En el juego de tronos de Juntos por el Cambio el último año y medio pos salida del Gobierno fue un reacomodamiento del espacio, donde Horacio Rodríguez Larreta buscó progresivamente correrlo a Mauricio Macri del lugar de liderazgo único en el PRO que el expresidente ejerció entre 2002 y 2019. A su vez, los radicales buscaron correr al PRO de ser el partido dominante dentro de la alianza. Mucho de esto se disputa en estas PASO, si bien no todos arriesgan lo mismo, según qué posiciones lograron ocupar en las listas o cómo movieron sus fichas. Un repaso por lo que está en juego para cada uno de los dirigentes de Juntos por el Cambio:
* Larreta. El jefe de Gobierno hizo un trabajo de hormiga para que los candidatos en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires fueran exactamente los que él quería: Diego Santilli renunció a la vicejefatura porteña y cruzó la General Paz para ser la cabeza de la lista provincial, mientras que María Eugenia Vidal abandonó el distrito donde fue gobernadora para volver a la Ciudad, donde también fue vicejefa. Para eso, Larreta tuvo que usar su muñeca para ir logrando que depusieran sus candidaturas otros dirigentes (los principales: Jorge Macri en la provincia, Patricia Bullrich en la Ciudad). Lo que el jefe de Gobierno se anotó como una victoria, también agranda lo que se pone en juego para él: las dos principales elecciones tienen a sus candidatos. El éxito o derrota repercute en la estrategia de Larreta para ir por la presidencia en 2023, pese a que el dirigente considere en privado que no es tan así. Si Santilli perdiera contra Facundo Manes, sería un golpe fuerte. Lo mismo si gana pero queda a una distancia sideral del peronismo. El jefe de Gobierno apuesta a que no. Lo mismo con María Eugenia Vidal en la Ciudad.
* Vidal. La exgobernadora bonaerense pasó por un período de silencio tras su derrota en 2019. Publicó un libro en el que dio su versión sobre los problemas que la llevaron a ella y a Macri a perder después de su primer mandato. Y caviló durante meses si ser o no candidata. Finalmente, Larreta la convenció de postularse en la Ciudad de Buenos Aires. La Provincia había quedado descartada para siempre, fueron en vano los intentos de Macri por mantenerla como candidata allí. En su entorno decían que una segunda derrota en ese distrito podía sellar la suerte de su carrera política. En la Ciudad, Vidal pisa sobre seguro, aunque aparecieron algunos baches (declaraciones inoportunas de candidatos de su lista, afirmaciones clasistas sobre el consumo de cannabis y la compra de una propiedad en la zona más cara de Buenos Aires, sin que la candidata pudiera explicar bien de dónde obtuvo el dinero).
El primer objetivo es ser la candidata más votada, pese a que hay tres listas en la interna de Juntos por el Cambio porteño. Si Leandro Santoro lograse pasarla en esta instancia -en el PRO lo consideran improbable- sería un traspié para la dirigente. También habrá que observar cuántos votos obtiene Ricardo López Murphy, que pasó de ser una anécdota a una pieza clave en la elección, al punto que a último momento modificaron el reglamento interno para darle un mejor lugar en la boleta definitiva. Y está también la incógnita de cuántos votos obtiene Javier Milei, ahora y en noviembre. Estas son algunas de las cosas que pone en juego Vidal, que también pretende entrar en la contienda presidencial para 2023.
* Macri, Mauricio. Al expresidente lo dejaron bien afuera del armado de listas. Al punto de que en un momento se subió a un avión a Europa y desde allá avisó que no competía por cargos, lo que dejó sin sustento a su lugarteniente, Patricia Bullrich. Macri tiene pocos propios en las listas: su secretario Darío Nieto en la de legisladores porteños. Hernán Lombardi en la boleta bonaerense. Es menos claro que Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet sean "de Macri". Si fuera derrotado su candidato Gustavo Santos en Córdoba, sí se podría contabilizar como una caída del expresidente (lo opuesto, si resulta triunfador). O Federico Angelini en Santa Fe, donde compite con otras tres listas. ¿El que juega poco, también arriesga poco? Puede ser, aunque también es cierto que si Larreta tene una victoria rutilante a través de sus candidatos, se consolida en su lugar de nuevo líder del PRO. En cualquier caso, Macri ya dejó en claro que no se jubila y que seguirá bien activo camino a 2023. Incluso no termina de descartar volver a presentarse por la presidencia.
* Bullrich. La principal derrota ya la sufrió la presidenta del PRO: fue cuando Macri le soltó la mano en la disputa con Vidal para encabezar la lista porteña y tuvo que negociar bajarse. No aceptó lo que le ofrecía Larreta, un tercer lugar en la boleta. Prefirió dar un paso al costado, rumbo a su objetivo: ser presidenta en 2023. Bullrich fue una presencia constante en toda la campaña, al lado de la gran mayoría de los candidatos y candidatas. Incluyo llegó a decir que hubiera sacado más votos que Vidal, pero que prefirió no volver al Congreso. Al igual que Macri, la presidenta del PRO pone menos en juego que el trío Larreta-Vidal-Santilli. No obstante, que ingresen las personas que ubicó en las listas (Iglesias y Ajmechet en la Ciudad, por ejemplo) es parte de lo que busca conseguir en esta elección. Una caída de Larreta y Vidal seguramente será festejada en secreto.
* Santilli. El ex vicejefe porteño acompañó dos veces a Larreta en la boleta a jefe de Gobierno. La segunda, ya con algo de dolor, porque le cerraba la puerta a sudecerlo en ese cargo (la Constitución porteña pone un límite de dos mandatos consecutivos, sin importar en qué lugar de la boleta va el candidato). De un comienzo en el Gobierno porteño donde había tensiones entre ellos, Santilli pasó a tener una relación simbiótica con Larreta. "El Colo" -como se presentó en toda la campaña- no estaba para nada convencido de ser candidato y menos en provincia. Pero Larreta lo persuadió: le mostró el camino que puede recorrer para ser gobernador bonaerense en 2023. A eso apunta el dirigente. Una "derrota digna" (menos de dos dígitos de diferencia) es la principal aspiración para hoy. Lo mismo para noviembre: quedar a unos pocos puntos del peronismo, como para dejarlo encaminado hacia la siguiente contienda.
* Macri, Jorge. En ese mismo juego estaba el intendente de Vicente López, hasta que se tuvo que bajar. Se mostró poco en la campaña de Santilli y por una buena razón: sus intereses están en conflicto. Macri Jorge ya quería ser candidato a gobernador cuando Macri Mauricio se lo pidió a Vidal. Esta vez, es "El Colo". Pero todavía no resignó sus aspiraciones. Si Santilli hace agua, volverá recargado a la disputa. Y si no, es probable que igualmente lo haga en 2023.
* Manes. En neurocientífico amagó varia veces con ser candidato, pero esta vez tomó el riesgo. Al hacerlo, complicó la estrategia de Larreta y recibió cuestionamientos de Elisa Carrió, seguidos de lo que el precandidato radical llama "una campaña de desprestigio". Manes no tiene dudas de quién la orquestó: Larreta. Sin éxito, impulsó un debate con Santilli que nunca llegó. Sí consiguió moverle el bunker: los PRO pretendían que Manes fuera al Costa Salguero, pero el radical logró que Santilli se mudara a La Plata. Si hace una buena elección, los sueños políticos de Manes comienzan a tomar forma (la gobernación o la presidencia). En cambio, si el resultado es muy malo, habrá sido debut y despedida para uno de los recién llegados a Juntos por el Cambio.
Detrás de él, distintos sectores de la UCR buscan salir del lugar secundario al que los relegó el PRO. Martín Lousteau se encamina a buscar la jefatura de Gobierno y tanto Alfredo Cornejo como Gerardo Morales no ocultan que quieren ir por la presidencia. Como se ve hay una larga lista de dirigentes ya anotados para la Casa Rosada.
Con más o menos en juego, los resultados de estas PASO (y de las generales en noviembre) le darán nueva forma a las relaciones de poder dentro de Juntos por el Cambio.