Comienza la maratón electoral de medio término que condicionará los dos años por venir. Se realizan en todo el país las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Se vivirán en pandemia, contexto jamás visto. Las circunstancias sanitarias son, dentro lo posible, mejores que un mes atrás; fue un acierto la ley que resolvió postergarlas. El gobierno del presidente Alberto Fernández pretende ser primera minoría revalidando su legitimidad de origen y, de máxima, llegar a tener mayoría propia en Diputados. Juntos por el Cambio quiere restarle bancas a fin de impedir dicho escenario, “que no seamos Venezuela”, puntear en el total de sufragios o pasarle cerca.

En el oficialismo nadie se apura en candidatearse a presidente. En JxC hay varios inscriptos, empezando por el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, y una cantidad de dirigentes radicales.

La votación de hoy preludia las elecciones generales del 14 de noviembre, las decisivas de verdad. Ese día se elegirán la mitad de los diputados nacionales en las 24 provincias. Y 24 senadores en ocho provincias. Nadie, entonces, entrará al Congreso hoy. Pero algunos aspirantes quedarán eliminados. Por lo pronto, los partidos que ni superen el umbral del 1,5 por ciento de los votos emitidos en el distrito. Se hablará poco sobre ellos en los próximos días. En cambio, la mira se centra en las internas que se realizan, en muchas fuerzas y en casi todo el país. Algunos precandidatos a senadores quedarán afuera. Algunos precandidatos a diputados también o serán relegados a puestos secundarios en la lista que encabece su rival-aliado de hoy. Esa es la sal y la sustancia de las PASO.

Dos coaliciones dominan el sistema político: el Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC). Las llamaremos así para facilitar la lectura aunque usen apodos en ciertas provincias.

La interpretación ulterior de los resultados se centrará en dos aspectos: las perspectivas de distribución de bancas en el Congreso y la suma de los votos recogidos en las 24 provincias. Cada distrito tiene sus listas y boletas. No hay padrón nacional en las legislativas.

Para la suma de votos hay sólo tres fuerzas con presencia en todas las provincias o en casi todas. El oficialista FdT (único implantado en las 24 jurisdicciones), la oposición más numerosa (JxC) y el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT-Unidad), con otro volumen y aspiraciones. Otros aspirantes, aún muy publicitados, corren en una sola provincia o en dos como mucho. Javier Milei, José Luis Espert, Florencio Randazzo, por aludir a un puñado con chances de arribar al Parlamento.

Varios aspectos de la presente nota se abordan en otros artículos de esta misma edición.

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Cada Cámara es un mundo, vamos con la Baja: En Diputados se renuevan 127 bancas, en general la mitad de cada distrito. El FdT expone 51, JxC arriesga 60. La camada saliente fue electa en 2017, una contienda muy propicia para el macrismo que gobernaba.

Un dato ayuda a cuantificarlo. Cuatro distritos son determinantes para sumar votos o bancas. Buenos Aires, 35 diputados. CABA, 13. Córdoba y Santa Fe, 9 cada una. Sesenta y seis de 127, too much. Cuatro año atrás Juntos por el Cambio ganó en todos, proeza solo alcanzada por el gobierno de Raúl Alfonsín en 1985. Se sostiene favorito en Córdoba y CABA, competitivo en Santa Fe. La provincia de Buenos Aires, transemos con el lugar común, es la clave del resultado final, sea cual fuera el modo en que se calcula. Con cautela y con escasas encuestas, el oficialismo nacional conserva su condición de favorito, sustentada en el Conurbano. Como siempre y confiando en el arrastre de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner entre los humildes.

Puede resultar contra intuitivo pero es harto factible que ni el gobierno ni los cambiemitas aumenten el número de diputados en sus bastiones. Entre 2017 y ahora, ampliaron sus dotaciones de legisladores, por motivos surtidos; nuevos aliados, cooptaciones, cambios de camiseta, tendencia a la unidad. Esas causas hacen que en Buenos Aires se vayan 16 diputados oficialistas, casi la mitad. A su turno, en la CABA JxC arriesga 10 bancas de las 13. Aun venciendo con holgura, les será arduo mejorar o sostener esas cifras. Hablamos en potencial: nada es certero hasta el escrutinio final, dentro de dos meses.

En la previa las grandes coaliciones, si la gente acompaña, podrían sumar diputados de a uno en fondo en distritos variados, incluidos aquellos en los que no predomina.

Esa es la cabal ambición de la lista del FdT que encabeza Leandro Santoro en la CABA. Superar el 25 por ciento, acercarse al 30, añadir un diputado a la escueta cantidad de tres que parten en diciembre. Un segundo puesto así sería valorado para uno de los candidatos noveles que colocó el oficialismo en grandes ligas.

La otra, la candidata bonaerense Victoria Tolosa Paz, carga un cometido más ambicioso: ganar o ganar. “Así sea por un voto” dicen conformarse en Olivos y la Casa Rosada, pero la ambición supera ese margen.

En una campaña reñida, de baja calidad discursiva y dominada por la oposición, al oficialismo le costó hacer conocer a esas figuras. Gestiona la Nación y muchas provincias: mantiene allí a sus protagonistas más mentados.

El PRO está confinado en Capital y pudo lanzar a la liza a dirigentes relevantes “sin tierra”: la ex gobernadora María Eugenia Vidal. O el exministro del Interior Rogelio Frigerio en Entre Ríos. O mudar al vicejefe porteño Diego Santilli a “la provincia”. Casi toda la carne en el asador. La notable excepción es el expresidente Mauricio Macri que fue raleado por Rodríguez Larreta de las listas y del centro de la escena al comienzo de la campaña. Retornó por necesidad cuando JxC consumó la hazaña de virar a su derecha y precisó del extremismo de Macri y de la ex ministra Patricia Bullrich, otra derrotada en la confección de listas.

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El Senado, al revés: Ocho provincias cambian sus tres senadores, dos para primera minoría, uno para la segunda. Se trata de Catamarca; Chubut; Córdoba; Corrientes; La Pampa; Mendoza; Santa Fe y Tucumán. Los ungieron en 2015, en la primera vuelta para presidente que ganó el ex gobernador Daniel Scioli.

Se van 15 del FdT, tan solo 8 de JxC, muy distinto cuadro al de Diputados. El objetivo oficialista es conservar la mayoría del cuerpo. Filo imposible conseguir más senadores, aceptable resignar unos pocos conservando quórum propio.

Un saliente casi imposible de revalidar (nada lo es plenamente hasta contar el último voto… etc) es el cordobés Carlos Caserio. Entró por el partido de Schiaretti, se plegó al FdT. Ahora procura reelegirse en un territorio dominado por JxC y en el que el FdT suele salir tercero, detrás también del cordobesismo.

Es peliagudo asimismo sostener la tres bancas en Chubut, un prodigio episódico de la política local.

Corrientes asoma reñida. La goleada obtenida por el gobernador radical reelecto Gustavo Valdés no reiteraría, posiblemente en la competencia nacional. Pero habrá que ver cuánto remonta el FdT que expone dos bancas.

El FdT anhela conservar la mayoría en Santa Fe, en contienda de final abierto.

En Mendoza es fuerte el radicalismo, que expone dos bancas. La Pampa y Catamarca son fieles al peronismo, que expone mayoría.

Tucumán puede ser clave por un episodio resonante a punto de cesar. El FdT tiene dos bancas pero el senador José Alperovich (afectado por un grave escándalo) estuvo de licencia durante dos años. Si el peronismo local gana (es favorito) el FdT “recupera” una banca efectiva que le vendría muy bien para conservar el quorum. En esa provincia, novedad desde 2009, hay PASO en las dos coaliciones. Jamás existieron antes. Una interna áspera, dentro del oficialismo… tanto como lo de Santa Fe aunque menos nombrada en Zona Metropolitana.

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Internas no deseadas con dientes apretados: El manual para las PASO prescribe conformar listas de unidad en los distritos donde se gobierna. El Ejecutivo funciona como un gran ordenador de la política y de las listas, es racional reforzar el poder de los gobernadores. En el llano, en la oposición que siempre fragmenta, las Primarias sirven para dirimir diferencias porque las jerarquías se aplanan.

El manual es gris a fuerza de sabio, verde el árbol de la vida. El oficialismo plasmó lista de unidad en muchas de sus provincias. Buenos Aires para empezar, varias del Gran Norte. Incluso se dio maña en las ajenas y ariscas CABA y Córdoba. Pero la consigna falló en Tucumán y Santa Fe. Habrá PASO en ambas, con el aditamento de que les vicegobernadores contienden con los respectivos gobernadores.

El cabeza de lista Agustín Rossi es acompañado por la vicegobernadora Alejandra Rodenas, en la “fórmula” para senadores santafesinos. Enfrente, la lista del gobernador Omar Perotti que cuenta con el aval de la Casa Rosada.

En Tucumán el vicegobernador Osvaldo Jaldo desafía a la lista del gobernador Juan Manzur. Jaldo se inscribe como precandidato a diputado lo que implica que, hasta perdiendo pero superando un umbral, compartirá boleta con los aspirantes elegidos por Manzur. En el orden que organice el sistema proporcional D’Hondt tan justo como difícil de resumir en esta nota.

Son dos tenidas fuertes, máxime porque en ambas hay recambio de senadores nacionales.

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Giro hacia la pared: Larreta pretendió construirse como líder moderado, “científico”, diferente a CFK y a Macri. Pero le surgieron escollos por doquier. El radicalismo se imagina resucitado, no le reconoce mansamente primacía como a Macri antaño. Facundo Manes desafía en Buenos Aires, sincerando ambicionar la presidencia. La competencia con Santilli es una escala que influirá en su devenir.

En Córdoba (donde el diputado Mario Negri arriesga mucho), en Santa Fe y Tucumán los boinas blancas plantan listas, las PASO siembran alternativas. Demasiadas boletas, dirían los manuales pero los pingos se ven en la cancha. La diversidad atraerá votantes, tal vez. La aspereza entre los candidatos se diluirá esta noche, los perdedores abrazarán a los victoriosos. La duda subsistente es si los ciudadanos que apoyaron a los lusers se mantendrán en noviembre dentro del cauce común. Absurdo atisbar una respuesta hoy.

La emergencia de energúmenos de derecha mediáticos y mediatizados (Milei y Espert ) alarmó a los cambiemitas. Ayer nomás, a su derecha solo quedaba la pared. Ahora, notaron un resquicio que posibilitaría la temida fuga de votantes halcones. El corrimiento a derecha desdibujó a Larreta, le insufló fuerzas a Macri y Bullrich. Los resultados reacomodarán las ecuaciones.

Si los radicales ganan internas en provincias, redoblarán pretensiones y ninguneos a Larreta, caso contrario quedarán replegados en las tres que gobiernan.

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Los terceros en discordia: Por contingencias sucedidas en campaña, el FdT se “peronizó” a su vez. Las dos coaliciones reforzaron su núcleo, dejaron espacios vacantes. Esas movidas, usualmente, abren chances a terceros partidos. En medio término solía suceder, aunque ya se dijo que en 2017 no se cumplió dicha tendencia

En diciembre dejan sus bancas 16 diputados de terceros partidos, lo que no llega al 13 por ciento del total de los recambios. Si ese conjunto heterogéneo consigue sumar (por decir algo) 20 por ciento de los votos válidos podría incrementar su dotación. Puesto al revés, así acontecería si las dos grandes coaliciones sumadas no superan el 80 por ciento de los votos válidos.

He ahí el horizonte deseado por una lista que incluye a las nuevas derechas, a partidos provinciales que gobiernan en Córdoba. Misiones, Río Negro y Neuquén. A otros provinciales como el Frente Progresista santafesino, el bussismo tucumano, el FIT. ¡Podrán hacer pie en un escenario de alta polarización? Ni lo sabemos ni vamos a difundir pálpitos prematuros.

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Participar en pandemia: La pandemia le restó a la campaña calor humano, participación, actos masivos, juntadas. Déficits insalvables, que se lamentan.

Más de 34 millones de ciudadanos están habilitados para votar entre las 8 y las 18. La participación, se presume, será más baja que lo habitual. En 2017 ascendió al 73 por ciento. Seguramente el presentismo crecerá en las generales, ocurre siempre.

Las PASO siempre avivaron polémicas. Tal vez sean superfluas o hasta contraproducentes cuando hay listas únicas. La ley sigue vigente, la herramienta se aplica… los partidos tomaron en serio la competencia. Su resultado impactará en el horizonte político, desde el mismo lunes. En noviembre, mucho más.

Ojalá que el pueblo, gran protagonista merced al sufragio universal obligatorio, se implique y haga oír su voz. Emitirá 24 veredictos que, muy a menudo, saben sintetizarse en un mensaje único, inteligible. Decidirá sobre su futuro en ese día impar: cuando todos valen uno.

Ojalá que alumbre una jornada con alto civismo, respeto y presencia popular. Se juega mucho, confrontan dos proyectos diferentes. La democracia es un sistema de vida, mucho más que un ordenamiento electoral. Pero parafraseando un dicho de moda: con elecciones solamente no alcanza para que haya democracia, sin ellas es imposible.

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