Desde Santa Fe

Silvia Abdolatif y Patricia Traba se abrazaron fuerte en medio de una multitud que desbordó la plaza de Mayo. "No pasarán", susurró Patricia al redoblar el aliento. Las dos pusieron el cuerpo durante cuarenta años para denunciar el terrorismo de estado y a la "patota de saco y corbata", como llamó Silvia al grupo que operaba el ex juez Víctor Brusa. Ese abrazo con ojos húmedos se repitió anoche por miles en una marcha contra el 2x1 -impactante‑ en Santa Fe. Más de 10 mil personas se concentraron frente a la Casa de Gobierno bajo la consigna: "Señores jueces: Nunca más" y reclamaron el juicio político de los tres ministros de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Elena Highton de Nolasco que votaron el "fallo de la impunidad", la "amnistía encubierta" para "asesinos, violadores, torturadores y apropiadores" de bebés. "Los cortesanos del poder como Rosatti pretenden liberar a sus amigos, entre ellos Brusa y el ex agente de inteligencia Eduardo "Curro" Ramos", dice el documento de Hijos que una de sus militantes Valeria Silva leyó en el acto.

La convocatoria era la plaza de Soldado, a siete cuadras del casco histórico. Y ayer ocurrió un hecho nunca visto: cuando los primeros de la columna llegaron a la plaza de Mayo, que ya estaba repleta, los últimos, aún no habían salido del punto de encuentro. Siete cuadras de una marea humana, a paso lento. Así que cuando la cantante Natalia Pérez comenzó a entonar el himno en el palco, aún no había ingresado el grueso de la columna. El trayecto era un abanico de expresiones políticas, gremiales y de los movimientos sociales. A la cabeza, la bandera de Hijos, del Foro contra la Impunidad y de los organismos de derechos humanos.

Después seguían los sindicatos de la CGT y de la CTA; las agrupaciones de la JP y el peronismo. Y hasta militantes de la UCR -de los '70 y de ahora‑ encabezados por la ex vicegobernadora y ex fiscal Griselda Tessio y el diputado y ex vicegobernador Jorge Henn. Los radicales llevaban una celeste y blanco "Por el ruso" (Sergio Karakachoff, el fundador de Franja Morada secuestrado, torturado y asesinado por la dictadura en setiembre de 1976). Más atrás, marchaban los partidos de izquierda y los del Frente Progresista, entre ellos el Partido Socialista y la Juventud Radical.

Los cantos preferidos eran para Mauricio Macri y Rosatti. "¡Al 2x1 no lo vamos a aceptar!", le gritaron al juez santafesino. Y en los carteles sobresalían las fotos del que votó el 2x1 y el que lo pidió: Brusa. Cuando los manifestantes de izquierda pasaron entre la Catedral Metropolitana y el Arzobispado se acordaron del arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo.

Ya en el acto, Valeria Silva leyó el documento de Hijos. Tenía en el pecho la foto de su mamá Nilda Silva, asesinada por un grupo de tareas, en abril de 1977. "No se trata de un 2x1, de sus cárceles vip o sus prisiones domiciliarias. Esto es una amnistía encubierta, una ley del perdón", dijo.

"Al Poder Judicial y clerical de la Argentina le decimos que no nos vamos a reconciliar" con "los asesinos genocidas" que "nunca fueron amigos del pueblo. No podemos convivir con ellos. No queremos amigarnos con la muerte, la desaparición, la violación y la tortura". Y exigió la "inmediata nulidad y derogación del 2x1 para genocidas y cualquier otro intento de perdón".

Hijos reclamó el juicio político de los tres jueces de la Corte y exigió a la Universidad del Litoral que "expulse del claustro educativo a Rosatti, quien hoy tiene la caradurez de ser director de la maestría en Teoría Constitucional y Derechos Humanos".

Valeria demandó "juicio y castigo a los genocidas, sus cómplices, partícipes y beneficiarios", gritó cuatro veces "¡Justicia, justicia, justicia, justicia! Y se quedó sin voz. Ella tenía cuatro años cuando masacraron a su madre en su casa, su hermano mayor seis y el menor, apenas ocho meses, en abril de 1977, en el barrio Santa Rosa de Lima.