Un 5 de septiembre de 1921, hace exactamente 100 años, se inauguró el Teatro Nacional Cervantes. Su obra debut fue La dama boba de Lope de Vega. Un verdadero acontecimiento cultural y social que nació como el sueño de un matrimonio de actores españoles, los hoy legendarios María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. A lo largo de esos años, el teatro, patrimonio cultural de todos los argentinos y argentinas, vivió todo tipo de épocas y transformaciones. Hoy, su aniversario lo encuentra atravesando un período de reinvenciones y reacomodamientos. Por eso, para honrar su valor, se llevarán a cabo una serie de actividades que buscarán celebrar su centenario.
El festejo comenzará este domingo con la inauguración de una exposición museográfica de objetos del Cervantes que estará abierta al público hasta fin de año. Ese mismo día habrá también un evento para invitados con la participación de algunos actores coordinados por Juan Parodi y actividades con los trabajadores y trabajadoras del establecimiento. Se trata, según el director del teatro, Rubén D’ Audia, de “un reconocimiento a la comunidad teatral que es quien hace del Cervantes el teatro que es”.
Por otra parte, el 30 de septiembre se presentará el libro sobre los 100 años del Teatro Nacional Cervantes que escribió Jorge Dubatti, y el 14 de octubre se estrenará La comedia es peligrosa, espectáculo escrito por Ciro Zorzoli y Gonzalo Demaría. La obra había sido creada especialmente para el centenario, con un gran número de actores y actrices en escena, pero como consecuencia de la pandemia, se retrasaron ensayos y pospusieron su estreno. La idea, además, es que la obra pueda itinerar el año que viene en algunas ciudades del interior.
Paralelamente a esto, el teatro tiene disponible en su canal de Youtube una oferta que incluye obras por streaming, registros de piezas del archivo histórico, charlas con referentes de la escena nacional y el ciclo Nuestro Teatro. Para D’Audia, “el proyecto de virtualizar los contenidos es una medida que debe persistir”. Sin dejar de lado que el hecho teatral es el de la presencialidad, el convivio, considera que “el Cervantes también tiene que ocuparse de poder distribuir sus contenidos para que aquellas personas que no puedan estar presentes, sí tengan acceso a ese registro”.
Justamente, uno de los principales ejes de la propuesta de este año es “poder llegar a una verdadera federalización de los contenidos, no sólo saliendo de gira sino produciendo en el territorio y buscando todo tipo de intercambio y acercamiento”. En este sentido, destaca que “unas de las funciones que tiene que cumplir el Teatro Cervantes, como representante del Estado Nacional, es garantizar el acceso a ciertos contenidos culturales y simbólicos que mejoran la vida de nuestros compatriotas”. Señala además que “lo que los 100 años nos subrayan es la responsabilidad que tenemos quienes estamos eventualmente al frente del teatro para poder darle la envergadura que tiene. Es fundamental poder amalgamar y llevar adelante este proyecto que no sólo es artístico y cultural, sino también político y social”.
Con respecto a los planes para este año y el que viene, Sebastián Blutrach, asesor de la producción artística y contenidos de programación, cuenta que producto de la pandemia “ha sido un año muy difícil en cuanto a poder planificar”. Sin embargo, celebra el estreno en Esquel y Bahía Blanca de dos producciones del plan Cervantes federal, junto con la presentación en la María Guerrero de Reinas Abolladas, Teoría King Kong y próximamente de Teatro x la Identidad y La comedia es peligrosa. Por otro lado, adelanta que están realizando un trabajo de creación con la compañía Buenos Aires Escénicas de Matías Feldman y el grupo Piel de Lava, que se va a estrenar el año que viene en el Cervantes. Mientras que, hacia fin de año, “va a estar ensayando Diana Szeinblum con una compañía muy grande de danza”.
Como expectativas para los tiempos que vienen, uno de los grandes objetivos que se proponen como gestión es “lograr que el teatro federalice mucho más sus acciones”. Es decir, “no sólo generar un espectáculo que salga de gira, sino poder intercambiar de manera más integral con las distintas experiencias teatrales que hay en el interior del país, promoviendo y apoyando los distintos proyectos que puedan surgir”.
De esta manera, todos los frentes que se proponen atender desde el Cervantes apuntan a un objetivo: que el estado garantice el derecho de acceso a la cultura. Sobre esto, D’Audia completa: “también nos interesa seguir pensando y poner en tensión el proyecto teatral, político, cultural y social que el teatro encarna. Y nos parece que es un buen momento para seguir pensándonos como teatro nacional para lo que viene”.