9/11: Inside The President's War Room 6 puntos
Estados Unidos, 2021.
Dirección y guion: Adam Wishart.
Duración: 90 minutos.
Testimonios de George W. Bush, Dick Cheney, Condoleezza Rice y Colin Powell.
Estreno en la plataforma Apple TV+
No es una semana más en materia de documentales. Tanto las principales señales de cable como las plataformas de streaming se están haciendo eco del vigésimo aniversario de los ataques del 11-S con varias producciones que abordan aquellos hechos desde distintas perspectivas. De todos ellos, el más interesante es 9/11: Inside the President's War Room, disponible en Apple TV+. Un interés que proviene del altísimo valor periodístico que implica concentrar en una hora y media decenas de testimonios exclusivos a las principales autoridades de los Estados Unidos durante aquellas horas aciagas, desde el Presidente George Bush hasta la por entonces Consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice y el Secretario de Estado Colin Powell, pasando por varios funcionarios de la Casa Blanca y altos ejecutivos de todas las agencias de seguridad.
Producido por la plataforma junto a la BBC, Inside the President's War Room describe de manera cronológica cómo se vivió el 11-S desde el mismísimo centro de poder. Todo arranca poco después de las 6 de la mañana, con el trote diario de Bush junto a sus agentes de seguridad, previo a la primera reunión para recibir el parte diario de la CIA. “Sin novedades”, le dijeron. Se equivocaban. Horas después, mientras Bush visitaba una escuela primaria de Florida y les leía a los chicos de segundo grado el cuento "La cabra mascota", llegaron los primeros reportes sobre el choque de un avión contra las Torres Gemelas. Un avión que se presumía pequeño, en tanto la primera teoría fue la de un accidente, como reconoce el propio Bush. Hasta que se estrelló el segundo, y ahí las cosas cambiaron. Allí sucede la famosa escena de un asistente acercándose al oído del Presidente para anunciarle las malas nuevas. “Con el segundo ya era un ataque; con el tercero, una declaración de guerra”, dice el texano, muy cómodo en el rol de cowboy retirado que le da el documentalista Adam Wishart. A todos, en realidad, se los nota muy tranquilos en sus respuestas, a sabiendas de la tónica de “versión oficial” de Inside the President's War Room.
Que nadie espere revelaciones con perspectiva histórica ni tampoco un análisis del contexto, porque a Wishart le interesa una suerte de presente retrospectivo, una retracción a la dinámica gubernamental ante una serie de hechos que todos coinciden en catalogar como inesperados. Alternando esas entrevistas directas con imágenes de archivo de noticieros, Inside the President's War Room construye un relato coral de indudable tensión narrativa atravesada por el desconcierto y la sorpresa ante lo inédito. Una vez a bordo del avión presidencial, que despegó tan rápido que algunos pasajeros no llegaron a ajustarse el cinturón, se produce una burbuja informativa solo franqueable cuando sobrevolaban por una ciudad: internet no era una posibilidad a diez mil metros de altura.
Casi al pasar se enteran de la caída del tercer avión sobre el Pentágono y la del cuarto en una zona despoblada de Pensilvania. El destino de la comitiva es incierto durante largas horas por la sencilla razón de que nadie sabía dónde ni cuándo podría producirse un nuevo atentado. Hasta que terminan en un bunker ubicado varios metros bajo tierra. Tanta gente había, que en un momento empezó a faltar el oxígeno, obligando a los funcionarios de segundo rango a abandonar el lugar. Varios escucharon allí por primera vez el nombre de Osama Bin Laden, lo que daría pie a la llamada “Guerra contra el terror”. Pero eso, para Inside the President's War Room, es otra historia.