Lo que en las planillas de cálculos de analistas y pronosticadores, a priori, podía parecer un absurdo electoral, se confirmó el domingo pasado: en la provincia de Buenos Aires el peronismo unido obtuvo 440 mil votos menos que los que cosechó --casi en soledad-- Cristina Fernández de Kirchner como candidata a senadora en 2017. Una semana después de la abrumadora derrota, el diagnóstico es unánime. Las urnas manifestaron el malestar social que existe principalmente por el desacople entre precios y salarios. Y el voto castigo, inevitablemente, lo recibió el gobierno nacional. En medio de renuncias, epístolas y cumbres de urgencia, intendentes y funcionarios provinciales dialogaron con Página/12 para revisar errores y descomponer el mensaje de las urnas; sumaron al debate otros aspectos como la prolongada suspensión de las clases presenciales y el problema de la inseguridad. En clave electoral, también plantearon el impacto que tuvo el nivel de ausentismo y los desperfectos en la coordinación de la campaña. ¿Es posible revertir el resultado en noviembre?
El distrito bonaerense como “termómetro de la temperatura social y económica” de Argentina, tal como refirió la expresidenta, marcó que al Estado le faltó presencia en la calle. Sobre las demandas insatisfechas, el intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, indicó que el Frente de Todos no pudo cumplir con lo prometido en 2019. “A la gente no le alcanza para comer y no pueden esperar a que pase la pandemia”, señaló. Por su parte, el jefe comunal de Morón, Lucas Ghi, indicó que “evidentemente, no se alcanzó a responder a las expectativas. Sobre todo, el impacto que tiene en la vida cotidiana la dinámica inflacionaria con las limitaciones que supone en el poder adquisitivo". "Eso hizo que el balance sea negativo”, sentenció.
¿Fue insuficiente la asistencia del Estado? “La ayuda social siempre es poca en un país con tantas desigualdades”, sostuvo el intendente de Tigre, Julio Zamora, tras resaltar las medidas económicas que tomó la Casa Rosada. Asimismo, la ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Teresa García, destacó políticas como el IFE, aunque lamentó “que haya sido interrumpido”. “Era un instrumento muy importante para las familias con empleo informal. La cuestión económica fue el gran condicionante de la elección”, aseveró.
Si bien el centro del debate por el resultado electoral tiene como eje el deterioro del poder adquisitivo, Zamora planteó que no hay que dejar de mirar aspectos de la administración de la pandemia que se podrían haber resuelto de otra manera. “Hubo mucha demora en la discusión sobre los protocolos administrados. Eso generó angustia en empresas y comerciantes. También en relación a las escuelas. Y refleja una parte del resultado”, afirmó. En relación a la suspensión de la presencialidad, Lucas Ghi coincidió en que es “imposible negar que tuvo impacto”. “Obviamente, es un análisis que hacemos ex post. Cuando tuvimos que tomar decisiones nos movimos entre bandas porque lo que estaba en juego eran las vidas. No fueron decisiones caprichosas o arbitrarias sino que tuvieron fundamentos como publicaciones internacionales. Si bien no se puede no reconocer el impacto que tuvo en la rutina de las familias, el Gobierno actuó en función de un bien supremo que es la salud”, explicó.
En la misma línea, Descalzo reconoció que hubo fuertes demandas por el regreso a la escolaridad en los colegios. No obstante, enfatizó en que lo importante es que “se logró controlar la pandemia”. Asimismo, agregó otra problemática poco tratada en la campaña: la inseguridad. “Los vecinos nos piden por la seguridad. Es una deuda de la democracia. Hay que hacer un mayor esfuerzo porque mientras roban y asaltan, a veces nosotros estamos en otro canal”, sentenció.
Por fuera de las demandas sociales, en el peronismo provincial se reparten responsabilidades por las falencias que hubo en la campaña. “No salimos a buscar los votos. No hubo estructura. Eso se debe a que se cerraron las listas en los despachos y no se trabajó en el territorio. En La Plata había compañeros tomando café a las 4 de la tarde. Tipos que han estado siempre en circuitos electorales y que esta vez no estaban metidos”, señaló un referente del distrito. La principal crítica es que faltó coordinación. "Los candidatos y referentes provinciales hicieron campañas por separado", señalaron desde un sector del peronismo provincial, un planteo que fue validado por distintos equipos de campaña.
¿Hay márgen para revertir el resultado? En el gobierno provincial siguen de cerca la merma en el nivel de participación del electorado. “En las PASO, siempre tuvimos en promedio una asistencia del 74 por ciento. Esta vez fue del 68 por ciento”, detalló García y se muestró optimista de cara a las generales de noviembre: “Es reversible. El márgen es muy escaso. Son 4,36 puntos”.
Todos los plenos del oficialismo, la apuesta fuerte, estuvieron puestos en la Tercera Sección electoral, sur y oeste del conurbano, donde históricamente el peronismo obtiene una ventaja contundente. Si bien ganó en 15 de los 19 municipios, el volumen electoral fue significativamente menor a 2017. En comparación, perdió 321 mil votos. En La Matanza, por ejemplo, Unidad Ciudadana con CFK como candidata a senadora obtuvo un 50,02 por ciento (397 mil votos). El domingo pasado, esa cifra cayó a 46,05 por ciento (291 mil votos). De 2017 a hoy, el peronismo unido perdió casi 90 mil votos en su bastion electoral.
¿Qué pasó con Juntos por el Cambio? También perdió sufragios. En 2017 obtuvo un 30,14 por ciento (239 mil votos) por ciento frente a un 27,25 por ciento (172 mil votos) que logró en las PASO de la semana pasada. El dato clave es que el nivel de participación en el distrito fue uno de los más bajos de toda la Provincia: 62,28 por ciento. En el gobierno bonaerense estimaron que una mayor participación podría modificar la ecuación en noviembre. En ese sentido, Lucas Ghi planteó que es probable que incrementar la asistencia favorezca al oficialismo, aunque resaltó que “tampoco se puede apelar al pensamiento mágico y decir que todo el universo que no fue a votar los va acompañar y que por eso el resultado electoral va a ser distinto”. “Eso sería un reduccionismo. Tenemos que lograr las condiciones para que los que no fueron a votar vayan. Pero lo más importante es ser receptivo a las demandas de la sociedad y que el Estado intervenga en la puja económica en favor de los sectores informales", expresó.
En el interior bonaerense, el Frente de Todos sabía que el panorama era adverso. No obstante confiaban en que la balanza se iba a inclinar a su favor, de la mano de las más de 4 millones y medio de personas que votan en la Primera Sección electoral, norte y oeste del conurbano. Sin embargo, de los 24 partidos que la conforman, en donde dos años atrás el peronismo unido había ganado en 19, el domingo pasado se impuso solo en 9. Para Julio Zamora no vieron venir la estrategia de Juntos por el Cambio de sumar volumen electoral a través de las internas. “La falta de una competencia nos dejó en desigualdad de condiciones. Encima anticipadamente había resultados que decían que por el sello ya éramos ganadores. Al que simpatiza con el peronismo, pero no lo milita, esas cosas no le generan entusiasmo”, explicó. Además, señaló que hubo una alta dispersión del voto. “Veníamos con una dispersión de entre el 8 y 10 por ciento. En esta elección fue del 23 por ciento. En el cuarto oscuro para encontrar la boleta tenías que concentrarte y hacer un largo recorrido. Eso en las generales se achica”.
Por último, sobre la tensión que hubo esta semana entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, Descalzo fue contundente: “Es un papelón. Hay que salir rápidamente de esto que está ocurriendo. Hay que poner mesura y frialdad, racionalidad. Yo sé que no es así, pero la gente cree que se están peleando por los cargos. Hay que enfocarse en el crecimiento y en generar trabajo”.