Julián Lucero, Malena Pichot y el director Nano Garay Santaló son parte de un equipo que creó series de humor como Cualca!, Por ahora y Mundillo. En los primeros meses de pandemia, urgidos por la imposibilidad de desempeñarse en sus trabajos habituales, filmaron un especial de comedia, que combinaba el código del teatro con el cinematográfico, llamado Leonor. Éste fue proyectado únicamente online durante dos días. Dado el éxito de esta experiencia, el equipo volvió juntarse en el segundo año de pandemia para crear una película en una modalidad absolutamente independiente (como Leonor), pero con una apuesta mucho mayor. Rodada en cinco días en Exaltación de la Cruz, en tono de comedia con elementos de terror, Finde es una historia que apela a las nostalgias y problemáticas de la generación “millennial" que ya alcanza los cuarenta. Pero ahora el trío es cuarteto porque se sumó Leonardo Sbaraglia. El film se estrena este viernes y estará disponible online hasta este domingo (entradas en: finde.futurock.fm, se recibe un mail con un link directo a la página del evento donde está el reproductor para ver la película).

Sbaraglia comenta cómo fue sumarse al trío de Cualca!: "Es precioso, porque es un grupo de gente y de trabajo al que admiro hace mucho tiempo. Yo era súper fan de Cualca! y me encanta el humor que manejan, dónde instalan la mirada, y me hacen sentir muy cercano a esa mirada". El actor agrega que siempre había querido trabajar con ellos y es sincero: "No sé por qué se les ocurrió llamarme, pero había un rol que era importante y yo les dije que tenía que leer el guion, pero ya les iba a decir que sí. El guion me pareció muy bien escrito. Tiene una vuelta de tuerca muy interesante", sostiene Sbaraglia.

Finde aborda, en clave de comedia de terror, la historia de Agos y Santi (Pichot, Lucero), una pareja que, estresada por el encierro de su monoambiente y la pandemia, deciden irse un fin de semana al campo. Encuentran, a través de una app, una hermosa casaquinta en la Provincia de Buenos Aires a un precio de ganga. Al llegar, los dueños de la quinta, Emi y Lore (Sbaraglia, Paula Grinszpan) les proponen quedarse con ellos en la casa y atenderlos como en un hotel cinco estrellas, una oferta que esconde otras intenciones.

-¿Es una película generacional sobre los que andan por los 40 años?

-Bueno, casi toda la gente que había en la función especial que se hizo era de la generación de los que hoy tienen justamente 40 años, los nacidos en los '80. Yo nací diez años antes, pero aun así me siento representado también. Es una generación que me encanta. Yo creo que hay mucho de eso. Hay un tipo de humor y un tipo de cultura que está muy presente en esa generación. Espero que también les guste a otras generaciones, así como un tipo como yo, que tengo 51 años, entiendo y capto ese humor perfectamente. Pero la gente de 30 también. Hay algo ahí que tiene un aspecto más grande.

-La pandemia juega un rol clave en la historia. ¿Cómo fue filmar en este contexto?

-En principio, son estas cosas buenas, aunque la pandemia no trae nada bueno. Uno no puede sacar cosas positivas de esto, pero sí de las circunstancias que esta realidad nos impuso. Y yo creo que si las circunstancias hubiesen sido otras, quizás no nos habríamos encontrado. Fue posible el encuentro porque estamos pasando un momento del mundo, del trabajo y de las cotidianeidades que han cambiado. Entonces, por suerte nos hemos encontrado. Como también he podido encontrarme el año pasado con Lore Vega haciendo un Podcast o con Guillermo Cacace haciendo Amor de cuarentena. Se dio la posibilidad y pudimos encajar justo las fechas para estar cuatro días rodando este proyecto y llevarlo adelante. A veces, cuando se produce esta especie de pequeña fisura en la cotidianeidad, aparecen cosas y encuentros muy ricos. Y esta película formó parte de eso.

Una escena de

-¿Que dosis de responsabilidad y, a la vez, de diversión y delirio tuvo el rodaje?

-La responsabilidad fue tener que cumplir un plan porque para eso tenés que cumplir una agenda y un orden, y si no llegás, no llegás. Y hay un presupuesto determinado que tenés que meter. Estaba cada uno trabajando con su mejor voluntad y todos éramos parte de una cooperativa. O sea, nosotros hemos entregado nuestro trabajo también cooperativamente hablando. Entonces, hay una responsabilidad en sacar adelante algo. Al mismo tiempo, el hecho de no tener un productor detrás, con una bajada de línea concreta de una cadena o de una plataforma, como alguien que está pensando más en otra cosa que lo que se está haciendo, establecía ciertas condiciones de libertad. Hemos hecho lo que hemos querido. No había nadie controlando con un tercer ojo mediando entre lo que estábamos haciendo y un hipotético espectador. Ese trabajo ya lo habían hecho Malena y Julián. Ellos tenían un interlocutor muy claro y confiaron mucho en eso y nos contagiaron de esa energía, de esa visión de la película. Estábamos todos muy en sintonía y nos hemos divertido muchísimo. Hay escenas que son muy intensas.

-En relación a lo que decís, que sea una película ultraindependiente, ¿les quita presión, entonces, a la hora de trabajar o también tiene sus bemoles?

-No, el clima de trabajo fue extraordinario. No quiere decir que ese clima uno no lo pueda encontrar en otro tipo de condiciones. He tenido experiencias maravillosas trabajando como actor, en lo variopinto y lo heterogéneo que puede ser una película. En este caso particular, tenía el tenor de que estaba haciendo algo como con amigos. Hay una confianza y un respeto artístico muy grande y eso me daba mucha alegría. Traté de entrar en la lógica que el texto y que la visión de ellos me proponían.

-¿Crees que faltan películas que combinen el humor y el terror en el cine argentino?

-Yo creo sí. Esta película puede ser una manera de ver que hay todo un lenguaje para explorar en el cine. También acabo de hacer una película maravillosa con Ariel Winograd, Hoy se arregla el mundo, que no sabemos cuándo se va a arreglar (risas), y está buenísima. Obviamente, está hecha en condiciones muy diferentes, Ariel es muy buen director. Pero me parece que hay gran cantidad de gente como Malena, Julián, Nano Garay. Fundamentalmente es un equipo de trabajo que tiene mucha tela para cortar, con un trabajo delicioso, con mucho humor, muy inteligente. Está bueno que cada vez más el gran público acceda a este tipo de lenguaje.