El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció este martes la reunión del Consejo de la República, un organismo que, eventualmente, puede decidir el estado de sitio, la intervención federal de cualquier jurisdicción o declarar el estado de conmoción nacional.  El Consejo fue creado en 1990 por su antecesor Fernando Collor de Mello, hoy aliado del ultraderechista.

La única vez que entró en funciones fue en 2018, cuando Michel Temer decidió intervenir militarmente el estado de Río de Janeiro, y designó como responsable de la seguridad de aquel estado al actual ministro de Defensa, el general Walter Braga Neto.


El Consejo es presidido por el presidente, y está integrado por el vicepresidente, los presidentes de las cámara de Diputados y del Senado, los titulares de los bloques parlamentarios y personalidades de la sociedad civil designadas por el Poder Ejecutivo.

De acuerdo con el artículo 90 de la Constitución, el Consejo de la República puede pronunciarse sobre estado de sitio, cuestiones de defensa nacional, las intervenciones federales y cuestiones relativas a la estabilidad institucional. 

La Corte Suprema, a la que Bolsonaro amenazó en caso de que su titular, Luis Fuz, no tomara medidas contra Alexandre de Moraes, el magistrado que ya ha enviado a la cárcel a varios bolsonaristas e investiga al propio presidente por atentar contra el estado de Derecho, no forma parte del Consejo.

Ni el titular del Senado, Rodrigo Pacheco, ni el de Diputados, el bolsonarista Arthur Lira, estaban al corriente de la convocatoria al Consejo de la República. 

"Solo Dios me saca"

"Solo Dios me saca (de la presidencia)", dijo Bolsonaro en un enfurecido discurso en San Pablo, tras anunciar la convocatoria al Consejo. El ultraderechista repitió que hay tres opciones para su futuro, "preso, muerto, o victorioso". Enseguida agregó: "Les digo a los canallas que nunca seré preso (...) les digo a los que quieren hacerme inelegible que solo Dios me saca".

También disparó contra los jueces supremos de Brasil, en especial a de Moraes, al que amenazó al decir que "todavía tiene tiempo para redimirse, tiene tiempo para archivar sus investigaciones". En la previa al acto de Bolsonaro, el magistrado había ordenado la detención de uno de los aliados del presidente, el exdiputado Roberto Jefferson, por promover ataques antidemocráticos.

"Debemos determinar que todos los presos políticos sean puestos en libertad", dijo en referencia a Jefferson, sin precisar cómo adoptaría una decisión de ese tipo desde el Ejecutivo.

Después de anunciar que no cumplirá con las decisiones de la justicia, que lo investiga por varias razones, Bolsonaro insinuó una serie de amenazas a la democracia. "El alma de la democracia es el voto. No podemos admitir un sistema electoral que no proporciona ninguna seguridad (...). No podemos tener elecciones si hay dudas de los votantes", dijo Bolsonaro. 

De ese modo Bolsonaro exigió la implementación de una reforma electoral ya rechazada por el Congreso que consiste en la impresión de los votos electrónicos para que los votos puedan ser contados físicamente y no solo por las urnas electrónicas. Enseguida pasó a atacar al Tribunal Supremo Electoral, responsable de supervisar las elecciones de 2022, y a su presidente, Luís Roberto Barroso.

Un trumpista en Brasil

Mientras tanto, la Policía Federal detuvo en Brasilia al empresario Jason Miller, antiguo vocero del expresidente estadounidense Donald Trump. 

Según la agencia Sputnik, Miller fue detenido en la zona reservada para los jets privados, cuando estaba a punto de regresar a Estados Unidos, para prestar declaración en el ámbito de la investigación sobre la organización y el financiación de actos antidemocráticos en Brasil.

La orden partió del juez del Tribunal Supremo Federal Alexandre de Moraes, relator de la investigación en la máximo tribunal. El exasesor de Trump se negó a declarar por recomendación de sus abogados, tras lo cual la policía le permitió embarcar hacia EEUU.

“Esta tarde mi grupo de viaje fue interrogado durante tres horas en el aeropuerto de Brasilia, después de haber asistido a la Conferencia CPAC Brasil de este fin de semana”, advirtió Miller ante The Independent

“No se nos acusó de ningún delito, y sólo se nos indicó que ‘querían hablar’. Les informamos que no teníamos nada que decir y finalmente nos dejaron en libertad para volar a Estados Unidos. Nuestro objetivo de compartir la libertad de expresión en todo el mundo continúa”, añadió.

Miller había viajado a Brasilia para participar en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que en los últimos días reunió en la capital del país a varios líderes de la extrema derecha mundial. 

Durante su estada en Brasilia, el exasesor de la Casa Blanca se reunió con el presidente Bolsonaro, con su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, y con el exministro de Relaciones Internacionales, Ernesto Araújo.