Lo que va de una eliminatoria a la otra. La anterior fue muy sufrida para la Argentina que recién alcanzó la clasificación en la última fecha, en un recordado partido en el que Messi apareció en todo su esplendor y marcó los tres goles que aseguraron la victoria. El panorama es bien distinto ahora. 

El equipo estrenó el título de campeón de América con una victoria clara, contundente, elaborada con mucha paciencia y sostiene el segundo puesto que agiganta las posibilidades de llegar sin demasiados apremios a Catar.

Las principales virtudes del equipo fueron que supo capitalizar las ventajas de jugar con un rival inferior, que a los 30 minutos se quedó con uno menos; que nunca dejó de buscar tocando; que no se desesperó para extender la ventaja después de conseguido el primer gol, y que redondeó una muy buena tarea.

El primer tanto, el que dejó prácticamente liquidada la cuestión fue una joyita, con un buen pase de Di María, de espaldas, a Lo Celso, un brillante estiletazo del ex jugador de Central a Lautaro Martínez, y una definición precisa ante la salida del arquero.

El gol de penal que marcó sobre la hora Venezuela sirvió para dejar en la chapa el mismo resultado de aquel partido al que hacíamos referencia, en el comienzo de esta nota. El resultado final fue el mismo 3-1 pero las circunstancias son bien distintas y el aporte de Messi también es diferente.

La poca jerarquía del rival hace que se deba ser prudente en el elogio, pero lo cierto es que el equipo tuvo pasajes para el aplauso.

En aquella oportunidad todo había pasado por él; en este otro encuentro Messi, con poco rodaje en los últimos tiempos, participó en el circuito de toque, pero sin un brillo distintivo. Dieron ganas de que Scaloni lo sacara después del tremendo patadón del grandote Martínez para tenerlo entero en lo que se viene, pero ya se sabe que Messi (como Maradona) nunca quiere que lo reemplacen.

La triple jornada de eliminatorias empezó fenómeno y dejó aire y buenos ánimos para los partidos contra Brasil y Bolivia. La base de puntos (15) está. No es poco.