El próximo viernes a las 23.59 la Administración General de Puertos (AGP) tomará la responsabilidad de gestionar la vía fluvial del Río Paraná por la que circulan los barcos que transportan el 80 por ciento de la cantidad de mercaderías que entran y salen del país. Con la bajante histórica del Río Paraná como protagonista y los malos pronósticos de los organismos oficiales, la sociedad del Estado trabaja a contrarreloj para que no se pause el dragado ni el balizamiento. Harán la licitación a fines de esta semana con una cláusula especial que contrata temporalmente a dos empresas para dragar y balizar hasta que los tiempos administrativos lo formalicen.
PáginaI12 confirmó que Jan de Nul continuará como la firma encargada del dragado. La belga cuenta con la ventaja de que ya era proveedora de la AGP y tiene los equipos instalados en el lugar, además del conocimiento para dragar un río que llegó a estar tres metros más bajo de su altura promedio en distintos tramos de su cauce.
Con respecto al balizamiento, las posibles empresas nacionales que sonaban para ser proveedoras de la AGP, como Pentamar, Hydra y Sade Electromecánica, cuentan con un condicionante que es la capacidad de escala que pueden abordar para hacerse cargo del trabajo. Por este motivo, la sociedad puede llegar a aplicar un plan b que se conocerá en las próximas horas.
La AGP está redactando los pliegos para licitar. Espera se publiquen antes del viernes y se aprueben en no menos de cuatro meses. Habrá por lo menos dos cláusulas dentro de los contratos que refieren a esta situación. Por un lado, la de habilitar un contrato temporal a fin de que las empresas proveedoras de los servicios comiencen a funcionar inmediatamente. Además, para evitar este escenario a futuro, el contrato se hará por un tiempo determinado (doce meses) aunque contemplando prórrogas hasta que se termine de definir y acomodar la licitación definitiva.
Es que si bien la decisión de que fuera el organismo dependiente del Ministerio de Transporte el encargado de hacerse cargo temporalmente del mantenimiento de la vía, hace apenas cinco días que las autoridades de la cartera, la AGP y el consorcio saliente firmaron para habilitar el nuevo contrato de concesión. La empresa viene trabajando para acelerar al máximo los procesos, pero el tiempo corre más rápido.
Preocupación por la sequía
Más que las licitaciones, al Gobierno le preocupa la bajante histórica del río, la más importante de los últimos 77 años. El Instituto Nacional del Agua (INA) indica que prevalece una tendencia descendente que durará tres meses, en todas las secciones del río Paraná. El pico inferior de la bajante se espera para noviembre próximo.
El instituto reportó que la situación está afectando a toda la cuenca, la cual abarca un total de 3 millones de kilómetros cuadrados, donde se registran lluvias muy por debajo de lo normal desde hace por lo menos dos años. En las últimas semanas llovió más de lo previsto en Brasil, por lo que se estima que a principios del año que viene la situación podría comenzar a revertirse, siempre y cuando se mantenga esa tendencia. Mientras tanto, la crisis no se irá.
Este hecho impacta directamente en la gestión de dragado y balizamiento. Las dificultades para navegar con seguridad y llegar a puerto en las provincias afectadas aumentan la cantidad de varaduras y su consecuente impacto en el transporte de granos, que la Bolsa de Comercio de Rosario estimó en un costo cercano a los 315 millones de dólares en seis meses para el complejo agroindustrial exportador y los productores agropecuarios. Los balances de la empresa concesionaria durante 25 años muestran resultados negativos en años de bajantes y luego crecidas, con importancia mucho menor que la registrada desde hace dos años.
En tanto, el Ministerio de Medio Ambiente recibió denuncias de organizaciones ambientalistas y resolvió ordenar a Hidrovía, la actual empresa a cargo del dragado y balizamiento de la vía fluvial, no continuar el sobre dragado que realizaba buscando sostener la navegabilidad.
La situación no se resuelve con las lluvias: una creciente importante del río también es una problemática porque además de agua aparecen sedimentos que hay que dragar, y la corriente se puede llevar los instrumentos de balizamiento. En 2013 el Paraná presentó una crecida extraordinaria tras una bajante que obligó a la empresa a aumentar sus costos operativos con mayor dragado y exhibir el único año de pérdida en el historial, que fue equivalente a 10 millones de dólares en 2014.