Calles, puentes, casas y edificios, pueden parecer materia inerte a primera vista. Sin embargo, el estudio de sus detalles, la observación de sus matices, la mirada a contrapelo del objeto, arroja una clara radiografía del paso del tiempo y las tensiones socio-cultiurales de una época. En este sentido, la ciudad de Salta está llena de vestigios que permiten reconstruir la trama.

Soledad Gómez, arquitecta salteña dedicada al patrimonio arquitectónico y la docencia en la cátedra de preservación urbana, abre un marco de reflexión al respecto: “La arquitectura y el urbanismo siempre están teñidos del contexto social, económico y político. Entonces uno puede, a través de estos testimonios, ver los cambios en la sociedad”.

“En Salta se ve un colagge bastante heterogéneo. Conservamos edificios que son de la época de la colonia, del siglo XVIII, y también edificios del Siglo XIX y del XX. Todos nos hablan de distintos momentos culturales e históricos”, comenta la arquitecta.

Primeras poblaciones y ciudad colonial

Gómez comienza un relato que regresa a los orígenes fundacionales de la ciudad hispana: “Salta fue fundada en 1582 a partir de un plan estratégico del Alto Perú, que propiciaba la fundación de ciudades para que no haya trechos tan largos entre ellas. Había una idea de ir poblando y también de servir como auxilio para frenar el avance de los nativos”.

Los primeros trazos del mapeo urbano de la ciudad comienzan a mostrar el origen y devenir de la futura ciudad. “En el primer plano se ve la forma regular con la que se fundaban las ciudades, siempre números impares de manzanas para que quede en el medio la plaza”, detalla la arquitecta, y continúa: “al comenzar a ampliar esa primera ciudad, se encuentran con cursos naturales de agua, uno al norte y otro al sur que van a limitar la posibilidad de realizar una traza más regular. El límite norte es la avenida Belgrano y hacia el sur, la avenida San Martín. Por eso la trama fundacional queda constreñida entre estas dos limitaciones geográficas, que recién en el siglo XVIII se van a sortear, creando ‘puentecitos’ que van a conectar la ciudad sobre todo hacia el sur. Esto permite generar un nuevo barrio, que es actualmente la zona de la Iglesia de la Viña. Aquel era un barrio ocupado por mulatos y negros libres, esclavos libertos”.

Hacia 1800, comienzan a sucederse procesos revolucionarios e independentistas que también dejarán huellas latentes. Reseña Soledad Gómez: “En el siglo XIX tenemos las guerras de independencia. Eso va a generar una baja en la producción y la construcción. Y luego de este momento, comienza un cambio arquitectónico importante, que tiene que ver con la inmigración. Aparece la arquitectura italianizante, que además se mezcla con una idea-necesidad de negar todo lo que tenía que ver con la colonia, entendiendo que esto se relacionaba al atraso”.

La importancia del archivo

Para la reconstrucción socio-historica a través del urbanismo y la arquitectura, resulta de vital importancia el trabajo de recopilación, guarda y puesta en valor de los archivos históricos.

En este sentido, Teresa Fuster, quien es licenciada en Historia y trabaja en el área de comunicación y acción cultural del Archivo General de la Nación (AGN), explica: “Los mapas son un valioso instrumento para conocer y apreciar el crecimiento y la evolución de una población. Puntualmente, los mapas de Salta muestran esto: un centro típico hispano y alrededor de ella un cabildo, la iglesia y las casas principales de la gente más importante. La expansión se va observando a través de las manzanas alrededor de ella. Resulta interesante comparar diferentes mapas con décadas de diferencia para ir apreciando el crecimiento”.

En el AGN pueden encontrarse documentos invaluables. Se cuenta, a disposición del público en general, con una gran área de biblioteca, con la cinemateca más grande del país y gran cantidad de fotografiás. En cuanto a Salta, se pueden rastrear mapas de principios del siglo XIX o las primeras fotografías de la ciudad hacia el 1880, inclusive cédulas del primer censo histórico, en 1869.

Fuster agrega: “Algo similar pasa con las fotografías. Ellas están congelando un momento específico en el tiempo, van mostrando como eran las calles, las personas, los oficios, su vestimenta y costumbres. Realmente, la fotografía es una fuente histórica y hay que saber leerla y extraer los miles de detalles que nos van hablando de una sociedad y de su tiempo. Las fotos también nos muestran la evolución del lugar”.

El Convento San Bernardo. 

Gómez enfatiza: “Las fotografías, los planos, los mapas, la documentación en general, es fundamental para nuestro trabajo. Cuando nosotros hacemos un relevamiento, medimos y sacamos fotos pensando que ese inmueble puede no existir más. Entonces a partir de esas imágenes se pueden reconstruir edificios enteros. La foto es el testimonio que nos queda cuando la materialidad no existe”.

Siglo XX y puja de estilos

“Y llegamos a principios del siglo XX, donde se instala un modelo parisino que es copiado de Buenos Aires. De esa época podemos ver algunas fotos con el tranvía que parece una postal medio parisina. Esta imagen es una impronta de ese momento, donde estas características culturales prevalecieron, aunque duraron muy poco”, comenta Soledad Gómez y sigue con el devenir histórico de la ciudad: “Luego de este aire europeizante, viene un cambio muy grande que genera algo totalmente contrario, que viene impulsado por un fervor patriótico luego de los festejos del centenario en 1910. Aparece un nacionalismo totalmente contrario que intenta volver a generar una identidad nacional en contraposición a la europeizacion, y busca en lo que es la arquitectura colonial algo que se intuye nos puede identificar”.

Como una suerte de retorno sobre sus pasos, la tendencia arquitectónica cambia radicalmente la matriz, algo que también influirá en la vida cotidiana. Gómez lo contextualiza de esta forma: “Luego del centenario comienza a aparecer un intento de ‘regreso’. En Salta, con una elite cultural y económica muy arraigada a estas costumbres, lo que se genera es un sentimiento de pertenencia al periodo español. Esto va a tener mucha repercusión en lo cultural también. Es un momento donde aparecen los grupos folclóricos, los poetas, todo lo que hoy conocemos como cultura de la 'salteñidad'. Esto se va a generar junto con lo que es la arquitectura neo-colonial”.

Posta de Yatasto. 

Tal como lo comenta Soledad Gómez, el Estado también acompañará esta idea neo-colonial: “Empiezan a surgir normativas y ordenanzas municipales que obligan a construir, en loteos nuevos, las edificaciones con estilo neo-colonial. Entonces se construyen casas neo-coloniales, como, por ejemplo, la Peña Gauchos de Güemes de la avenida Uruguay, que es una copia de la posta de Yatasto. También se restauran edificios coloniales, como el Cabildo, y se revaloriza en general todo lo que tiene que ver con esa etapa de la historia”.

La Ciudad Contemporánea

Pedro Fernández es arquitecto especializado en planeamiento urbano y desarrollo sustentable. Su objeto de trabajo e investigación está centrado en los últimos 50 años de evolución de la ciudad. Junto con alumnos de la cátedra de urbanismo, estudian los fenómenos de la expansión urbana.

“El corte de estudio lo hacemos en los años 70 porque es un punto de inflexión muy fuerte. Es el paso de una ciudad compacta a lo que tenemos hoy en día que es una ciudad extremadamente dispersa. Una dispersión que es la causa/raíz de la mayoría de los problemas urbanísticos”, comenta.

Las 11 de la mañana de 1935 en la calle Alberdi. 

Fernández pone foco en las causas que generaron la “explosión” demográfica de la ciudad: “Lo que se llama el aglomerado Salta, área metropolitana del Valle de Lerma, hoy en día es el octavo aglomerado urbano del país en cantidad de población, pero en los últimos 50 años fue por mucha diferencia el que creció en mayor porcentaje. El crecimiento de Salta duplicó el promedio de los 10 aglomerados más grandes de Argentina y el pico de ese crecimiento se dio en torno a los años 70. El motivo fueron básicamente las migraciones internas, un proceso de transferencia poblacional desde el interior de la provincia, incluso también desde Bolivia, aunque este dato normalmente está sobre estimado.”

Se transforma la ciudad

Fernández relata de manera pormenorizada las razones que condujeron a formar la ciudad tal como hoy está: “El Estado, en los 70, se vio enfrentado a tener que dar respuesta de vivienda a una cantidad de población inusual hasta ese momento. La clave del inicio de este proceso expansivo fue la búsqueda de grandes bloques de tierra separados de lo que era hasta ese momento la ciudad compacta. Concretamente, se hizo la urbanización de la zona de Ciudad del Milagro y Castañares al norte, y toda el área de barrio El Tribuno e Intersindical al sur. Entonces la ciudad quedó fraccionada en tres bloques. Esto generó que queden liberadas enormes cantidades de tierra, y estos vacíos que iban quedando entre bloques, en los años siguientes se empezaron a ocupar con una modalidad fragmentada y dispersa. Ahí estuvo el germen de esa transformación”.

Esta decisión central en la política de tierras y viviendas generó un proceso de cambio en la ciudad que la acompaña de manera central hasta el día de hoy. “Lo que vino después fue un proceso de expansión fragmentada y especulación inmobiliaria que empezó en la ciudad de Salta.”

Como ejemplo, el arquitecto cuenta: “El predio de Pereyra Rozas es emblemático de la especulación inmobiliaria. Son predios que hace 50 años tenían un valor inmobiliario relativamente bajo y gracias a estos procesos de desarrollo urbano, se fueron encareciendo. Lo triste es que ese encarecimiento, esa valorización inmobiliaria, fue producida por el mismo Estado. Después, paradójicamente, cuando el Estado necesitó comprar suelo para hacer un conjunto habitacional, tiene que ir a pagarlo a ese precio sobre valorizado que el mismo Estado contribuyó a generar. O sea, es un Estado bobo por partida doble”.

El futuro de la ciudad y sus alrededores

“Podemos decir que Salta, de alguna manera, contuvo el proceso de expansión, pero se está viendo en los siete restantes municipios del área metropolitana. La situación está totalmente desbordada. Ese mismo proceso de fragmentación que se vivió en Salta hace 50 años, hoy los estamos viendo en Cerrillos, La Caldera, Campo Quijano, San Lorenzo, que son algunos de los municipios que están sufriendo procesos de expansión muy fuerte”, comenta el docente y arquitecto.

La mancha urbana en los 70, y la actual (Cátedra de Fernández).


Fernández relata posibles soluciones que surgieron del estudio junto a los alumnos de su cátedra universitaria: “Si tuviera que dar un panorama, hoy diría que es muy preocupante. Estamos ante un proceso más de tipo cualitativo que cuantitativo. No tanto cuánto se está urbanizando sino cómo se está urbanizando. Diría que es muy preocupante en la medida que no se tomen algunas decisiones importantes. Esto es lo que estamos trabajando en la Universidad con proyectos de investigación. No solo sacamos una foto sino que proponemos un modelo de gestión territorial más adecuado. El futuro va a depender de algunos factores muy importantes. El primero, que es un poco la raíz de todo, son las decisiones políticas que se tomen, que básicamente pasan por dictar una ley de desarrollo territorial y hábitat. Otro gran tema es la necesidad de articular entre los municipios, especialmente, del área metropolitana (…) Hoy veo con bastante pesimismo la situación pero también veo muchas oportunidades de solución en la medida que haya decisiones apropiadas”.

La historia de la ciudad de Salta, desde su arquitectura y estructura urbana, habla de rupturas y continuidades que no hacen otra cosa que evidenciar la puja por la hegemonía en imponer determinados modelos de vida y visión del mundo.

Pareciera ser que un nuevo punto de inflexión está desarrollándose en este mismo momento, y que la rápida toma de decisiones que organicen un territorio para todos, resulta central en la difícil pelea contra un mercado inmobiliario que poco a poco vuelve a ganar terreno organizando la ciudad y sus alrededores.