Hace una década, irrumpió en territorio porteño una nueva escena de bandas, orquestas y solistas que empezaron a indagar en la cumbia como estilo, desde enfoques y búsquedas distintas. Tiempo después, muchos de esos artistas cambiaron de rumbo musical o discontinuaron sus proyectos. Pero La Delio Valdez sigue acá. Con doce años de trayectoria, la orquesta de cumbia no solo se sostiene en pie sino que se afianzó como una de las experiencias musicales más potentes, originales, populares y vitales de la actualidad. Y logró profundizar en estos años una identidad propia, a la vez que se consolidó como una cooperativa de trabajo con alcance masivo. La Delio acaba de lanzar El tiempo y la serenata, un disco de canciones propias escrito y grabado en cuarentena. Y lo presentará estos sábado 11 y domingo 12 a las 20 en el Teatro Ópera, Corrientes 860.
“La Delio tiene doce años de trayectoria y nadie arrancó sabiendo cómo era que se tocaba la cumbia ni qué iba a quedar mejor. Todo tiene una instancia de investigación y nos tomamos el tiempo para interpretar, para buscar la forma de escribir o de arreglar”, señala el percusionista y vocalista Pedro Rodríguez sobre el profundo trabajo de investigación en torno a las raíces del género, y cómo encontraron un sonido y un decir propio con la orquesta. “Eso fue hasta la decisión de sacar Sonido subtropical (2018) y entender que ya estábamos a tiempo para poner temas nuestros en la calle y ver qué sucedía. Y lo que resultó con ese disco fue tremendo: llenamos un Gran Rex, ganamos un premio Gardel, la repercusión fue tremenda, y eso nos dio ganas de apostar un poco más fuerte. Es decir, apostar a temas de autoría de la orquesta pero con otra búsqueda u otra forma de interpretarlos. Ahora la gente viene a escuchar temas nuestros, y estamos súper contentos de esa búsqueda y cómo repercute”, completa Rodríguez.
El disco nuevo, producido por Mariano Fernández, es el resultado de intercambio constante entre todos los integrantes de la orquesta. Ese espíritu colectivo, horizontal y cooperativista lo trasladan a todos los planos: al de la composición, al de la organización interna e incluso al plano escénico, porque reparten las voces y no sobresale un cantante o músico en particular. “Es algo que nos sale naturalmente”, resalta el guitarrista y vocalista Manuel Cibrian. “Fueron tantos años de trabajar de esta forma, haciendo asambleas y tomando decisiones en conjunto, que a la hora de hacer la música nos sale naturalmente mostrar a La Delio Valdez como un conjunto y no como una individualidad. Incluso la forma de hacer el disco: todos tienen la palabra para modificar un tema de un compañero, siempre y cuando la idea sea buena. Y es algo muy fructífero porque te ayuda a ver cosas que solo no podrías”, sostiene Cibrian.
Con eje en la cumbia, El tiempo y la serenata incorpora también otros estilos, como el rap, que se filtra en la canción “De un tiempo a esta parte”, el primer videoclip de la orquesta. El otro video es para la irresistible “El paso final”, que tiene a los integrantes de la orquesta en el papel de actores y actrices. “Además, tiene partes con palmas flamencas, y otras un poco más psicodélicas y con más samplers. Tiene más cumbia pero el abanico de sonidos se abrió más que en el disco anterior. Es más ecléctico”, apunta Cibrian. “Está completamente atravesado por la época: es un disco muy introspectivo, con canciones que hablan de estar un poco encerrado y con mucho tiempo para pensar; pero también con mucha esperanza de salir a tocar”, define el músico.
En este sentido, una de las canciones que se destacan es “Hasta el último round”, que recupera un fragmento del último discurso del chileno Salvador Allende, pronunciado antes del golpe de estado. “La historia es nuestra y la hacen los pueblos”, se escucha en su voz y también dice que no renunciará al cargo. “’Hasta el último round’ es como un grito de guerra, una forma de plasmar que seguimos de pie, a pesar de la pandemia y todas las trabas que puedan haber”, explica Rodríguez. “Si vos estás seguro de una idea, dale para adelante. Ese es el resumen de la canción. Decidimos poner el último discurso de Allende porque resume la historia del personaje de la canción, que dice que la va a pelear hasta el final, pase lo que pase, no va a renunciar. El disco entero tiene ese concepto de lucha y esperanza”, suma Cibrian.
-Con una búsqueda musical profunda, paciente y minuciosa lograron un alcance masivo y trascender públicos y estratos sociales. ¿Por qué creen que pasó eso con La Delio?
Pedro Rodríguez: -Porque es una decisión, lisa y llanamente: no caer en lo masivo por la autopista sino ir buscando pasito a pasito. Con La Delio, desde el minuto cero fuimos a tocar a todos los lugares donde nos llamaron, donde compartimos ideologías y formas de pensar; lugares donde nos parecía relevante llevar nuestra música, espacios más populares. Pero la masividad se dio con el tiempo, porque tuvimos muchos años tirando del carro para que esto sucediera. Pero no sabemos lo que termina de pegar en la gente. No fue buscado, pero siempre quisimos que nuestra música se escuche en todos lados: no importa si podés pagar una entrada o no. No hay filtros de parte nuestra para con la gente que quiere venir a vernos. Nosotros hacemos la música desde el corazón y desde el querer compartir un proyecto para que la gente se sienta cómoda. Por eso también lo hacemos de forma independiente y nos llevó tanto tiempo. Los frutos se están viendo ahora. Es increíble sostener una idea tantos años y que la respuesta sea esta.
-Incluso lograron trascender la movida de "cumbia porteña" o la supuesta moda…
P. R.: -La cumbia es un ritmo popular. Todos los ritmos populares fueron criticados en su momento. El tango, el folklore, el hip hop, toda la música emergente de ahora siempre va a tener sus detractores. "Son blancos tocando cumbia" ¡Esa la he escuchado muchísimo! "O lo de ustedes es una moda y después se van a olvidar". Lo importante es hacer sin que te importe lo que te digan. Nosotros lo que buscamos es revalorizar la música popular y que venga la que venga. Vamos a seguir haciendo la música desde el amor, las ganas y el respeto que le tenemos a la cumbia. Porque hace doce años que venimos con esto, nos gusta, lo disfrutamos. La trascendencia no sé si fue buscada, pero si se buscó reivindicar la música popular y la cumbia como movimiento popular, sin diferenciar estratos sociales. La realidad deja a los loros de costado y se queda con lo que realmente es.