27 de noviembre de 2016. A más de once mil kilómetros de Buenos Aires y con más de 15 mil espectadores en el imponente y rebalsado Arena Zagreb, en la capital de Croacia y a las 12.15 exactas en horario argentino, Juan Martín Del Potro generó acaso el mayor destello de talento y colocó el primer ladrillo para edificar la conquista máxima del tenis nacional.

Sacó abierto del lado par, Marin Cilic lo exigió con una devolución profunda y la respuesta resultó corta. El croata lo trajo con un drop y lo volvió a llevar hacia atrás pero se encontró con una genialidad: ya vencido y de espaldas, Delpo sacó una mágica Gran Willy que se transformó en globo y que cambiaría la historia para siempre. El argentino, que tenía una desventaja de dos sets, sacaba 15-15 en el inicio del tercer y tuvo que recurrir tres veces al fisio por los calambres, le ganó al destino, niveló la final de la Copa Davis y le dio la posibilidad a Federico Delbonis de cerrar la proeza. El partido de su vida.

Casi cinco años después el exnúmero tres del mundo tiene otro partido de su vida por delante: lleva más de dos temporadas sin jugar y se recupera tras la cuarta cirugía en la maltrecha rodilla derecha. Operado por última vez en marzo, atraviesa el tramo más esperanzador de la rehabilitación: ya se entrena con más confianza, tiene los golpes intactos y, más allá sentir aún molestias, alimenta su propia ilusión.

Es el partido más difícil de mi vida y todavía no sé cómo ganarlo, pero siento que este es mi lugar natural y que me lo usurparon. El fuego lo tengo intacto. Quiero volver a tomar el control de mi carrera”, expresó Del Potro en una emotivo martes que lo encontró de vuelta en el US Open, el torneo que lo convirtió en mito.

El tandilense se entrenó este martes con el legendario John McEnroe en uno de los courts auxiliares, debutó como comentarista en la transmisión oficial y repitió, una y mil veces, que su principal motor es volver a las canchas. Demostró, por enésima ocasión, que cada una de sus apariciones eclipsa todo lo que sucede alrededor: el mundo habló sólo de su momento.

La jornada en Nueva York entregó reminiscencias de Croacia: Del Potro compartió una mesa de charla con la periodista Caro Guillén y con Daniel Orsanic, el capitán de aquel equipo campeón de la Davis. “Él me sacó una mochila muy grande. Que haya sido el capitán fue muy importante. Después de ganar dije que ya podía dormir tranquilo”, tiró.

Hay dos factores clave con vistas al regreso en 2022: la reinvención de su juego y la superficie. “Cuatro cirugías en una rodilla no es fácil. El tenis es un deporte que te rompe. Ya me reinventé con la muñeca. No puedo renguear pero voy a tratar de cambiar mi juego”, expresó el tandilense, quien no podrá cambiar la forma de correr pero sí apuntará a jugar más rápido. Sí, todavía más.

"En Argentina muy muy poco y hay un torneo a principio de año. Hay alternativas que tocan el lado emocional y voy a ir por ahí", disparó en relación a la vuelta. El Córdoba Open, que se jugaría en la primera semana de febrero, surge como una opción más factible que el Argentina Open, aunque este Delpo podría sorprender por su reciente pulsión a limar asperezas del pasado. El polvo de ladrillo, claro, amortiguaría los impactos en su rodilla. El mundo espera otra Gran Willy.

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