La derrota fue un golpe inesperado, pero el presidente Alberto Fernández no miró para otro lado. "Sabemos que en ese mensaje hay demandas insatisfechas que debemos escuchar y seguramente hay reclamos por errores cometidos que no pueden volver a repetirse. A partir de mañana vamos a trabajar para que en noviembre los argentinos y argentinas nos acompañen porque seguimos convencidos de que estamos frente a dos modelos de país: un modelo que incluye a todos y otro que deja afuera a millones", dijo tras conocer el resultado de las PASO. El oficialismo perdió en 18 provincias, entre ellas la de Buenos Aires, donde --con un 92,62 de las mesas escrutadas-- Juntos había sacado el 38,11 por ciento mientras que el Frente de Todos obtuvo el 33,56. En la Ciudad de Buenos Aires, --con el 98 por ciento de las mesas escrutadas-- Juntos sacó el 48,19 por ciento y el Fdt el 24,66. La participación, a pesar del contexto de pandemia, fue del 68 por ciento.
Cerca de las 23.30 el Presidente salió al escenario del búnker oficialista en el Centro Cultural C, ubicado en el barrio porteño de Chacarita, acompañado por la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner; el gobernador Axel Kicillof; el Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el jefe de bloque en Diputados, Máximo Kirchner y los candidatos de PBA, Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollan, y de CABA, Leandro Santoro y Gisela Marziotta. Dijo: "hicimos un enorme esfuerzo en este tiempo. Evidentemente algo no habremos hecho bien para que la gente no nos acompañe como esperamos". Sin embargo, agregó que "todos escuchamos con respeto y mucha atención porque sabemos que hemos cometido errores que no debimos cometer. Pero de los errores aprendimos". Para concluir puntualizó que "evidentemente hay una demanda que no hemos satisfecho adecuadamente con los votantes y que a partir de mañana nos vamos a ocupar de prestar atención y resolver los problemas que la gente plantea".
En PBA, un territorio sumamente importante para el triunfo del oficialismo en 2019, se vieron números inesperados por el gobierno y por la mayoría de los encuestadores. El FdT perdió en siete de las ocho secciones electorales. En la tercera sección ganó por ocho puntos y se perdieron distritos claves como Quilmes. Además de perder en Provincia de Buenos Aires y CABA, el Frente de Todos perdió en Chaco, Chubut, Corrientes, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santa Fe, San Luis y Tierra del Fuego.
Antes de las 22 el estado de ánimo dio un giro de 180 grados en el búnker del FdT. Las proyecciones que manejaba el Gobierno durante la tarde indicaban que el oficialismo ganaba en Provincia de Buenos Aires sobre Juntos con 5 o 6 puntos de diferencia y que se haría una buena elección en Ciudad. Sin embargo, los primeros números ya arrojaron la derrota del FdT en 18 provincias, entre las que hubo distritos clave para el peronismo como la provincia de Buenos Aires, Santa Cruz, Chaco y Entre Ríos.
Las caras de todos los que estaban en el búnker oficialista se fueron transformando y los voceros y funcionarios dejaron de aparecer en la carpa que se montó al costado del Complejo Cultural C para la prensa. "Nos siguen pegando abajo", sonaba de fondo mientras todos esperaban con incertidumbre que el Presidente pronuncie su discurso y tratar de tener pistas para poder reconstruir qué sucederá en las próximas semanas. Afuera, incluso, habían montado un escenario por si el triunfo era contundente, pero fue desmontado y las personas escucharon el discurso del mandatario por pantalla, muchos de ellos con lágrimas en los ojos.
El clima dentro del búnker también era desazón, los funcionarios entre los que había ministros, precandidatos, sindicalistas e intendentes, escuchaban con atención y serios lo que decía el mandatario. Los saludos entre todos fueron cabizbajos. "A cada compañero militante le pido que mañana mismo vaya a convencer a sus vecinos, que no perdamos un día. La campaña acaba de empezar y en noviembre tenemos que ganar porque tenemos un compromiso con la Argentina", arengó Fernández. Luego, subrayó que "el país necesita no volver atrás. Lo que más necesitamos es poder avanzar con mas justicia social, con más desarrollo, producción, educación y salud pública. Eso es lo que me trajo a mi hasta la casa de Gobierno el día que nos votaron a CFK y a mi en octubre y en diciembre en 2019".
El Presidente también agregó que "nada quiero más que al terminar este mandato dejar un país en pié, sin pobres y con gente con trabajo". Les agradeció a sus candidatos y al los presentes y por último felicito "a los que han tenido mejores resultados que nosotros". "Con fuerza y con toda esa vocación democrática que siempre hemos tenido les digo que vamos para adelante que en noviembre vamos a dar vuelta esta historia", finalizó.
Desde el gobierno consideraban que estas elecciones podían ser tomadas como un "plebiscito de la gestión" de Fernández que se vio muy marcada por la emergencia de la pandemia que apareció a tan solo tres meses de haber asumido. La postergación de los comicios fue positiva, debido a que la situación epidemiológica mejoró con respecto a los meses anteriores y se llegó al domingo de la elección con el 40 por ciento de la población inoculada con dos dosis y un 63 por ciento con al menos una. Sin embargo, el impacto económico de la pandemia todavía está lejos de ser superado, más allá de las proyecciones de crecimiento que maneja el Gobierno y las variables económicas que ya superan, incluso, números de 2019, y los argentinos lo hicieron notar en las urnas.
El desafío que el oficialismo tendrá a partir de mañana y hasta dentro de dos meses, momento en el que se llevarán a cabo las elecciones generales, es lograr que la reactivación económica que en las últimas semanas se vio reflejada en los números macroeconómicos, empiece a sentirse en los bolsillos de las clases medias y bajas. Para esto será clave lograr poner en marcha y apoyar a las actividades más afectadas por la pandemia, y en paralelo lograr contener la inflación, mientras se reabren las paritarias para que los salarios terminen el año por encima de los aumentos generalizados de precios. El desafío será enorme porque de sostenerse estos resultados el oficialismo perdería el quórum en la Cámara de Senadores y todo se complicaría en Diputados.