¿La campaña estuvo "vacía de contenidos", o el vacío tapó los contenidos? ¿Qué puso en juego cada espacio y qué eligió ocultar en la disputa? ¿Qué efecto provocó la famosa foto de Olivos? ¿Y la irrupción, a los gritos, amenazas y mucha cámara, de una supuesta "nueva derecha"? ¿Cuánto "garpó" azuzar el enojo, la crispación, la grieta? ¿Alguien pudo explicar algo de lo que piensa hacer en el Congreso, en el inevitable recorte mediático? En medio de una pandemia que lo modificó todo en lo económico, político, y también en el ánimo social, ¿fue posible interpelar, convocar, enamorar a la ciudadanía? Llegó el momento de las definiciones, en un contexto tan excepcional en el que las encuestadoras se declaran imposibilitadas de arrimar el bochín, y los analistas coinciden en que es muy difícil anticipar el análisis. Pero sí es posible bosquejar un balance de la campaña que pasó. Con sus muchos y sus pocos, y con el envión hacia el 14 de noviembre.
Qué rica la campaña pobre
"Fue una campaña pobre en una elección muy importante", define el sociólogo Luis Alberto Quevedo, al tiempo que imagina otro panorama discursivo para noviembre. "Fue de baja intensidad en muchos sentidos, con poca innovación en los lenguajes, y una gran imposibilidad de construir una escena de debate", amplía. Y ejemplifica con la aparición de una idea programática de Cambiemos, la modificación de las leyes laborales, pero al filo de la veda: "Ese sería un debate de campaña posible, pero lanzado hacia el final, no construyó una agenda de campaña", concluye el director de Flacso Argentina.
Por el lado del Frente de Todos, visualiza como agenda el pedido de reconocimiento de una buena gestión de la pandemia, y especialmente del éxito de la vacunación. "Y la apelación que resumió el Presidente con 'el día 100': a los 99 días de gestión se declaró la pandemia, ahora podemos retomar al agenda productivista del día 100, la apuesta a crear trabajo, favorecer a las pymes, al mercado interno, les pedimos un voto de confianza".
"La oposición no estuvo interesada en debatir, le cuesta mucho reivindicar sus cuatro años de gobierno. Mientras el oficialismo apeló a un debate de contenidos, la oposición apeló a la creación de un clima, y en eso tuvieron de aliados a los grandes medios", compara Quevedo.
"De hecho es hasta difícil recordar una consigna de campaña de Santilli y Vidal. 'Lado a lado', por ejemplo, creo que nadie lo puede repetir, es de difícil decodificación. Lo mismo Santilli, no hay recordación de un clip de campaña, o una propuesta fuerte para la provincia. En cambio sí apostaron a un clima de campaña, y se lo transfirieron enteramente a los medios hegemónicos: crear un clima en que el ciudadano vote enojado, con bronca, se indigne. La foto de Olivos, la lupa sobre la palabra 'garche' en boca de Tolosa Paz, son solo dos ejemplos de una apuesta constante a esa creación de clima".
"Se habló mucho de 'campañas vacías', porque a veces lo más bizarro o superficial es lo que termina consolidando comentarios, pero creo que hubo de todo, como en todas las campañas", marca el politólogo Gustavo Marangoni. "En la ciudad, por ejemplo, Santoro y Tetaz, desde cosmovisiones muy diferentes, propusieron ideas. En cambio Vidal estuvo más concentrada en la justificación del cambio de distrito. Tanto ella como Santilli volvieron a la matriz original de campaña del Pro, más estandarizada como paraguas discursivo", observa el director de MyR Asociados.
La marca de la pandemia
Para la consultora Analía Del Franco, a la campaña en general "le costó enamorar", y eso tiene que ver con lo excepcional de una elección en pandemia. "Aunque parecía que ya estábamos yendo a la normalidad, el impacto de la pandemia no es ocioso sobre la sociedad, las expectativas, los estímulos, y veo que esto descoloca a los políticos", analiza. "Hay como una cuestión de anomalía tanto en el electorado como en la oferta política, el haber estado en cuarentena, el seguir en pandemia, sigue generando una incertidumbre que hace que a la gente le cueste enganchar con la campaña. Y los políticos no son ajenos a esta situación. Ha costado en general involucrarse", observa.
¿Hace bien?
Con el slogan "Florencio hace bien", la campaña de Randazzo sorprendió con una serie de spots "disruptivos". ¿Le sirven al candidato? "Fue el que tomó más riesgos y nos hizo hablar un poco más. No va a cosechar votos con eso, pero llamó la atención. Y su objetivo uno es que lo conozcan, eso lo logró con esta estrategia, un tipo de comunicación política que 'de qué hablar'", evalúa Quevedo.
Para Marangoni, lo que se vio es una consecuencia de los hechos: "el Flaco está flaco de estructura. Salvo Pulti el exintendente de mdq, apoyos que habia tenido en su candidatura de 2017 hoy no estan, ha un intento de compensar con una estética de campaña lo que te falta por el lado de la estructura. La paradoja de Randazzo es que es alguien que lleva muchos años haciendo política y ahora también construye un mensaje como si viniera del afuera de la política, acude a una estética más audaz
A mi derecha está la pared
Los analistas coinciden en que Milei trae una novedad en las formas, pero no en la agenda. "Dice lo mismo que Tetaz pero de manera brutal, que es lo mismo que dijo Martínez de Hoz en la dictadura. Y la UCD, y el discurso neoliberal de los 90, y todo el elenco de Melconian, Broda, etc", enlaza Quevedo.
"El discurso agresivo de Milei cosecha mucho en este clima de odios. Cuando él dice 'voy a dinamitar el Banco Central', la decodificación no es: veamos si es una entidad que tiene sentido para el buen funcionamiento de los mercados financieros en Argentina. Es que Milei se va a llevar puestos a todos los políticos porque son todos chorros. Y los grandes medios amplifican y apoyan por omisión: aparece Beatriz Sarlo indignada con una palabra de Tolosa Paz, pero en silencio frente a un Milei que dice 'detesto a estos zurdos de mierda'", advierte el sociólogo.
Los votos que coseche esta "nueva" fuerza, analizan los consultados, se "restarán" enteramente a Cambiemos, de ahí algunos movimientos que se pudieron ver a lo largo de la campaña. "Mostrar un poco más a Macri, que es quien puede decir la frase 'a mi derecha está la pared', y tomar una agenda liberal clásica, como la del ataque a las leyes laborales y a los impuestos. Le están diciendo al electorado de derecha 'no es necesario votar a Milei'. Lo que pasa es que Milei es un personaje de la tele, más histriónico, llama más la atención. Lleva el odio simbólico al acto, porque él dice: 'hay que atropellarlos a todos'. ¡Al lado de eso, la combi del 'Colo' queda de jardín de infantes!", bromea Quevedo.
Para Marangoni, Milei obligó a Juntos por el Cambio a reforzar su núcleo duro. "Uno de los argumentos del regreso de Vidal a la ciudad, dos meses atrás, fue tener una voz más amable y moderada que la de Bullrich. La bajaron de la candidatura pero finalmente la terminan subiendo a la cartelería pública. Advierten que la candidatura de Milei es a expensas casi exclusivamente del votante tradicional de Juntos por el Cambio. No es nuevo en la Argentina este 'liberismo', liberalismo económico con posiciones autoritarias en lo político. Pero sí son nuevas las formas".
Del Franco liga la irrupción de Milei al contexto de incertidumbre generado por un escenario de pandemia. "También se asimila a lo que está pasando en otras partes del mundo. No hay que hacerse el distraído, pero son típicas expresiones de las elecciones de medio término. A la derecha más tradicional le ha impactado, sin dudas. Le aparece un competidor por el enojo, que es su principal insumo. Sin embargo lo tomaría como un emergente de una situación de excepción", es su visión.
Las tres disputas
"Hay tres lugares donde se disputa esta campaña: dentro de la Ciudad, entre la lista de Vidal y la derecha; en provincia de Buenos Aires, entre Santilli y Manes, y en Santa Fe, entre Rossi y Perotti", delimita el analista político Julio Burdman. En la ciudad, analiza, el peligro más grande para Vidal es la derecha que juega por adentro, la de López Murphy, "porque además creo que le va a ir bien, en cambio Milei es un fenómeno más mediático", arriesga. "Aunque un poco representan lo mismo, la posibilidad de que Cambiemos gire a la derecha en la ciudad", concluye. No ve en este sentido un "giro a la derecha" en la campaña del oficialismo porteño. "Vidal fue llevada allí por Larreta justamente para frenar a esta oposición interna por derecha, no se va a salir demasiado de ese lugar 'moderado'".
En Santa Fe es donde Burdman ubica lo más interesante --en cuanto a lo que se puso en juego-- de esta elección. "Lo impactante es que en el cierre de campaña hubo un apoyo explícito de Cristina Kirchner a la lista de Perotti (Marcelo Lewandowski y Marilín Sacnun), con el video que envió. Y aún asi Agustín Rossi sigue en competencia y con chances de ganar, lo cual implica que por primera vez el votante kirchenrista no está acatando la expectativa de liderazgo. En ese mismo momento, Rossi hacía un cierre muy modesto con un vivo en Facebook, junto a Dady Brieva, una suerte de insubordinación. Es como decirle a Cristina: ey, te estás zarpando de pragmatismo, hasta acá no te sigo. Si llega a ganar Rossi, va a iniciar un debate dentro del Frente de Todos. Y Santa Fe va a salir de lo local y se va a volver nacional", imagina.