El lunes a última hora se aprobaron los protocolos para las milongas en espacios cerrados, que ahora dispondrán de un aforo del 70 por ciento de la capacidad de los locales, turnos y medidas sanitarias estandarizadas. Además, el protocolo establece acciones desde una perspectiva de género. Para la Asociación de Organizadores de Milongas (AOM) y la Asociación de Milongas con Sentido Social, se trata de un “éxito de las gestiones” ante el Ministerio de Cultura de CABA. Más allá del compromiso del ministro Enrique Avogadro con las asociaciones, la realidad también impuso su lógica: el festival oficial Tango BA comienza el jueves y tiene varias actividades en milongas. No lanzar el protocolo hubiera dejado en off-side al principal evento tanguero anual.
Por otro lado, la aparición de un protocolo claro también ayudará a organizar el sector, que en ya reinició sus actividades, muchas veces en áreas nebulosas en cuanto al reglamento.
Esta reapertura oficial llega un año y medio después de que las milongas cerraran sus puertas, incluso antes del aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno Nacional. En el transcurso de este tiempo cerraron muchos espacios y el turismo internacional, que redondeaba las cuentas de muchos organizadores y docentes, está en sus mínimos históricos. “Va a ser una vuelta difícil”, reconoce Julio Bassan, de la AOM. “Como cerraron muchos espacios, es difícil ahora encontrar lugares donde organizar milongas, y muchos sitios donde se hacían también se están reacondicionando para las nuevas exigencias sanitarias”, explica a este medio. Si a ello se suman los milongueros que dudan –justificadamente- sobre la experiencia de ir a abrazarse con extraños en medio de una pandemia y otros factores, el horizonte sigue siendo difícil.
Desde MiSeSo y la AOM también advierten contra la reducción que tuvo el BA Milonga. La Legislatura porteña aprobó en su presupuesto anual 32 millones para e programa, pero desde las organizaciones reclaman que Avogadro recortó esa cifra a la mitad por resolución ministerial. “Esto implicó que al haberse registrado más milongas que el año pasado, este año se cobre menos, inflación mediante y sin poder trabajar”, cuenta Valeria Buyatti, representante de MiSeSo. “Además el BA Milonga es por contraprestación de servicios, que no se sabe cómo va a suceder”, anticipa. “Pedimos una ayuda extraordinaria que no llegó”, agrega. El reclamo del sector por una ayuda extraordinaria fue señalado en varias notas de este diario y desde el gobierno porteño se sostuvo siempre la negativa ante el pedido.
Aún así, las organizaciones celebran el inminente protocolo. Bassan asegura que “después de 19 meses de no poder trabajar, se celebra mucho. Las milongas son el espacio predilecto, de máxima confluencia de actividad laboral relacionada al tango y también es la casa de muchos y muchas. Es importante poder ejercer el derecho al trabajo y que eso conlleve una responsabilidad de cuidado”.