Producción: Natalí Risso
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El financiamiento es clave
Por Andrea Gabriela Musante (*)
Financiar a las pymes, como lo está haciendo el gobierno nacional y, aunque en menor medida, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, sumado a los beneficios impositivos que ambos gobiernos les otorgan a las micro, pequeñas y medianas empresas y a los aportes técnicos sin costo para incorporar tecnología y escalar producción, es evidentemente pegarle al clavo indicado. ¿Por qué? Porque las mipymes son las mayores dadoras de trabajo en la República Argentina, son las que mayor cantidad de nuevos puestos van a volver a incorporar al mercado laboral y son las que, con los salarios que pagan, reactivan al mercado interno.
Ahora bien, llega el momento de preguntarse: ¿cuál ha sido el resultado de insuflar dinero en las mipymes, específicamente del sector industrial? Basta con recurrir a los informes técnicos elaborados por el Indec. Uno de los más sencillos de comprender es el de Utilización de la Capacidad Instalada. Según los últimos datos, para el mes de abril de 2021 la UCI se encontraba en un nivel general del 63,5 por ciento; ya para el mes de junio de este año la misma se ubicaba en un 64,9 por ciento; es decir un 1,4 puntos porcentuales por encima.
Por supuesto que no todos los rubros de la industria manufacturera están creciendo al mismo nivel. La industria química, la minería, el petróleo, el papel y el cartón están funcionando por encima del 70 por ciento. Los alimentos en 64,8 por ciento. Esos valores son los que construyen el nivel general de 64,9 por ciento de UC, que compensan a otros rubros que aún no llegan a esos niveles.
Ahora bien, desagregando por actividad y comparando con meses anteriores a la pandemia de Coronavirus tenemos que la industria alimenticia en enero de 2020 estaba en 58,6 por ciento; en enero de 2021 en 60 y para abril de 2021 en 64,8 por ciento. La Industria Textil, para enero de 2020 se encontraba en el 26,3 por ciento de su capacidad instalada; en abril de 2021 ya estaba en el 31,4 por ciento y para junio de este año trepaba al 62,1 por ciento. La metalmecánica (excluida la automotriz) estaba en enero de 2020 en el 34,6 por ciento de UCII, en enero de 2021 crecía al 41,4 por ciento; en abril de este año al 53,7 por ciento y para junio ya alcanzaba el 56 por ciento. La industria automotriz (y ello involucra a autopartistas) se encontraba en enero de 2020 en un exiguo 26,3 por ciento de utilización de su capacidad instalada. Para enero de 2021 subía al 31,4 por ciento, en abril de este año al 39,1 por ciento y, para junio del corriente trepaba al 51,9 por ciento.
Vale decir, la recuperación de la actividad se está dando, evidentemente no con la rapidez deseada. Pero el crecimiento se puede medir y la generación de nuevos puestos de trabajo también; esto último acompañado por los programas de incentivo a las contrataciones laborales diseñados e implementados por el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Desarrollo Productivo que hacen menos pesada la carga para los empleadores.
Aún siguen golpeados por efecto de la situación pandémica los sectores de servicios educativos, esparcimiento, cultura, gastronomía; pero no menos cierto es que esos sectores de la economía también han recibido asistencia financiera por parte del gobierno nacional y provincial, tanto en forma directa como indirecta.-
Estos índices de recuperación que, aunque lentamente, no han dejado de mostrarse sostenidamente, nos hacen pensar en que el futuro será de continuidad en la mejoría, pues un gobierno que apuesta y trabaja para la producción de bienes y servicios y para la generación de nuevos puestos de trabajo (en relación de dependencia, independiente, cooperativo, asociativo o colectivo) es claramente un gobierno que tiene el ojo puesto en generar el bienestar general de la población traccionando el funcionamiento de un capitalismo productivo y no meramente especulativo dedicado al carry trade. Dicho de otro modo, parafraseando a Boaventura de Sousa Santos, vemos un gobierno alejado de la "Sociología de las Ausencias" y dedicado a morigerar los efectos nocivos del capitalismo improductivo.
(*) Secretaria de Desarrollo Productivo del Municipio de Ituzaingó.
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Seguir por este camino
Por Juan Nicolás Fera (**)
El pasado 2 de septiembre festejamos el Día de la Industria en nuestra moderna planta ubicada en General Rodríguez reunidos con industriales y comerciantes de la provincia de Buenos Aires, el gobernador Axel Kicillof, el Ministro de Producción Augusto Costa y todo su equipo. No queríamos que sea sólo una nueva conmemoración por la primera exportación como país en 1587, sino que sea un día de festejo. Festejo porque, pese a haber subsistido años donde la industria no fue prioridad de Estado y una pandemia que azotó con la economía a nivel mundial, la industria no solo está de pie, sino que además crece y estamos con niveles de inversión como hacía años no se veían.
Todo esto no hubiera sido posible sin un trabajo coordinado codo a codo entre industriales y un Estado presente. Sabemos que la ayuda no podía ser infinita, pero la aparición de los programas como ATP que colaboraron con el pago de sueldos, créditos a tasas subsidiadas, moratorias fiscales, reducción de impuestos a las pymes, entre otros, fueron determinantes para que la pandemia no extermine a las industrias.
La recuperación industrial se está dando en la mayoría de los sectores productivos, principalmente maquinarias, automotriz, textiles, cueros, alimentación, construcción. Industrias que generan nuevos puestos de trabajo para un crecimiento genuino de la economía. Hoy, los industriales pymes, entienden que el crecimiento que se está dando no es temporal, sino que llego para quedarse
La administración del comercio en las importaciones de productos terminados también es un factor clave para la industria, que genera expectativas favorables y aumentan los niveles de inversión en bienes de capital. La estabilidad cambiaria es para la industria un factor clave, ya que da previsibilidad a los costos de los productos que producimos, aunque aún es una deuda pendiente de nuestro país poder analizar por qué los costos de los insumos nacionales que se venden al mercado interno son más caros que los que se exportan.
Estos días, venimos escuchando por diferentes medios, que las industrias se van del país. Tengo la suerte de recorrer toda la provincia de Buenos Aires para trabajar con empresarios de diversos sectores y desarrollar programas que luego presentamos a nuestras autoridades. Eso que se lee en los diarios difiere totalmente de la realidad, de los industriales reales, los que día a día, pese a todas las dificultades, levantan las persianas de sus industrias para seguir generando riqueza, para ellos, para sus colaboradores y para su comunidad.
Conocemos mucho las dificultades que atravesamos y que debemos seguir atravesando, pero hoy existe posibilidad de diálogo con las autoridades, como hace mucho no vemos. Y ese diálogo aporta conocimientos a ambos lados. Muchos representantes dicen conocer la solución a los problemas, pero esas propuestas sirven sólo para algún sector determinado o intereses que se contraponen con otros. La búsqueda actual, debe ser, exclusivamente, en favor de todos, pero siempre con las pymes en primer lugar.
Hay un involucramiento que jamás había visto en mis años de dirigente gremial empresario, donde se buscan alternativas, donde se trabaja por el otro y donde se alegran del éxito del colega, porque saben que si al otro le va bien, a nosotros también. Es imperioso seguir en este camino, involucrarse en las entidades, tener representación, discutir los temas y por sobre todo marcar la agenda pyme, porque la soberanía productiva solo es posible con un Estado presente y un empresariado comprometido en busca de un sólo objetivo: un país más justo.
(**) Director de Marolio y presidente de la Unión Industrial de General Rodríguez.