La ciudad de Andalgalá, Catamarca, se vio conmocionada ayer ante el hallazgo de los restos calcinados de María Eugenia Olivera (31). La mujer, había denunciado violencia de género y se había separado de su pareja y padre de sus tres hijos, Eliseo Jesús Guerrero (33) el año pasado. Sus amigas, quienes no sabían nada de ella desde hacía dos meses, comenzaron a sospechar y decidieron hacer una denuncia en redes sociales sobre su desaparición. Ante el hecho público, la policía actuó de oficio y detuvo a Guerrero el lunes. El sujeto se habría quebrado y confesado el homicidio. Vecinos se convocaron anoche frente a la Comisaría departamental para pedir justicia.

Según pudo conocer Catamarca/12, la historia entre Olivera y Guerrero habría iniciado hace 10 años. Él era oriundo del departamento Belén y ella de Tucumán. Tuvieron tres hijos de 8, 6 y 3 años de edad, y decidieron vivir en Andalgalá, donde Olivera trabajaba como secretaria de un médico en una clínica privada.

La mujer no tenía parientes en ese lugar, pero sí muchas amigas que la contenían cuando Guerrero la acosaba y la golpeaba. Hace un año, y luego de radicar la primera denuncia contra él, Olivera decidió separase. “Sin embargo, y pese a que tenía restricciones de acercamiento, su ex no dejó de perseguirla y ella radicó varias denuncias más por esto”, contó una de las amigas.

Hace dos meses, los vecinos habían dejado de verla en la casa del Barrio  Florida, ubicado en el centro de la ciudad de Andalgalá. Sus amigas, empezaron a sospechar porque lo veían a él con los tres niños y sabían que "Eugenia nunca los hubiera dejado tanto tiempo con él”.

María Eugenia Olivera

Según contaron, cuando le preguntaron por ella, él dio varias versiones; que se fue a Tucumán a visitar a su familia, que se había ido a Belén y la tercera fue que “estaba intubada por coronavirus en el hospital Malbrán”.

Hace unos días, la cuñada y pareja del hermano de Guerrero se comunicó con una de las amigas de Olivera  en Tucumán. Le planteó sus dudas y le contó que lo habían visto con ella en el camino a Amanao, por ruta provincial 46 (Límite entre Andalgalá y Belén). Temiendo lo peor, la amiga comenzó a indagar más sobre el paradero de la mujer pero, al no tener respuestas,  decidieron realizar una publicación con su foto en donde exponían que estaba desaparecidadesde hacía dos meses.

Un policía de Angalgalá vio la publicación, se comunicó con las mujeres y les aseguró que iban investigar de oficio ya que no existía denuncia sobre la desaparición de Olivera. Los primero que hicieron fue ir la casa de Guerrero. Pero, las respuestas que les dio fueron confusas, por lo que se decidió comunicar el hecho a la fiscalía de la circunscripción, desde donde se decidió detener preventivamente a sujeto.

Al iniciarse las pesquisas, se pudo conocer que vecinos habían visto a la pareja en la localidad de Amanao. No obstante, con el pasar de las horas Guerrero se habría quebrado y señalado el lugar en donde habría intentando deshacerse del cuerpo de la mujer.

Por esta razón, en horas de la mañana de ayer, viajó una comisión de la División Homicidios de la Policía de la provincia para realizar tareas de su especialidad en el lugar. Fue alrededor de las 19, a la altura del kilómetro 160 de la ruta provincial 46, cuando se produjo el hallazgo de restos óseos. Según se confirmó, estaba en un pozo y habían sido quemados.

La fiscal, Soledad Rodríguez, ordenó de inmediato la participación de un perito antropólogo para determinar si se trataba de restos humanos y el resultado fue positivo.

Hoy se realizarán más pericias y se continuará trabajando en el lugar del hallazgo. 

Amigas

Débora, amiga de Eugenia habló con este diario y confirmó cómo se organizaron con las demás mujeres que estaban preocupadas por la desaparición, tanto de Andalgalá como de  Tucumán . “No la veíamos desde julio. Habíamos perdido el contacto por whatsapp pero no sospechamos mucho al principio porque sabía que le andaba mal el cargador del celular y se iba mucho a Belén porque había perdido la tarjeta del banco y tenía que ir a la Anses”, contó.

“Yo sabía mucho. Ella me contó cuando se separó. Hace mucho que la relación era fea. Él se quiso ahorcar enfrente de los niños para que ella no se fuera. Cuando ya estaban separados se hizo pasar por otra persona y la citaba en diferentes lugares para verla. Después de la denuncia, sé que  se le metía en la casa y ella hasta fue derivada a un psicólogo por esto”, contó la mujer.

Fernanda, otra de sus amigas relató que muchas veces debió consolarla. Sus hijas eran compañeras de escuela. “Ella iba a llevar a los chicos al colegio  y siempre lloraba y se desahogaba por las cosas que él le hacía”. “Siempre estaba con sus hijos, yo sabía que nunca los hubiera dejado tanto tiempo con el marido”, aseguró.

En las redes sociales, y desde Tucumán otra de sus amigas realizó un posteo que se viralizó rápidamente: "Eugenia estuvo sujeta a una vida llena de sufrimiento, aterrorizada por los hechos de violencia que vivió, hizo de todo por seguir a pesar de esto por sus hijos. Hoy esos niños quedaron sin su madre, ella se fue sin poder acompañarlos en su crecimiento, sin sentir denuevo sus abrazos ni sentir las ganas de vivir que ellos le generaban. Qué este femicidio no quede en la nada, exigimos justicia", resaltó. 

Marcha 

Al cierre de esta edición, vecinos de Andalgalá conmocionados por las características del hecho se autoconvocaron frente a la Comisaría zonal para pedir justicia por Eugenia. 

En tanto, desde las diferentes organizaciones feministas se llamó a una marcha para hoy a las 9 de la mañana para acompañar a las amigas de la joven víctima. 

Vecinos se autoconvocaron frente a la Comisaría de Andalgalá