Con Monólogos de Barbijo, Musa Teatro propone seis variaciones personales que hilvanan un recorrido posible sobre la sensibilidad de estos días. Hoy a las 20 se presenta en Teatro Empleados de Comercio (Corrientes 450), con las actuaciones de Ana Clara Medici, Analía Agustinelli, Claudia Varela, Lisandro Pato Cattáneo, Miguel Ángel Muñoz y Nadia Bezmalinovich; bajo la dirección de María Pía Soler y Marianela Druetta.

“Musa Teatro es un espacio de pedagogía teatral que coordinamos con María Pía Soler, con el cual desde hace cuatro años damos clase para niños y adultos. En pandemia nos quedamos solo con adultos, y cuando vimos que todo se complicaba empezamos a pensar que al volver íbamos a tener que trabajar con monólogos. En principio, no se trata de algo novedoso, hay muchas obras donde se los trabaja. Pero también los elegimos porque no se puede trabajar con mucha gente en escena. De esta manera, comenzamos a indagar en los Micromonólogos de Mauricio Kartun: cortos, no más de 7 a 10 minutos. Leímos esos textos y se nos ocurrió que al regresar a las clases íbamos a tener que hacerlo usando barbijos. Así que trabajamos con ese elemento a nuestro favor. De este modo surgió la idea”, refiere Marianela Druetta a Rosario/12.

Los monólogos aparecieron también desde una dramaturgia colectiva, que responde a la dinámica de trabajo que promueven Druetta y Soler. En un comienzo, como ella comenta, “fue de manera virtual, porque seguimos dando clases de esta manera. Y trabajamos la idea del barbijo desde un disparador. Ana Clara (Medici) lo hizo a partir de un juguete de su hija, que le despertó la idea de un reciclaje sobre los distintos tipos de barbijo. Es decir, el disparador apareció entre los objetos de su entorno. Con todos fue más o menos así. Cuando volvimos a lo presencial, pudimos desarrollar la idea más desde lo corporal”.

Como destaca Druetta, las improvisaciones con objetos cercanos habilitaron un camino personal, “y a partir de ahí se comenzó a escribir y a retrabajar. Por ejemplo, Claudia (Varela) trabaja con una flauta, ¡y ella no sabe por qué la trajo! Se puso a estudiar flauta para este texto, justamente porque su monólogo tiene que ver con una mujer que decide aprender un instrumento en época de pandemia. Todo esto se fue resignificando, a partir de lo que cada uno estaba viviendo; obviamente con algo de ficción, pero siempre hay algo de lo real”.

Lo también notable es que la experiencia pedagógica suscitó una obra por derecho propio, algo por demás destacable merced a la coyuntura. “Luego de volver a lo presencial, tuvimos que regresar a lo virtual, fue complejo el proceso. De tal manera que en diciembre pasado, cuando abrieron los teatros, no estábamos listas para mostrarlo. Recién lo hicimos en abril de este año. Es un grupo de trabajo que viene con nosotras desde hace 3 o 4 años, pusieron mucho empeño y fue lindo el resultado. Así que decidimos continuar y lanzarlo como producción teatral”, explica.

-Una lógica de trabajo que se sobrepuso a las limitaciones.

-Desde que comenzamos a dar clases nuestra idea con Pía fue la de formar un grupo de producción con alumnos y gente con experiencia. Algunos de los actores comenzaron por primera vez con nosotros, y aun cuando la pandemia tiró todo para atrás, fue un placer poder cumplir este deseo.

-¿Cómo trabajaron la escenografía?

-No hay mucha utilería y escenografía, pero es intencional. Al no poder utilizar demasiado por protocolo, nos decidimos por cada uno con lo suyo. Eso también marca un poco los resabios de la pandemia. Fue una elección estética pero también algo que tuvimos que hacer así. Por otro lado, entre monólogo y monólogo hay escenas que llamamos “articuladores”, muy breves, con tres o cuatro actores en escena. En esos momentos aparecen con barbijos, porque había que hacerlo así, y eso es algo que genera una impresión fuerte.

“Seis personajes y seis universos en una misma pandemia” agrega por subtítulo la obra. “Son seis monólogos muy distintos porque trabajamos varios géneros, algunos desde el humor pero otros no, como el que se corresponde con los femicidios. Cada uno lo hizo desde una impronta particular, relacionado con cada actriz y actor”, señala Druetta. El trabajo grupal aparece como razón sustancial y recompensa suficiente, y la directora así lo subraya: “Hacer esta producción se debe al trabajo de cada uno y cada una, al compromiso que asumieron. En febrero pasado, en pleno calor, nos dedicamos a ensayar porque no sabíamos por cuánto tiempo se iba a mantener todo abierto. Es el grupo el que tiene ganas. Y ya tenemos proyecciones para continuar, con propuestas en otros lugares y localidades”.