Hay una coincidencia en les jóvenes que en la tarde del domingo se dirigen a votar, independientemente de a qué fuerza elijan: la campaña no los sedujo, y eso que fueron los más codiciados. Tuvo elementos que les parecieron "ridículos", "bizarros", "cringe", que les dieron "vergüenza"; de acuerdo a testimonios que recogió Página/12 en las puertas de escuelas de Ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense. Se percibe, igualmente, un contraste entre el poco interés que les suscitó la previa de las PASO y las ganas de, pese a eso, expresarse en las urnas.
Julia Polemann se siente "contenta" de haber votado. Tiene 17 años, es decir que pertenece al grupo de más de 860 mil jóvenes habilitados para elegir representantes por primera vez. Las autoridades de mesa la aplaudieron al momento de insertar el sobre en la urna, como es habitual. "Tengo muchos amigos que no quieren votar. Les da fiaca. Estuve intentando convencerlos. Les hice un Power Point con todas las propuestas. Depende de donde te muevas hay sectores militantes y otros totalmente desligados de la política", agrega. Está junto a su mamá en las puertas del colegio 17 de Caballito, sobre Avenida Rivadavia.
El amontonamiento de gente es caótico en la vereda, hasta que delante de las filas colocan sillas con los números correspondientes a las mesas, uno de los signos característicos de estas elecciones, que se replica en varios establecimientos. De las rejas cuelga un cartel con un código QR para conocer datos de la votación y otro con los tips del protocolo.
Germán Castelli, dirigente kirchnerista de La Efervescente, se carga al hombro la organización. "El gobierno de la Ciudad mandó acomodadores para las filas, supongo que también para hacer campaña, pero son uno más inepto que el otro", protesta. Según su perspectiva, muchos jóvenes "perdieron interés" por la política en los años del macrismo, pero ahora hay un renacer, algo que nota en su agrupación, que sumó militantes. "En las 13 mesas que tenemos acá los 26 fiscales son menores de 20 años. Estuve 15 minutos y vi cinco primeras votaciones. Hubo bastante participación de jóvenes; supongo que influye el fenómeno Milei", analiza.
Julia no cuenta a quién votó. Sólo aclara que no fue por la derecha y que la movilizan el feminismo y el ambientalismo. Se queja, como otres, de los Tik Tok de Larreta: "Es muy molesto. Estoy en la mía mirando videos y aparece él hablando de la Ciudad". "Escuché más de garche y porro que de trabajo, la preocupación de los jóvenes hoy en día", protesta Victoria, de 22 años, estudiante de Arquitectura. También se reserva su voto. De un modo u otro, todos los partidos trataron de acercarse al 20 por ciento del padrón que representan los 6,5 millones de jóvenes de entre 16 y 24 años. Ellos registraron esto, pero todos los consultados tienen críticas al respecto.
"Milito en el Evita. Estoy en una burbuja de militancia", se define, por su parte, Zane Cao, quien por primera vez utiliza su DNI con identidad no binarie en un comicio. En su mochila lleva atado un pañuelo verde. "Estuvo pobretona la campaña. Trataron de interpelar a les jóvenes, pero no somos boludes. No me voy a comer la del rap (en alusión al "trap anticapitalista" difundido por Manuela Castañeira). Faltan ganas de mover a les pibes desde un interés real, de ver cuáles son las políticas que les interesan: conseguir laburo, estudiar bien, poder irse a vivir solos", enumera.
Felipe Clemente (21, estudiante de Comunicación Social en la UBA) está a punto de ingresar a la escuela y no sabe a quién va a votar. "Todos tienen más defectos que virtudes. Tiraría para el lado del macrismo, pero tapándome la nariz, más por cuestiones familiares", dice. Valentín Scangi (19) está entre la izquierda y Leandro Santoro pero es otro desencantado que se guía por lo que le explicó su papá sobre cómo funciona el Senado. Paula (21) estudia para ser despachante de aduana, fabrica ropa con su mamá, la pandemia golpeó su economía, se queja de los que "cobran para cortar calles" y "si tuviera la oportunidad" se iría del país. Más temprano rompió una boleta y metió los pedacitos en el sobre.
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Unas cintas impiden el paso de los autos en la calle en que está ubicada la escuela 13 de Avellaneda, a pocas cuadras de la estación. Otro signo de estas elecciones atípicas. En este partido la relación entre política y jóvenes está muy viva en las agrupaciones, fundamentalmente peronistas, resalta una joven pareja.
"Investigué a los candidatos hasta que coincidí con uno", dice Sofía Conforte (17). Vota por primera vez, al Frente de Todos, y su papá filma todo su recorrido desde que entra al cuarto oscuro. Como en el caso de Julia, en la escuela tuvo la posibilidad de debatir de política con sus compañeros, gracias a un "profesor copado". Diego Falibene, de 17 años, llega desde la Isla Maciel y elige al Frente de Todos, el partido por el que su familia opta "hace una banda". "Con el Covid hizo las cosas bien. Algunos le tiran mierda, pero si estuviéramos con Macri nos hubiéramos cagado de hambre", sentencia. Aspira a terminar el colegio para "laburar de lo que sea". De los políticos sólo espera "que ayuden a la gente que necesita; la gente de la calle".
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En el Nacional de Adrogué, ubicado en el coqueto centro de la ciudad cabecera del partido de Almirante Brown, al sur del conurbano bonaerense, un joven se queja de que faltan boletas de Milei. Pero en provincia el candidato de Avanza Libertad no es él sino José Luis Espert. En este caso las filas son en el patio del edificio, con un distanciamiento social muy respetado.
Juan Pablo Belhart, de 19 años, es otro joven libertario que sale de una de las aulas y espera a su hermano sentado en uno de los canteros que se halla en el frente de la institución. "El neoliberalismo es un espacio nuevo en la Argentina. Llama mucho la atención. Juntos por el Cambio y el Frente de Todos es gente que está todo el tiempo reciclándose y la política siempre se relacionó con esos dos grupos. Son una guerra. El blanco y el negro. No me sentía parte de ninguno", se define. En unos meses su familia se irá vivir a España. El lo lamenta por "ser argentino", pero protesta por la "inseguridad" y por "no poder ahorrar".
"En mi curso somos 30 y habremos votado cinco. Lo toman medio a chiste", cuenta Valentín Gómez (16), que es de Temperley y elige al Frente de Todos. Atribuye la apatía de sus compañeros a lo "ridícula" que fue la campaña. Pone como ejemplo el spot de Cinthia Fernández bailando con portaligas frente al Congreso. "Vi forzada la campaña en relación a acercarse a los jóvenes, muy desesperado, con spots tirados de los pelos. Falta entendimiento; que nos escuchen un poco más. El joven que va a votar no se diferencia del adulto. No hacen falta estrategias diferentes para acercarse a él", postula Martín Berardi, de 24 años, estudiante de Ingeniería Espacial. Votó a Manes porque le interesan sus propuestas en torno a "educación y salud mental". No se identifica con la derecha: dice que en cada comicio evalúa su elección.
En este domingo de sol y filas afuera se ven en los jóvenes distintas formas de aproximarse a la elección de sus representantes. Impugnando el voto, votando por indicación o mandato familiar, apáticamente o con ganas y convicción. Distintas formas de votar, pero con una demanda en común.