Son once canciones sensibles y cercanas las que reúne Marquet, el disco con el cual Nahuel Marquet ofrece, antes que un proyecto solista (algo que prefiere contradecir), un lugar de reposo desde donde pensar estos días. El disco se presenta hoy a las 20.30 en el Galpón de la Música (Estévez Boero 980), donde el integrante de Degradé y Los Bardos compartirá éstas y otras canciones. “Si bien al disco lo hice en casa y en la intimidad, fue tocado por un montón de gente, que es la que va a estar en el show y es con quienes hago música. Es un nuevo proyecto, pero no es tan solista como parece desde el título”, explica Nahuel Marquet a Rosario/12.

Marquet, el disco, tiene canciones cercanas, que dejan oír lo que sucede. Como refiere el músico, “estaba grabando y terminando las voces de algunas canciones mientras mi hija, literalmente, comía unos fideos. Como fue durante la cuarentena, el grabador corría la mayor parte del día, mientras ella jugaba. Por eso la letra de ‘Música de la Sexta’ cuenta esa verdad: ‘Mora come fideos mientras su papá intenta cantar’”.

-Incorporaste lo cotidiano y lo volviste canción.

-A veces mis canciones son más abstractas, pero en este disco hay más de lo cotidiano. Hasta la hice cantar, ¡pobre hija! En un momento le dejé abierto el micrófono y le dije “decite algo”, y dijo algo así como “papá, no tienen sal estos fideos, ¡o cantás o cocinás!”. Y quedó buenísimo (risas). Estuvo la decisión de hacer canciones más de entrecasa, como si fueran desde tu propio balcón, lo que no quiere decir que no le estés cantando al mundo. Son canciones desde mi ventana, como digo en alguno de los textos que salieron con los temas. Y tienen cierto despojo, en el sentido de que en general no hay solos de instrumentos sino algo más orgánico, está todo ahí, como en una especie de bomba de tiempo. Son canciones condensadas y despojadas.

-El mirar por la ventana aparece también en el clip de Trinchera y su viaje en tren.

-En cuanto a la idea original, en “Trinchera” hay situaciones que imagino como la trinchera personal o la trinchera en la que estuvimos en este tiempo, también con la intención de interpelar para volver a alzar la voz porque de lo contrario nos vamos a acostumbrar. En algún momento lo pensé desde un afuera, desde donde se vieran a través de una ventana situaciones de interior, domésticas, pero luego aparecieron esos registros de un viaje en tren y me parecieron muy bien, por el movimiento sonoro y musical que tiene el paisaje.

-Las ventanas y el tren ofrecen referencias pictóricas, y sé que el disco suma cierta relación con un pintor que podría ser un familiar lejano.

-En cierto momento pasó por mis manos un libro sobre el pintor Albert Marquet, acerca del cual alguna vez le pregunté a mi papá; él me dijo que según decía mi abuelo era un pariente, pero de eso no tengo ninguna prueba. La cosa es que el libro tiene unas acuarelas y unos cuadros que dejan ver, a través de un marco de ventana, flores y un barco de fondo. Y me pareció muy coherente con el sonido y las canciones, y quise que la tapa del disco tuviese algo así. Por eso también el nombre. No tiene que ver con pensarme en mayúsculas ni mucho menos, es algo que no me gusta, sino con jugar un poco con el pintor y con cómo te decían en la escuela cuando te llamaban por el apellido. Las acuarelas las hizo Luciano Ominetti, y son un homenaje que juega con la idea del pintor. El video reúne una especie de recolección de imágenes realizadas por Ana Ribas, y me encantó el color cinematográfico que permite.

-Disfruté de “Quiero caminar con los ojos cerrados”.

-Tiene que ver con un juego que creo hacemos todos pero nadie confiesa: a veces camino por la calle, y si veo que la vereda viene medio tranquila, cierro los ojos para ver hasta dónde llego. Pero me traiciono al toque. Es un juego medio recurrente y tiene una especie de conexión con cierta infancia, donde uno se la pasaba haciendo ese tipo de cosas. También es un hito en mi cancionística, porque tiene el nombre más largo. Generalmente, en Degradé titulo con una sola palabra, pero acá me vengué un poco de todo eso (risas). En un momento, la canción dice “quiero encontrarte enterrada hasta la cabeza en la arena”, y ese es otro juego, si en la playa o en el río no ves a una cabecita afuera de la arena es porque en ese lugar no hay niñez, algo está mal.

Según Marquet, la música folklórica “sobrevuela en varias canciones, pero en ‘Mójate los labios’ hay una especie de aire de litoral, que se me hace presente desde hace un tiempo. Un poco por amor a la canción litoraleña, y también porque la canción rosarina lo tiene, porque hay un río, una corriente que se escucha en ciertas músicas. Por otro lado, por el amor que tengo por el acordeón, que es el que te va llevando. Qué hermoso cuando sos vos un poco el instrumento de la música que él tiene adentro; como diría Pichuco, el bandoneón es una jaulita que tiene cosas adentro, no es sólo un instrumento”.

Marquet cuenta con la participación de Nahuel Marquet en teclados, acordeón, programación y voz; Guido Benvenuti en guitarra y voces; Martín Ledesma en percusión; Cintia Venier e Inti García en voces; y Franco Dolci en violín. Cuenta además con los aportes de Daniel Pérez (bajo y programación), Pablo Giuletti (guitarras eléctricas), Federico Huevo Alabern (guitarra) y Valentín Donadío (guitarra).