Una sola pregunta, parte contraseña y parte anzuelo: “¿Te gusta Leonard Cohen?”. Es lo que Mario Siperman le escribía de golpe a toda clase de artistas, de los más diversos géneros musicales, para invitarlos al más grande de sus proyectos por fuera de Los Fabulosos Cadillacs. “Muchos eran fanáticos, otros se enamoraron cuando lo conocieron mejor”, cuenta. Y así nació El Poeta: Canciones en español, un homenaje que el tecladista y productor viene cocinando a fuego lento junto al guitarrista Gustavo Roca desde hace más de diez años. Una obra que comenzó a ver la luz a través de dos adelantos del primer disco –programado para noviembre– de lo que será una serie, y que hasta el momento lleva casi cuarenta versiones grabadas con artistas que van de Teresa Parodi a Leo García, pasando por Andrea Echeverri, Víctor Heredia, Nito Mestre, Daniela Herrero, Loli Molina o el mismo Palo Pandolfo, quien tradujo y grabó en 2019 una bellísima versión de “Love Itself”, del disco Ten new songs.
“La idea surgió medio de casualidad, en una prueba de sonido de los Cadillacs en 2008”, apunta Mario, que recuerda que Vicentico suele agarrar la guitarra y cantar lo primero que le viene a la cabeza. “Esa vez cantó una de Cohen, y enseguida pensé en lo bueno estaría un disco del tipo ‘Vicentico interpreta a Leonard Cohen en español’, como esos songbooks de cantantes de jazz de los años cincuenta”. Pronto puso manos a la obra. Convocó al guitarrista Gustavo Roca (“Un verdadero maestro en todo lo relacionado al folk y el country”) y comenzaron grabando versiones instrumentales de “Sisters of Mercy”, “Famous Blue Raincoat”, “The Partisan” y “Bird on the Wire”. “Gaby se enganchó, pero en el tiempo entre giras, que era cuando podíamos grabar, le metía pata a sus discos solistas, y al final quedó medio abandonado”. Un par de años después, Manu Quieto, cantante de La Mancha de Rolando, se enteró del proyecto: “Le mostré las versiones que habíamos grabado y me preguntó si podía meter voces en un tema. Se llevó la base de ‘The Partisan’ y esa misma noche hizo la adaptación y me la mandó. Fue la semilla de todo lo que vino después”.
El primer disco de la serie, cuya cocina puede seguirse paso a paso en la cuenta de Instagram con el nombre del proyecto, arranca con Daniela Herrero y su bellísima versión de “Sisters of Mercy”, y de allí en más pasan Nito Mestre, Silvina Garré, Emilio del Guercio, Leo García o Ariel Minimal, entre muchos otros. “En general mientras grabábamos las bases pensábamos en quién podía interpretarlas, pero muchas veces también nos pedían algún tema en especial. Pasó con Teresa Parodi, que me dijo que le encantaba ‘Dance Me To The End Of Love’. Y después otros se enteraban y se iban sumando. Un día me llamó Teresa y me dijo, ‘Víctor Heredia quiere participar’, y grabamos una versión buenísima de ‘So Long Marianne’. Eso es algo que nunca deja de sorprenderme, artistas con tanta trayectoria que mantienen su pasión intacta: Víctor entró con el entusiasmo de un pibe de veinte que recién empieza”.
El arte de El Poeta: Canciones en español Vol. 1 conserva esa estética de los discos de los años cincuenta a la que hacía referencia Mario, incluyendo una reseña en la contratapa a la vieja usanza a cargo de Marcelo Fernández Bitar. Si bien en esta primera entrega de la serie no fue incluída la versión de Palo Pandolfo (“Su fallecimiento fue algo muy fuerte, preferí no jugar con esos tiempos y dejarla para más adelante”, cuenta Mario), cada versión brilla en la reapropiación de las traducciones que realizó cada intérprete. Así pasan la estremecedora performance de Bárbara Luna en “Who by Fire”, la fantástica reescritura en guitarra eléctrica de “First We Take Manhattan” en manos de Claudio Kleiman (“Tomamos Manhattan, luego Berlín... También Buenos Aires, ¿por qué no?”) y los aires tangueros entre coros oníricos en la personal versión de “Chelsea Hotel #2” de Cucuza Castiello (“No importa/ somos feos/ mas tenemos la música al menos”).
Colimba en el ‘81 junto a Adrián Yanzón, el cantante de Los Pillos (que participa en el proyecto con el clásico “Everybody Knows”) y tecladista de Los Encargados desde 1982 a 1984, año en que se unió a un par de jovencísimos Flavio y Vicentico para formar Cadillac '57, Mario ocupó buena parte de las trasnoches de esa década entre el Einstein, el Parakultural y la preparación de entregas para la carrera de arquitectura que cursó en la UBA desde 1983 hasta recibirse en 1990. En la actualidad, además de una inminente nueva gira con los Cadillacs por norteamérica, sus proyectos paralelos incluyen dos dúos (Gigio & Spiker y Les Castafiores) y dos tríos: Seiko (con Sergio Rotman y Ernesto Romeo de Klauss) y otro junto al ecuatoriano Juan Diego Ilescas y el mexicano Rubén Albarrán, con quienes acaba de lanzar “Iu Manja”, canción que nació de un mantra que le llegó en un sueño: “Me desperté a mitad de la noche y lo grabé en el celular porque sabía que a la mañana me iba a olvidar”, ríe.
A eso hay que sumarle que este año comenzó a editar temas como solista (estrenó hace tres meses “Felicidad dónde estarás”, con Mimi Maura) mientras continúa con su tarea como productor en su estudio El Loto Azul (que homenajea en su nombre y su logo una de las aventuras clásicas de Tintín). “Cuando empezó la cuarentena fue muy duro, fallecieron mi papá y mi suegro, y mi mujer y mi hijo tuvieron dengue”, cuenta. “Me refugié en estudiar piano, toqué todo lo que no había tocado en mi vida y a partir de ahí compuse todo lo que nunca había compuesto. La verdad es que es todo artesanal, ya escuché a demasiados empresarios que te hablan con diminutivos simulando cariño y a la primera de cambio te cajonean. En todos mis proyectos trato de manejarme de la manera opuesta a cómo se manejaría una compañía discográfica, que es lo más triste del negocio de la música. El otro día, hablando de otras cosas, mi mujer me dijo, como enojada: ‘Lo que pasa es que en todo lo que hacés parece que estuvieras jugando’. Y yo por dentro pensaba: ‘Qué loco… Me acabás de decir lo mejor que me pudiste haber dicho’”.