum. Como sucede en Melopea y en tantas producciones independientes, terminás un trabajo y luego viene el problema económico. En veinte años no encontramos la manera de publicarlo, hasta que llegó el auspicio de la Secretaría de Cultura de La Pampa y el Museo de Olga Orozco de Toay”.

Proyectos 

Referencia musical para varias generaciones, hace mucho tiempo que Nebbia complementa su tarea de músico con la de productor artístico, una figura que le permite prolongar sus entusiasmos y sostener su energía creativa. “Todo lo que hago tiene que ver con mi pasión, mi destino, mi trabajo. He tenido la suerte de ser muy constante en mis objetivos”, asegura. “Y... Te hacés productor para que nadie te maneje o te mutile algo. Tenés un sello independiente para no tener que cumplir con el ‘mercado’ no depender de eso”, agrega el músico. Hablando de sus proyectos inmediatos, Nebbia asegura que antes de fin de año publicará un nuevo disco de canciones. “Es el disco disco ‘clásico’ de canciones que cada año o año y medio saco”, dice.

Nunca encontraré una casa como la que hay en mí, se llama el disco. “Son temas del año pasado y de este, salvo el que da título al disco, que compuse en los ’70 y quedó inédito”, explica Nebbia y otra vez se entusiasma: “También estamos publicando el álbum instrumental Cuaderno del cine francés de los ’60, un álbum donde evoco aquellos films de la Nouvelle Vague que tanto disfruté en mi adolescencia, todo eso de Godard, Truffaut, Varda y otros. Eso va a parecer en vinilo y CD. Como continuación de este trabajo está Cuadernos de apuntes sonoros, un CD que aparecerá en noviembre a modo de souvenir dentro de una antología de que va a publicar la Universidad Nacional de Córdoba: Las letras de Nebbia, 268 letras seleccionadas por su Autor + 1 CD con 21 temas instrumentales inéditos”, detalla.

Las novedades no se agotan y el músico se apura a agregar que por estos días, además de seguir con su ciclo Planeta Nebbia (los sábados a la medianoche por Radio Nacional), está trabajando en la edición de un box set con la música para Don juan Tenorio, de José Zorrilla. “Es una obra clásica, que musicalicé a partir de los ocho temas inéditos que dejara escritos Waldo de los Ríos”, concluye el pianista.

Volver al ruedo

Litto Nebbia sonríe de otra manera cuando anuncia que está ensayando con su cuarteto, con Nico y Tomás Corley –de Los Reyes del Falsete– y Leopoldo Deza en flauta y teclados. “Después de más de un año y medio, estamos listos para salir a tocar”, celebra. “Es una sensación muy extraña, como de pérdida, esta de no poder salir a tocar. Para mí inédita, porque yo empecé a salir a hacer música desde los 8 o 9 años con mis padres por Rosario, y desde entonces y nunca más paré. Pero también debo reconocer que este tiempo de ‘encierro’, en mi caso, sirvió también para revalorar lo que tengo a mi alrededor. El disfrute de los lugares cercanos, ciertos encuentros fraternos”, agrega.

Mientras la agenda empieza a llenar sus casilleros, el pianista y compositor planea distintas formaciones y horizontes expresivos. “De entrada, tengo la suerte de poder tocar en solitario. Eso me encanta, porque me autoabastezco para rescatar muchas de mis canciones y también improvisar sobre ellas. Pero cuando se da el momento de tocar en grupo, tengo para elegir un manojo de divinos músicos, a los que no solo les gusta mi composición sino que además conocen mis mañas y manera, por lo que podemos compartir cierta química en el escenario”, asegura Nebbia.

Grupos como Los Reyes del Falsete, un músico versátil como el tucumano Leopoldo Deza –que puede ir de la flauta a los teclados–, o bien Ariel Minimal y Pez, son algunos de los apareceros que Nebbia enumera así, de primera. “Son músicos que siento cercanos y ya no es una cuestión de elección. Uno se encuentra en la vida con quien corresponde. Todo tiene que ver con un respeto y entusiasmo afectivo mutuo”, enfatiza. “Ahora se van perfilando algunas fechas para salir. Hay una tríada por mis pagos: Rosario, Casilda y Venado Tuerto y también vamos a ir a Bahía Blanca y el 16 de octubre a Adrogué. Tenemos pensado algo por Capital en diciembre, pero antes, el miércoles 8 de setiembre voy a estar de invitado de Moris y Antonio Birabent en el CCK”.

-¿Cómo ves el panorama de la música argentina hoy?

 

-Esto de la pandemia medio que ha "congelado" un montón de situaciones que tienen que ver sobre todo con la comercialización, con la parte laboral. En breve volveremos a sentir que el alma de las cosas, los sueños, las ganas de crear y construir que gran parte de las y los artistas en argentina tienen, sigue intacta, gracias al cielo. Si no, entre tanta locura que vivimos en este mundo, todo sería más aburrido y más pobre.