“Tenemos la misma pobreza y la misma inflación que durante el macrismo. Fin de la historia”, resumió la usuaria @Lila_Levy en Twitter el pensamiento de un sector de votantes o ex votantes del Frente de Todos. Fue después del resultado electoral del domingo, que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner atribuyó a “una delicada situación social” y a la aplicación de una “política de ajuste fiscal equivocada”. “No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y no sólo al Presidente de la Nación”, reclamó en su carta pública.
Atraso salarial, descontrol de precios -especialmente en alimentos y remedios- y falta de trabajo fueron los principales problemas que identificó. “Sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno”, puntualizó.
Luego recordó: “En 2015 perdimos las elecciones con el mayor salario en dólares de Latinoamérica -que representaba más del doble del salario actual-, con una inflación que era menos de la mitad a la del presente”.
Los cuestionamientos de Cristina a la política económica identifican las mayores demandas del electorado: control de la inflación, especialmente sobre los formadores de precios; recuperación del poder adquisitivo de salarios, jubilaciones, pensiones y asignaciones; creación de puestos de trabajo; ampliación de la asistencia a sectores sociales y a quienes todavía se ven afectados por la pandemia; créditos y soluciones para la vivienda, entre otras.
Junto con ello, los mismos sectores mencionados al comienzo reclaman al Gobierno mayor decisión política para encarar los desafíos, y mejoras en la gestión, en particular en algunas áreas.
Por derecha, la oposición plantea el reemplazo de las indemnizaciones por despido por un seguro, ajustar el gasto público, quitar retenciones, habilitar la libre exportación de carne, bajar los impuestos a las empresas y disminuir los subsidios a las tarifas. Es decir, el modelo neoliberal que aplicó el gobierno de Cambiemos y que sumergió al país en una crisis profunda, con el agregado de la herencia de una deuda gigantesca con acreedores privados y el FMI. Pero esas propuestas lograron retener una porción mayoritaria de los votos de Juntos por el Cambio en 2019 y se impusieron en las PASO al proyecto de modelo productivo que defiende el Frente de Todos.
En dos semanas, el jueves 30, se conocerán los datos oficiales de pobreza e indigencia durante el primer semestre del año. Allí se podrá trazar una comparación precisa con los niveles pre pandemia y con los de 2019, aunque la gravedad de la situación es evidente.
Hasta entonces, además, el Indec publicará las estadísticas de desocupación y distribución del ingreso del segundo trimestre, y las de actividad económica y comercio exterior de julio.
En todos esos indicadores quedará expresado el conflicto que estalló en el gobierno nacional después de las elecciones. Las cifras sociales mostrarán lo que advirtió Cristina Kirchner: lo agudo de la crisis y su alcance generalizado, así como la insuficiencia de las políticas públicas para reparar tanto daño. Pero las de actividad económica ratificarán la tendencia de una recuperación cada vez más veloz y también más extendida, producto de la reapertura de sectores por el avance de la campaña de vacunación y la retracción de la pandemia.
El Gobierno logró 13 meses consecutivos de creación de empleo en la industria, con una expansión 4 puntos por encima de los registros de enero a julio de 2019. Julio fue el mejor mes en las fábricas de los últimos tres años. En construcción, el alza fue de 1,1 punto contra 2019, con ventas crecientes de materiales, aunque todavía restan generar 69 mil empleos para volver al nivel de dos años atrás. El consumo minorista, a su vez, se ubica 13,7 puntos arriba de enero a agosto de 2020, pero todavía 12,3 puntos abajo que en igual lapso de 2019, según el relevamiento de CAME.
Todo ello no ocurrió porque sí y es lo que el Poder Ejecutivo confiaba que sería comprendido por sus votantes. Hubo cambios sustanciales en la política económica que obtuvieron éxitos concretos:
* Terminaron los tarifazos de servicios públicos.
* Terminó la apertura irrestricta de importaciones y se recuperó la producción nacional.
* Bajaron las tasas de interés para la producción y el consumo.
* Terminó el endeudamiento salvaje y se recuperó el crédito interno para el Estado.
* Se evitaron devaluaciones y se puso freno a la fuga de capitales.
* Se estableció la doble indemnización y la prohibición de despidos en la pandemia.
* El salario mínimo está en proceso de recuperación, partiendo de niveles muy bajos heredados del macrismo.
* Se restablecieron derechos sociales como los medicamentos gratis para jubilados, la vuelta del plan Qunita, la distribución de computadoras entre estudiantes, las becas Progresar y el reconocimiento de aportes previsionales a mujeres por las tareas de cuidado.
* Se eliminó el impuesto a las Ganancias para 1,2 millones de trabajadores y jubilados.
* Se creó el aporte extraordinario de grandes fortunas.
* Se dio marcha atrás con la baja de contribuciones patronales y del impuesto a los Bienes Personales que había impuesto el macrismo.
* Volvió el Ahora 12 y se creó el Ahora 30.
* Se generaron créditos a tasa 0 para monotributistas y con tasa subsidiada para jubilados.
* Se limitaron las exportaciones de carne para frenar los aumentos de precios en el mercado interno.
* Se aprobó una ley para disminuir las tarifas del gas en zonas frías y se declaró a las telecomunicaciones como servicios públicos esenciales.
* El PIB crecerá 8 puntos o más este año, frente a la caída del 9,9 de 2020.
Sin embargo, en ese cuadro general de salida paulatina de la crisis, los brotes verdes parecen algas que crecen debajo del agua para millones de adherentes al Frente de Todos, luego de tres años de hundimiento económico, dos en el macrismo y el 2020 de la pandemia.
Cristina hizo otro señalamiento punzante en esta cuestión: “Ojo, yo no quiero que el crecimiento de 2021 se lo queden tres o cuatro vivos nada más”, recordó que le avisó a Alberto Fernández en el acto de La Plata en diciembre del año pasado. “Hay que alinear salarios y jubilaciones, obviamente, precios, sobre todo de alimentos y tarifas”, precisó.
El general Perón decía, circuló en las redes sociales esta semana, que "nadie puede solucionar un problema social si antes no soluciona un problema económico, y nadie soluciona un problema económico sin antes solucionar un problema político". Está a la vista. El tiempo dirá si los cambios en el gabinete anunciados anoche logran ubicar al Gobierno y al Frente de Todos en ese camino.