Desde Washington, DC
En las semanas que siguieron a la derrota en las elecciones de noviembre, la cabeza de Donald Trump estuvo concentrada en un solo tema: las denuncias infundadas de un supuesto fraude. La obsesión tensó la relación con su vicepresidente Mike Pence y con otros miembros de su administración, que veían cómo el entonces presidente cada vez más representaba un riesgo para la estabilidad del país. Eso es lo que viene a contar Peril (Peligro, en inglés), el nuevo libro de Bob Woodward, uno de los periodistas que investigó el escándalo Watergate.
Después de "Miedo" y "Furia", los libros de Woodward que también se enfocaron en la presidencia de Trump, "Peligro" se centra en los últimos días del magnate en la Casa Blanca. Una suerte de final de trilogía que trata, como otros libros editados este año en Estados Unidos, de indagar qué pasó en los dos meses entre que el republicano perdió la reelección y se fue del gobierno sin asistir a la ceremonia de investidura de su rival Joe Biden. Escrito junto al periodista del Washington Post Robert Costa, "Peligro" también hace un recuento de los primeros días del nuevo gobierno demócrata y de los desafíos que encontró Biden al asumir: pandemia, crisis económica y una democracia en riesgo tras el asalto de los fanáticos trumpistas al Capitolio.
Las escenas que giraron en torno al ataque del 6 de enero pasado son uno de los escenarios centrales del libro. Allí aparece, por ejemplo, la conversación que Trump y Pence tuvieron un día antes, en la que el ex mandatario le insistió a su segundo que declarara inválidos los electores de los estados en los que según él había habido fraude. Pence se negó y sostuvo que no había encontrado ningún abogado que le dijera que eso estaba en sus facultades como vicepresidente. “Bueno, ¿y si esta gente dice que sí las tenés?”, (dice el libro que) le preguntó Trump. Se refería a los seguidores que planeaban la multitudinaria manifestación que al día siguiente se convertiría en la turba que asaltó el Congreso. Pence fue inflexible y Trump concluyó: “Nos traicionaste. Yo te hice. Vos no eras nada”.
Milley, la estrella
La estrella del nuevo libro no es solo el magnate. La figura que esta semana llegó a los titulares de los medios del país es la de Mark Milley, el presidente del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas estadounidenses. Según recogen Woodward y Costa, Milley estaba seguro de que Trump había sufrido un “serio deterioro mental” después de las elecciones.
Milley es todavía el militar de rango más alto en el país norteamericano. Según el libro, durante los últimos meses del gobierno de Trump, llamó dos veces en secreto a su par de China para asegurarle que Estados Unidos no atacaría al gigante asiático. “General Li, quiero asegurarle que el gobierno estadounidense está estable y que todo va a estar bien”, le dijo en un primer llamado realizado en octubre del año pasado, antes de las elecciones. “Estamos cien por ciento firmes. Todo está bien. Pero la democracia a veces puede ser desprolija”, sostuvo en una segunda comunicación. Para ese momento, ya había ocurrido el ataque al Capitolio.
El general no solo tuvo esas conversaciones secretas. Por su cuenta, también dio órdenes para que se le avisara si Trump en algún momento daba la orden de utilizar armas nucleares. El libro asegura que Milley no fue el único que estaba en un estado de alarma, sino que también otros miembros de la administración temían un golpe de Estado de la derecha estadounidense.
Esta semana, en declaraciones a un medio conservador, Trump calificó las acciones como una “traición” y sostuvo que nunca pensó en atacar China. Biden, por su parte, se limitó a decir que tiene “una gran confianza” en el general.
El contexto
Desde la Casa Blanca también sostuvieron que “es importante considerar el contexto” en el que se desarrollaron las acciones de Milley. “El presidente saliente, en ese período de tiempo, fomentó la agitación, lo que llevó a una insurrección y a un ataque al Capitolio de nuestra nación”, dijo la secretaria de Prensa, Jen Psaki. La funcionaria también indicó que, más allá de lo que cuenta el libro, hay “reportajes extensos y comentarios de los miembros del propio gabinete” de Trump que “cuestionan la estabilidad del ex presidente, su comportamiento y su capacidad para supervisar la seguridad nacional” del país.
Con las imágenes del ataque todavía en la memoria, la ciudad de Washington se prepara ahora para alojar una marcha insólita. Para este sábado, está convocada una manifestación frente al Capitolio para pedir “justicia por el 6 de enero”. La organizan los trumpistas, en un nuevo intento por reescribir la historia de lo que sucedió hace poco más de ocho meses. Están convencidos de que son víctimas de una persecución política.
“Nuestros corazones y nuestras mentes están con la gente perseguida tan injustamente por la protesta del 6 de enero por la elección presidencial arreglada”, los acompañó esta semana Trump, insistiendo en su mentira sobre el resultado de los comicios. Por las dudas, la Policía del Capitolio volvió a poner las vallas alrededor del predio.